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Josep Borrell en el curso de verano de la UCM "Aportaciones de España a la Unión Europea desde la firma del Tratado de 12 de junio de 1985”

Josep Borrell reconoce que la UE ha dejado de tener relevancia como actor geoestratégico mundial

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 11 jul 2025 13:30 CET

La posición de la UE con respecto a apoyar a Ucrania se ha roto por la división interna, lo que ha hecho la UE con Gaza es la ruina moral de Europa, Occidente ha dejado de existir como unidad ideológica, y la UE tiene problemas de tecnología, seguridad, demografía y credibilidad. Estas ideas, y muchas otras, son las que ha pronunciado Josep Borrell, ex alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, en su conferencia dentro del curso de verano de la UCM “Aportaciones de España a la Unión Europea desde la firma del Tratado de 12 de junio de 1985”.

 

Josep Borrell, quien ha ocupado numerosos cargos de relevancia dentro de la Unión Europea, asegura que en su seno siempre ha habido conflictos, tanto entre instituciones como entre personas, sobre todo en torno a la división de competencias, “que está mal articulada, y en los casos en los que está bien, no se cumple”.

 

Por tanto, reconoce Borrell que en su trabajo como alto representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad sólo ha tenido un gran logro, que fue conseguir el apoyo unánime para armar a Ucrania frente a la invasión rusa. Confiesa, eso sí, que la ayuda fue lenta y que si los ucranianos consiguieron frenar a Putín en su avance sobre Kyiv fue por sus propias capacidades y, poco después, por el envío de ayuda militar de Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, que llegó mucho antes que la de la UE.

 

Considera Borrell que Putín no quiere anexionarse un trozo de Ucrania, sino que su objetivo es cambiar el régimen político del país. Rusia, además, no tiene prisa en acabar la guerra, y sus objetivos podrían estar más cerca de lo previsto si Estados Unidos deja de enviar dinero, una vez que se acabe lo aprobado por Joe Biden, y si la Unión Europea no consigue desbloquear los 6.000 millones que estaban previstos y que se han quedado inmovilizados por la negativa de Hungría a seguir aportando fondos a Ucrania. Asegura Borrell que “ahora, la Unión Europea está rota, así que habrá que ver qué va a pasar”.

 

Gaza

Frente a ese apoyo unánime que hubo con la invasión de Rusia a Ucrania, la situación ha sido totalmente diferente en lo que se refiere a los ataques de Israel a Gaza. En ese caso, y de manera mayoritaria, los países europeos se han alineado con la idea de que Israel tiene derecho a su defensa, cumpliendo con el derecho internacional. Borrell afirma que todo el mundo sabe que Israel no cumple ese derecho, pero a nadie le ha importada, con contadas excepciones, como el gobierno de España, que “ha hecho un trabajo extraordinario, que ha salvado, en lo posible, el honor de Europa”.

 

Reconoce Borrell que la UE ha mandado ayuda humanitaria, pero que esta ha quedado bloqueada por Israel, que “utiliza el hambre como arma de guerra”. El político asegura que con Gaza los europeos hemos perdido toda credibilidad al no defender los derechos humanos y “hemos sido absolutamente cómplices de algo que tiene una clara voluntad genocida”. Informa de que, de momento, en el ataque israelí van 60.000 muertos, dos tercios de ellos mujeres y niños, y que han caído sobre Gaza bombas con una potencia explosiva equivalente a seis veces la bomba de Hiroshima, que lo han destruido todo. Además, los habitantes de Gaza no pueden huir del conflicto, porque Israel, Egipto y Jordania los tienen encerrados allí.

 

Cuenta Borrell que él mismo ha visto centenares de camiones de ayuda detenidos en las fronteras y a militares israelíes rechazándolos porque llevan lo que consideran como “productos de lujo”, ya sean barritas de proteínas, material higiénico para mujeres, leche en polvo para bebés o depuradoras.

 

A la infamia de dejar morir a los palestinos de hambre, ahora Israel añade los asesinatos en las colas para recoger comida. De acuerdo con el conferenciante, “cuando están allí, mercenarios americanos que están en las colinas, tiran contra la pobre gente que va a intentar coger un poco de comida”. Y mientras, “los europeos mirando para otro lado y, a veces, sacándose fotos en la frontera de cómo llevamos ayuda humanitaria”.

 

De manera tajante, considera que “lo que ha hecho Europa frente a Gaza es la ruina moral de Europa. Con alguna excepción, como la de España, que se ha salvado”, por la actuación decidida del gobierno.

 

La insignificancia europea

Ese conflicto ha demostrado la irrelevancia en seguridad de la política europea, al igual que ha ocurrido cuando Israel y Estados Unidos bombardearon Irán, cuando se invita a Netanyahu, condenado por la Corte Penal Internacional, a algún país europeo, o cuando se le deja sobrevolar países de la UE de camino a Washington.

 

La incapacidad de proveer seguridad se ve también en otros casos concretos, como cuando Azerbaiyán atacó Armenia y obligó a desplazarse a 100.000 personas, y “la Unión no hizo nada, porque no puede hacer nada, más allá de dar una ayuda con cuentagotas al ejército armenio, lo que no cambió para nada un equilibrio de fuerzas que ya era imposible cambiar”. Y, por si fuera poco, cuando Azerbaiyán convocó, algo después, la COP29 en Bakú, todos los países europeos van sin reprochar nada al país.

 

Otro ejemplo es la interrupción del tráfico en el Mar Rojo, porque, cuando ocurre, la Unión Europea manda dos barcos, a pesar de que no todos los países quieren participar. Al final, los que proveen seguridad, porque “son capaces de utilizar armas, no para defenderse, sino para atacar, son los americanos y los británicos”.

 

El nuevo orden mundial

Borrell afirma que no hay que llevarnos a engaños y que hoy en día existen dos grandes polos: el financiero, de Estados Unidos, y el industrial, de China, que ya es responsable del 30% de la producción industrial mundial, “más que Estados Unidos, Alemania, Japón y Reino Unido juntos”.

 

Frente a esos dos polos, Occidente ha dejado de existir como una unidad ideológica, y aunque todavía existe la OTAN, ya no se sabe qué importancia tiene, porque “el socio más importante ha dicho que depende, así que no es muy fiable”.

 

En cuanto a Estados Unidos, aunque sea el principal polo financiero, ya no es el líder del mundo libre, porque el proyecto MAGA quiere “acabar con el régimen de la democracia liberal americana, desmantelar el sistema político democrático liberal de Estados Unidos. Atacando, para ello, la separación de poderes, la justicia, las universidades, las fuentes del saber y utilizando al inmigrante como chivo expiatorio”. En cuanto a su política exterior, su estrategia es establecer “alianzas transaccionales con los grandes poderes autoritarios del mundo, como China, Rusia o Corea del Norte. De hecho, Estados Unidos vota con China y Rusia en la Comisión de Seguridad de Naciones Unidas, y afirma que es Ucrania la que ha agredido a Rusia. Bueno”.

 

En tercer lugar, Estados Unidos apuesta por una “expansión territorial al más puro estilo imperial del siglo XIX”, con la vista puesta en Canadá, Panamá y Groenlandia.

 

En ese nuevo orden mundial luego destaca el Sur Global, liderado por Lula Da Dilva, el presidente brasileño, que es un conjunto heterogéneo de países, con un denominador común que es el resentimiento histórico hacia el mundo occidental, “agravado por políticas como la forma en la que distribuimos las vacunas de la COVID-19”.

 

Y luego está Europa, donde “no somos conscientes de nuestro retraso tecnológico”, que nos hace depender, energéticamente y en lo que se refiere a los materiales críticos, de China. A eso hay que sumarle el problema demográfico de la Unión Europea. Borrell reconoce que ahí la inmigración es fundamental, por mucho que “la extrema derecha española aparezca con esas astracanadas de trumpistas que, por cierto, son un regalo electoral a la izquierda, ya que la estadística dice que el 19% de la población española es extranjera, la mitad tienen la nacionalidad española, y vota. Y, desde luego, cuando oyen que alguien les quiere expulsar, pues va a tener un poderoso incentivo y además ven lo que está haciendo Trump, y tienen parientes en Estados Unidos que se lo cuentan, así que la extrema derecha hace un regalo extraordinario a la izquierda”.

La conclusión de la conferencia de Josep Borrell es que Europa tiene cuatro grandes frentes abiertos que nos hacen perder relevancia geoestratégica: seguridad, credibilidad, tecnología y demografía.