IGUALES

El día 2 de septiembre, la Facultad de Veterinaria ha acogido el acto académico de graduación de la promoción 2019-2021 del Diploma Universitario Liceo

La Complutense celebra la primera graduación del Diploma Universitario Liceo

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Alberto Álvarez-UCM/Canon - 6 sep 2021 19:23 CET

El día 2 de septiembre, la Facultad de Veterinaria ha acogido el acto académico de graduación de la promoción 2019-2021 del Diploma Universitario Liceo, que la UCM realiza en colaboración con Achalay, una entidad sin ánimo de lucro que desarrolla proyectos centrados en la defensa de colectivos en riesgo de exclusión social como la infancia, la mujer, familias desfavorecidas o personas con discapacidad intelectual. El rector Joaquín Goyache reconoce que “la Universidad Complutense es mucho mejor desde que existe este programa y por eso esta graduación es tanto una muestra del éxito de los estudiantes como de nuestro éxito como universidad, así que sólo se puede dar las gracias a los estudiantes que han participado y a los familiares que han confiado en nosotros”.

 

El rector Joaquín Goyache destacó que este es un acto de reconocimiento, sobre todo a los estudiantes, por “su esfuerzo, por su capacidad, por su éxito”, y confía en que la beca que se entrega sea un estímulo para que sigan siendo buenos estudiantes y, sobre todo, mejores ciudadanos, porque la sociedad depende de personas como ellos y de su participación en ella. “No se puede ser complutense siendo malas personas, y vosotros lo sois porque sois buenas personas”, aseveró el rector dirigiéndose a los nuevos graduados.

 

Goyache señaló el trabajo de las cinco facultades involucradas en el Diploma Universitario (Educación, Veterinaria, Ciencias de la Información, Trabajo Social y Enfermería) y confió en que poco a poco se vayan uniendo más centros al programa.

 

La directora del Diploma por parte de la Complutense, Esther Rodríguez Quintana, señala que es un programa que por sus181 créditos podría ser considerado un máster, pero no lo es porque la principal diferencia es que para acceder al Diploma no hace falta tener una titulación universitaria previa, aunque la exigencia es muy parecida. Durante los dos años que ha durado, y quitando los momentos más duros de la pandemia, los estudiantes han acudido de manera presencial a los diferentes centros, de lunes a viernes, de 9:30 a 14 horas.

 

Dentro del programa, de acuerdo con Rodríguez Quintana, hay una serie de asignaturas comunes obligatorias, impartidas por los profesores de Achalay, y luego tres de formación más profesionalizante, impartidas por los docentes complutenses. Las cinco facultades que participan se reparten las tres especialidades, que son Atención a la Autonomía Personal, Imagen y Sonido y Cuidado de Animales. Añade que, para la próxima promoción, la de los años 2021-2023, se ha modificado el programa, para que la formación específica que pueden elegir los estudiantes se imparta desde el primer curso.

 

El Diploma está propuesto para veinte estudiantes, divididos en dos grupos, con un máximo de diez en cada uno, y todos “los que han participado este año son un buen ejemplo tanto de la calidad de los estudiantes como de la propia Complutense”. Reconoce además la vicedecana de Calidad e Infraestructuras de la Facultad de Educación, que ha sido fundamental la participación de la asociación Achalay, que planteó un proyecto que les enamoró tanto a ella como al decano de su centro.

 

El genoma de la inclusión

Gonzalo Jover, decano de la Facultad de Educación, insiste en que la iniciativa partió de Achalay, que les convenció de que era bueno embarcarse en esa empresa desde la Facultad. Para Jover “esta es una universidad enorme, es una especie de mundo en pequeño, y este Diploma es una de las cosas más importantes a las que han contribuido las facultades y los profesores que han participado, que tienen una gran vocación y compromiso”. Destaca además que “en la Facultad de Educación los estudiantes se tienen que acostumbrar a trabajar en contextos de diversidad, porque el mundo es así, y los estudiantes de este Diploma han proporcionado ese contexto a diario”.

 

Opina el decano de Educación que a nuestra universidad la hacen grandes sus principios, como “velar porque no se produzca discriminación alguna, y para ello se basa en un principio de inclusión, algo que es muy difícil, pero que este programa ha demostrado que es posible llevarlo a cabo”. Reconoce el rector Goyache que “en nuestro genoma está la inclusión, tanto en lo material, como en establecer vínculos sociales y en mantener relaciones de equidad, porque hay que primar la igualdad y eliminar las injusticias”.

 

Recuerda Jover que los graduados del Diploma “a partir de ahora serán complutenses y eso es un sello que se lleva para siempre, imprime un carácter especial. En el escudo de nuestra universidad aparece un lema en latín que significa que la libertad ilumina todo con su luz, y eso nos caracteriza como complutenses, porque vamos a ser más libres y más autónomos, pero esa libertad debe tener luz, buscando siempre lo mejor”.

 

Ramón Pina, presidente de Achalay, apunta que él también tuvo la edad de los graduados de esta promoción, y también tuvo la oportunidad y el sueño cumplido de ir a la universidad, pero a diferencia de ellos, él no tuvo un acto como este, y tampoco tuvo “la suerte y la fortuna de que el rector de su universidad fuera a reconocerle y eso da un punto de valor impresionante, porque él es el que marca el camino y el designio de la universidad más reconocida y más importante de nuestro país”.

 

Para Pina, los estudiantes del Diploma están haciendo “algo único, tanto ellos como sus familias, están cambiando la sociedad desde la universidad, ya que antes, sin ellos, no era universal, no era completa, y ellos son los protagonistas de un cambio y tienen que seguir empujando para mejorar la sociedad”. Reconoció además el papel de los profesores que pensaron que la universidad no estaba completa sin ellos y que “no se dieron cuenta de que Liceo era imposible, y por eso precisamente es posible, porque no hay miedo y no hay vértigo”.

 

Consuelo Serres Dalmau, decana de Veterinaria, apostilló que “el fin principal de poner este Diploma en marcha es abrir puertas, y uno de los itinerarios es el de atención y cuidado de animales, donde está muy involucrado el Hospital Veterinario, junto con doce profesores y cinco departamentos, que sin duda seguirán creciendo en los próximos años porque la idea es estupenda”.

 

Coincidió con otros ponentes en que este acto es un hasta luego, no un adiós, porque los profesores les seguirán ayudando para todo lo que quieran en el futuro. También el rector insistió en que los profesores siempre estarán a su lado y que pueden contar con ellos para seguir formándose de por vida, y “podrán volver a la Complutense siempre que quieran, a este o a programas similares o mejores”.

 

En primera persona

Las familias, de acuerdo con la decana de Veterinaria, han sido las principales artífices del programa al ayudar a sus hijos e hijas, permitiéndoles acceder a una formación universitaria. “Los estudiantes salen muy bien preparados, con una formación muy buena, y en esta vida se progresa siempre que se sigue aprendiendo, así que seguid con ello y perseguid los sueños, porque los vais a conseguir, con tenacidad, ilusión, perseverancia y felicidad”, destaca Serres Dalmau.

 

María, Ángel y Jorge dieron las gracias en representación de los estudiantes, por este Diploma que les ayuda a romper las barreras y a cumplir sus sueños, al tiempo que agradecieron a todo el personal de la UCM por ayudar a conseguir una inclusión real. Otros estudiantes aparecieron también en un vídeo promocional sobre el Diploma, realizado por ellos mismos, en el que muchos de ellos reconocieron que la universidad es para ellos un hogar, mágico e increíble.

 

Isabel Fernández Jiménez habló en representación de las familias y confesó que cuando sus hijos llegaron aquí, con ilusiones y ganas, se iniciaba de fondo la preocupación de si iban a ser capaces de captar los conocimientos y cómo iba a ser su acompañamiento en el entorno, y “para dificultar un poco más la cosa, llegó la COVID a nuestras vidas”.

 

A pesar de eso, el balance tras el curso es que los hijos salen más maduros que cuando llegaron, teniendo además en cuenta que “las experiencias profundas que modelan y las transforman no tienen precio”. Achalay, para Fernández Jiménez, “es el vehículo potenciador para sacar lo mejor de los hijos y potenciar su autodescubrimiento y es también muy gratificante ver cómo se amplían los perfiles formativos y laborales, construyendo una sociedad que ve no sólo capacidades manipulativas en ellos, porque son una caja llena de sorpresas que sólo necesitan ser descubiertas”.

 

En la Complutense han encontrado la verdadera inclusión, y por eso estudiar aquí ha sido algo claramente motivador para ellos, que “se sienten muy afortunados de que se les haya brindado esta oportunidad de estudiar en un espacio público, compartido con el resto, pero con sus clases, su material y los apoyos necesarios y ajustados a ellos”. Fernández Jiménez resalta que esa auténtica inclusión ha permitido que la primera persona de su familia que ha hecho un curso en la universidad haya sido su hijo.

 

Esther Rodríguez Quintana informa de que ahora están en pleno proceso de selección de los estudiantes de la próxima promoción, basándose en una serie de criterios donde se priorizan tanto la discapacidad intelectual como aspectos socioeconómicos y de género. Dicha selección se hace en colaboración estrecha con Achalay, que con trabajadores como David Tamarro, el otro director del Diploma, tiene mucho contacto con el mundo previo a la universidad.