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Francisco González Redondo, comisario de la muestra, señala algunas de las piezas expuestas en la muestra "La Ciencia en la Prensa"

“La Ciencia en la Prensa”, homenaje al 90 aniversario del IX Congreso Internacional de Química Pura y Aplicada

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 2 abr 2024 13:21 CET

Hasta el 28 de junio se puede visitar, en la Biblioteca de la Facultad de Educación-Centro de Formación del Profesorado, la muestra “La Ciencia en la Prensa”, comisariada por el profesor Francisco González Redondo. La exposición, con una gran cantidad de materiales originales, es un homenaje al 90 aniversario del IX Congreso Internacional de Química Pura y Aplicada, organizado en nuestro país en 1934 por la IUPAC, y que fue uno de los momentos cumbre de la conocida como Edad de Plata de la ciencia española. En la inauguración de la muestra, celebrada el 2 de abril, Coral González Barberá, vicedecana de Ordenación Académica, ha destacado el esfuerzo divulgador del profesor González Redondo y el trabajo de la Biblioteca para conservar digitalmente todas las exposiciones que allí se organizan.

 

El comisario de la exposición, profesor titular del Departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales, Sociales y Matemáticas, ha explicado que aquel congreso de 1934 fue un gran hito para España, que reunió a 1.200 congresistas de 30 países distintos, convocados en Madrid por la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC). La idea inicial era que el congreso se hubiese celebrado en 1914 en San Petersburgo, pero los convulsos años de la Revolución Rusa, la Primera Guerra Mundial y la postguerra lo fueron retrasando hasta que España consiguió organizarlo, esencialmente por el papel del químico Enrique Moles, quien ya desde “1926, siendo sólo auxiliar en la Facultad de Farmacia, se había convertido en una figura mundial de referencia”.

 

Dos años después de esa fecha, en plena dictadura de Primo de Rivera, se ofreció ya para organizar dicho Congreso, impulso que no se perdió con la caída del dictador y la llegada de la Segunda República, como se ve en la carta que se exhibe en la exposición, que dirige José Giral, ministro de la República, al presidente del Consejo de Ministros, Manuel Azaña, diciéndole que “hace falta que el gobierno haga suyo este compromiso y, sobre todo, que financie la celebración del congreso”.

 

Antes del Congreso se hizo una especie de prólogo, una Reunión Internacional de Química que se organizó con varios Premios Nobeles, en la península de la Magdalena, dentro de los cursos de la Universidad Internacional de Verano. Y curiosamente en ese mismo lugar, la Edad de Plata también tendrá un epílogo, como se puede ver en las vitrinas con el último volumen de análisis de la Sociedad Española de Física y Química, fechado en julio-agosto de 1936, que María Teresa Toral, discípula de Enrique Moles, conseguirá que salga durante la Guerra Civil española.

 

Los materiales

La exposición muestra, enmarcadas, las páginas de un suplemento de El Debate, sobre el IX Congreso Internacional de Química Pura y Aplicada. Este periódico, fundado por Ángel Herrera Oria, era, de acuerdo con Francisco González Redondo, el que mejor recogía las reseñas de noticias científicas, como se muestra no sólo con este Congreso, sino también con la visita de Einstein a nuestro país, “hace ahora cien años”.

 

También con respecto al Congreso que centra la exposición se puede ver el programa oficial con todas las comunicaciones, todas las conferencias, y el folleto original con todos los comités y las excursiones que iban a hacer. Junto a ellos la credencial de uno de los congresistas, en este caso de Julio Palacios; la reseña que preparó Augusto Pérez Victoria, “mano derecha de Moles durante el Congreso, porque la mano izquierda sería María Teresa Toral”, en el congreso, o los volúmenes de las actas del congreso que el comisario ha dejado abiertas en trabajos singulares.

 

Además, en las vitrinas de la muestra se puede ver una fotografía de la reunión del Comité Internacional de Química Pura y Aplicada en Washington en 1926, de la que Enrique Moles llegaría a ser secretario, o recortes de prensa de un periódico argentino, en el que habla de la presencia de Moles y de María de Maeztu como embajadores de la cultura de la ciencia española en la Institución Cultural Española de Buenos Aires.

 

También se exhibe un volumen con los primeros cien números de los trabajos del primer Laboratorio de Investigaciones Físicas de Cabrera, así como el folleto inicial de la Universidad Internacional de Verano con el programa de la Reunión Internacional de Química o una nota manuscrita de uno de los premios Nobel que acudieron.

 

Explica González Redondo que el material que aquí se exhibe lo ha ido reuniendo él mismo desde el año 1983 cuando gracias a su padre conoció a personalidades como Francisco Giral y Augusto Pérez Victoria, “a los que en aquel momento no hacía caso nadie”, pero que tenían gran cantidad de papeles que iban a acabar en contenedores de basura. Desde entonces, y gracias a donaciones de parientes de científicos o a compras en Internet, ha conseguido colecciones enormes que le permiten organizar exposiciones simultáneas en varios lugares de España e incluso dentro de la Universidad Complutense.

 

Concluye la presentación el comisario de la muestra preguntándose si en España vamos a renunciar a tener una Edad de Oro de la ciencia y si nos vamos a conformar con esa Edad de Plata de principios del siglo XX. Y eso es algo para lo que ni siquiera él, profesor de Historia de la Ciencia, tiene la respuesta.