IGUALES

Janet Camilo, Isabel Tajahuerce y Mónica Melle durante la jornada. Fotografía: Marta Reig

“Esta pandemia nos ha cambiado la vida, es necesario un análisis con perspectiva feminista”

Texto: Marta Reig González - 6 oct 2021 09:44 CET

Janet Camilo, ministra de la Mujer de República Dominicana los años de 2016 a 2020 y vicepresidenta de la Internacional Socialista, participa en la cuarta jornada del proyecto “Impacto de género del confinamiento por Covid-19 en la actividad investigadora”, organizada por la Unidad de Igualdad y el Instituto de Investigaciones Feministas (ISNTIFEM) de la UCM.  

 

 

La intervención de Janet Camilo, vicepresidenta de la Internacional Socialista, versó sobre cómo el Covid-19 impactó en la vida de las mujeres dominicanas: “violencia, teletrabajo y academia”. La aportación de la exministra a este proyecto, dirigido por la delegada del Rector para Igualdad de la UCM, Isabel Tajahuerce Ángelobserva la situación de las mujeres en el mundo durante el confinamiento. A través de una encuesta mixta realizada al Personal Docente e Investigador de la universidad (PDI), se estudian los efectos del confinamiento en el Personal de la UCM, desde un enfoque de género.  

 

Camilo reivindicó en su intervención la necesidad y pertinencia de un análisis feminista de las consecuencias, todavía latentes, de la pandemia de Covid-19. “Esta pandemia nos cambió la vida, es necesario un análisis desde la perspectiva feminista”, apuntó. El confinamiento, de acuerdo con las evidencias presentadas a lo largo de las jornadas, ha tenido un efecto más nocivo en las mujeres, pues las ha expuesto a una sobrecarga de trabajo y cuidados, a una disminución drástica del tiempo dedicado a sus carreras e, incluso, a la indefensión ante la violencia cuando se han visto encerradas con su agresor.  

 

Las mujeres en la República Dominicana 

En este contexto, Camilo señaló: “en la República Dominicana, y en el mundo, nos enfrentamos a dos pandemias, la del Covid-19, y la de la discriminación”. Las mujeres seguimos quedando atrás en la agenda de la gobernanza, con menos medidas políticas y económicas que pongan las necesidades de las mujeres en el centro. “Las mujeres dominicas han sufrido triple impacto: violencia, carga de cuidados y empleo”. Según el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (CEPAL), miles de mujeres corren el riesgo de caer en la pobreza. El índice de feminidad en hogares pobres demuestra que las políticas para reducir la pobreza no han beneficiado de la misma manera a mujeres y hombres. En 2019, por cada 100 hombres viviendo en hogares pobres, había 112,7 mujeres en la misma situación.  

 

Como indica la CEPAL, la República Dominicana es el quinto país con mayor tasa de feminicidios de América Latina. “Los gobiernos siguen sin dedicar dinero para construir un sistema donde la violencia de género sea la excepción y no la regla”, denunció Camilo. Durante la pandemia aumentó la violencia ejercida contra las mujeres en República Dominicana, los feminicidios y los embarazos en chicas adolescentes aumentaron también. “La violencia de género es producto del sistema cultural, patrones que hemos normalizado”. 

 

Si a esta situación de discriminación y vulnerabilidad previa al confinamiento por Covid-19 se le suman los efectos del trabajo a distancia, la situación de las mujeres se ve recrudecida.  “El teletrabajo ha traído más violencia a las mujeres en los hogares y más trabajo, ya que no tiene horario y no está regularizado en materia de derechos laborales”, explico Camilo. “Las mujeres somos las responsables del trabajo no remunerado, como se ha visto en la pandemia”, continuó, “hay que balancear la agenda de los cuidados, es uno de los elementos clave para el futuro”. 

 

La otra cara de la igualdad 

La ex ministra de Mujer ahondó en lo que llamó “la otra cara de la igualdad”: la educación. Insistió en la necesidad de “deconstruir” el machismo violento, crear nuevas relaciones de roles, apostar por la eliminación de la violencia contra las mujeres y legislar en pro de la igualdad de posibilidades de las niñas. Esto es invertir en “la educación de las niñas, para abrir sus posibilidades laborales y promover liderazgos horizontales”. señaló Janet Camilo, destacó también la necesidad de que las niñas sepan que pueden emprender y llegar a ser líderes. “Hay que cambiar el modelo de educación para que las mujeres puedan generar sus propias iniciativas y entrar en el mundo de la empresa”. 

 

En este sentido, Camilo analizó los liderazgos femeninos durante la pandemia: “el liderazgo de las mujeres en la pandemia ha demostrado efectos positivos. En aquellos países donde las mujeres lideraron la pandemia se obtuvieron mejores cifras. La igualdad es un buen negocio, donde hay más mujeres las empresas funcionan mejor”, subrayó. 

 

Salud Mental: las mujeres como sujetos de valor 

“La salud mental de las mujeres se vio afectada en mayor medida durante la pandemia”, dijo Janet Carrillo, y en esta apreciación coincidió  con las ponentes de la tercera jornada de este proyecto, Amparo Mañés Barbé, Directora de la Unidad de Igualdad de la Universidad de Valencia, Isabel Jiménez Lucena, Vicerrectora de Igualdad, Diversidad y Acción Social de la Universidad de Málaga, Carmen Fernández Montraveta, Directora de la Unidad de Igualdad de la Universidad Autónoma de Madrid, y Magdalena Suárez Ojeda, Directora de la Unidad de Igualdad de la Universidad Complutense de Madrid. También para ellas, la salud mental de las mujeres fue uno de los ejes centrales. 

 

“La autonomía económica, física y de toma de decisiones, son principales para la felicidad de las mujeres”, señaló. Según la vicepresidenta de la Internacional Socialista, las mujeres debemos “reconocernos como sujetas de valor” y esto se consigue con la sororidad. Explicó, en este sentido, que el ocio para las mujeres es necesario para la salud mental: “hay que educar a las mujeres en el descanso”. 

 

La salud mental también estriba en alzar la voz desde la conciencia individual. Las mujeres tienen que ocupar un lugar público: “el empoderamiento de las mujeres va de la imagen que tiene la mujer de sí misma. En la sociedad, a las mujeres se nos construye con una autoestima muy baja”.  

 

Oportunidad de cambio: pacto social por la igualdad 

La exministra apuesta por un nuevo pacto social basado en la igualdad. Resalta la importancia de “construir un nuevo relato sobre los sentimientos de pérdida, temor y abandono” y de colocar a las mujeres al frente de esta narrativa de la lucha por la igualdad, emancipación y felicidad individual. “El futuro se construye hoy: mujeres atrevidas y decididas. Necesitamos sororidad, la igualdad se construye con hombres y mujeres, para mayor garantía del bienestar social e igualdad de oportunidades. 

 

 

Mónica Melle: impacto tecnológico en el empleo de las mujeres tras la pandemia 

Mónica Melle, profesora de la facultad de Ciencias Económicas y secretaria general de AMIT (Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas), que participó también en esta jornada sobre el impacto de género del Covid-19, ahondó en la situación de las mujeres en las Ciencias. “Las mujeres acuden más al teletrabajo por los cuidados”, señaló, “tenemos jornadas triples con muchos frentes”. 

 

Melle incidió en la necesidad de avanzar hacia la corresponsabilidad. “Las tareas deben ser compartidas. Es un tema cultural, mientras que niños y niñas no aprendan que los cuidados es una cosa de ambos, no se avanzará”. También apuntó a la relación que esta desigualdad tiene con la salud mental: “las mujeres sufrimos unos problemas de salud mental muy superiores a los hombres, por el trabajo de los cuidados y violencia de género”. 

 

La robótica: un futuro que escapa a las mujeres 

La profesora habló de la economía 4.0, hacia la que nos dirigimos a gran velocidad, acelerada por la pandemia. “Estamos viviendo una robotización y digitalización en todos los sectores. Está cambiando la forma en que se genera riqueza”, afirmó. “Esto requiere una mayor formación, los trabajos que no requieren de formación están siendo ejecutados por máquinas y desparecerán del mercado laboral”. Melle explicó el riesgo que sufrimos las mujeres de quedar fuera de esta economía, que centrará la actividad de nuestra sociedad y que concentrará los empleos de mejor calidad y la innovación. 

 

“Las mujeres no están siendo partícipes en igualdad de este cambio. En la educación hay una mayoría de hombres y, por lo tanto, en los empleos también. Nos queda mucho por hacer”, advirtió. Para mejorar este aspecto hay que trabajar en el nivel inicial de la educación, “las chicas no se ven en las ciencias por los estereotipos que se adquieren a partir de los 5 años. Las niñas consideran que están en un grupo inferior, pero no creen que vayan a liderar. Esto marca de por vida”, explicó. 

 

La socialización diferenciada genera el Síndrome de la Impostora, término desarrollado por las psicólogas clínicas Pauline Clance y Suzanne Imes, que explica la incapacidad de reconocer los propios logros. “Pensamos que no vamos a dar la talla, que no estamos capacitadas”, señala Melle, “eso hace que las mujeres se dediquen a la vida privada y tengan carreras discontinuas”.  Las mujeres, casi desde el inicio de sus vidas, eligen otros caminos, lo que desemboca en una segregación ocupacional y una brecha laboral. 

 

“Las niñas perciben que no es su lugar la ciencia, no se ven representadas, antes de los 6 años. Esto lleva a una sociedad cada vez más desigual porque la sociedad es cada vez más digital y los estereotipos se agudizan. En la educación no se ha avanzado, la brecha en las carreras STEM se ha ensanchado. Lleva estancada una década. Además de las diferencias en la educación, las mujeres encuentran otros obstáculos en las carreras tecnológicas y científicas, tienen más dificultad de acceso a financiación. 

 

La tecnología no es neutra: invisibiliza a las mujeres  

La tecnología no es neutra: hay sesgos de género y brecha de datos en la tecnología, actualmente en la big data hay sexismo y racismo. “Las mujeres han de estar en la programación, esta tecnología va a estar en todo en nuestras vidas y no es neutra. Está cargada de estereotipos en sus diseños, en su uso”, explica Melle. Si la tecnología no es ideada y programada por mujeres y hombres en igualdad, favorecerá una sociedad cada vez más patriarcal, con las mujeres cada vez más invisibilizadas. “El futuro es digital y tecnológico y necesita la visión femenina para que no se siga retrocediendo y para ello hay que empezar con la educación, socialización”