ÁGORA
La Complutense acoge la quinta edición del Congreso Internacional de la Red para la Astronomía Ultravioleta
Texto: Jaime Fernández, Texto: Jaime Fernández - 23 oct 2020 00:00 CET
Más de doscientos veinte expertos se han inscrito para participar en la quinta edición del Congreso Internacional de la Red para la Astronomía Ultravioleta, que se va a celebrar on line, los días 27, 28 y 29 de octubre, desde la sede del JCUVA (Joint center for Ultraviolet Astronomy), que está ubicada junto a la Facultad de Estudios Estadísticos de la Universidad Complutense.
Como explica Ana Inés Gómez de Castro, directora del grupo Astronomía Espacial de la UCM (AEGORA) e investigadora principal del proyecto WSO-UV Spain, “esto demuestra el liderazgo de nuestra universidad a escala internacional en todo lo que tiene que ver con este tipo de astronomía”. De hecho, la Red para la Astronomía Ultravioleta se coordina desde la Complutense, en concreto desde ese grupo AEGORA y el JCUVA, que es un centro conjunto entre la UCM y la Academia de Ciencias de Rusia, desde donde se hará el control terrestre del telescopio ultravioleta WSO-UV.
La interacción de los expertos en astronomía ultravioleta se manifiesta, de acuerdo con Ana Inés Gómez de Castro, de manera muy específica en los congresos mundiales que se celebran cada tres años, aunque, “por supuesto, entre medias, hay comunicación constante entre los miembros, con correos, reuniones y seminarios”. En el congreso mundial se presentan desarrollos científicos que requieren datos ultravioleta o que están basados en ellos y además se revisa el estado de todas las misiones, tanto las que ya están en marcha como las propuestas, la tecnología que tiene que ver con los detectores, los recubrimientos, el propio diseño óptico…
Estos congresos han sido presenciales en las cuatro ediciones anteriores y este año 2020 se iba a celebrar en colaboración con la Universidad del País Vasco y un centro de tecnología aeroespacial de Vitoria que ha estado trabajando para la misión WSO-UV. Las anteriores ediciones se han celebrado en Tel Aviv (Israel); en Garching (Alemania), donde está la sede central del Observatorio Europeo Austral (ESO); en San Petersburgo (Rusia) y El Escorial. Con la COVID-19, la edición presencial de Vitoria no se ha podido celebrar, así que se ha retrasado hasta 2021, pero Gómez de Castro explica que había “algunos temas urgentes que requerían coordinación, así que los días 27, 28 y 29 de octubre, se va a celebrar, on line, la que se puede considerar una primera parte del congreso que se completará el año que viene en Euskadi”.
Para intentar que todos los científicos puedan coincidir a pesar de los diferentes horarios de cada país, se ha escogido una franja horaria, que es de 15 a 18 horas en España. Eso permitirá que “los investigadores de la costa oeste de Estados Unidos se pueden conectar muy temprano, mientras que los colegas de China y Japón tendrán que conectarse hasta la 1 de la mañana”. Informa Gómez de Castro de que también se han inscrito algunos de Australia, que van a tener que conectarse directamente de noche.
En esas tres horas diarias se va a hacer una revisión muy rápida de los trabajos presentados, que “han sido el doble de los que se podían aceptar, así que cada charla será muy corta, de unos quince minutos compartiendo mucho material por Internet”. Aparte de esas presentaciones hay dos temas importantes de coordinación, que son los que realmente han hecho necesario la celebración de esta primera parte del congreso internacional.
Sistema fotométrico para ultravioleta
De acuerdo con Gómez de Castro, cuando los astrónomos obtienen imágenes lo hacen en ciertas bandas de longitudes de onda, que pueden ser parecidas pero no exactamente las mismas. Pone como ejemplo comparativo, las cámaras que usamos todos, que realizan las imágenes en RGB, aunque “no todas tienen los mismos filtros, y por eso las percepciones de color no son exactamente las mismas de unas cámaras a otras. Eso, que desde el punto de vista de un amateur de la fotografía tiene que ver con percepciones, con un tema psicológico, desde el punto de vista científico es algo fundamental, porque la ciencia se basa en la reproductibilidad”. Añade la investigadora que si ella hace un experimento y descubre algo, cualquiera, con la mismas condiciones, debe ser capaz de reproducirlo y obtener los mismos resultados, y si no lo hace, está mal y “ese es uno de los principios más básicos del método científico”.
Hasta ahora las misiones espaciales lanzaban grandes telescopios que requerían mucho dinero, coordinación internacional y había muy pocos, y era muy fácil que estas misiones, muy dotadas, tuvieran bandas en las que toman los datos, que en el caso del ultravioleta eran el análogo al RGB, y que estaban más o menos bien definidas. Al final había muchos datos en volumen, pero muy pocas diferencias entre esos datos. Lo que ocurre es que ahora, de acuerdo con la directora del grupo AEGORA, “estamos en una revolución, en la que se han estandarizado una serie de componentes para los satélites, que tienen que ver con las comunicaciones, con las baterías, con la estabilización en el espacio…, y eso permite hacer misiones mucho más baratas”.
WSO-UV, por ejemplo, está por encima de los 300 millones de euros, pero “ahora una misión puede costar entre 200.000 euros y unos 20 millones, así que son cantidades asumibles por algunas universidades y centros de investigación, con cargo a sus presupuestos. Hay otras ramas de la astronomía, como la óptica, la infrarroja o la radioastronomía que se hacen desde Tierra, pero el ultravioleta se tiene que salir al espacio sí o sí, y el hecho de que exista toda esa nueva tecnología más barata hace que vaya a haber muchos proyectos”. El problema de esto es que si cada investigador coloca el filtro que quiera, al final va a ser imposible comparar los datos, así que se quiere, en este Congreso, definir, un sistema estándar al cual ajustarse, o al menos el más parecido a ese. “O por lo menos, una vez que se acabe toda la misión, que se hayan leído los datos y que se hayan hecho las publicaciones, que los pase al sistema estándar para que los puede utilizar toda la comunidad científica”, aclara la profesora.
Cuenta Gómez de Castro que de las divisiones que tiene la Unión Astronómica Internacional (UAI), la denominada División B es la de instalaciones astronómicas, tecnologías para astronomía y ciencia de datos en astronomía, es la de todo lo que tiene que ver con los desarrollos que soportan la actividad científica, educativa, social… que tiene la propia UAI. Dentro de esa división hay un grupo que se creó hace ya siete años, que lleva la astronomía ultravioleta, y desde ahí es desde donde se ha promovido que se cree un sistema fotométrico para ultravioleta.
Ya se ha redactado una propuesta del documento, revisada por esa división B, porque “tiene que estar bien hecho y que todo el mundo esté de acuerdo en la UAI, ya que será una recomendación por el bien de todos”. Estaba, por tanto, pendiente una reunión de la Red para pasar el documento, con las revisiones hechas por científicos de todo el mundo, para consensuarlo y aprobarlo, y en la próxima asamblea general de la UAI, que será en 2021 en Seúl publicarlo como recomendación para todos los astrónomos del mundo para que sus datos finales se ajusten a esa fotometría.
Las misiones
El otro tema importante que se tratará en el Congreso Internacional es la “coordinación global para algunas misiones que están en el candelero, porque el próximo año las grandes agencias van a empezar a tomar decisiones sobre cuál es la próxima misión ultravioleta que se implementa. Hay que discutir, y ponerse de acuerdo, incluso para abrir la oportunidad a los que no estuvieran enterados de esta posibilidad de participar y contribuir al conocimiento”.
Reconoce Gómez de Castro que con el coronavirus se ha ralentizado el tema de las misiones espaciales, pero “aunque el mundo está yendo lento, no se para, y en ciertos aspectos mantiene el ritmo, así que hay que continuar trabajando”. Por ejemplo, en el Congreso se hablará de algunas grandes misiones como los estudios de diseño que ha realizado la NASA para proporcionar a la Academia de Ciencias de Estados Unidos “proyectos científicos bien desarrollados, con un buen estudio de viabilidad tecnológica, para la próxima misión importante que se quiere lanzar, y una de ellas es para hacer un telescopio espacial de 15 metros de diámetro, que se envía plegado al espacio, allí se despliega y funciona para ofrecer imagen de calidad en el ultravioleta, lo cual es un avance tecnológico increíble”.
Tiene claro la profesora que este tipo de proyectos no los puede llevar adelante un único país y requieren de la coordinación internacional y ahí es donde adquieren una mayor importancia estos congresos, que “son un foro, un punto de reunión donde todo el mundo cuenta lo que está haciendo, explica por qué es importante, y se apoyan unos a otros para ir desarrollando los proyectos. Lo mismo que las estructuras a nivel nacional ya están bien consolidadas, a nivel internacional está muy bien que existan este tipo de foros globales”.