ESTUDIANTES

La profesora Mercedes Echaide, el rector Joaquín Goyache, la ministra Reyes Maroto y Jesús Nuño de la Rosa, presidente del Consejo Social de la UCM, junto a los estudiantes del campamento

La Complutense celebra su primera edición del campamento de Vocaciones Científico-Artísticas

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Aída Cordero - 14 jul 2021 17:56 CET

Los 25 estudiantes que participan en el campamento de Vocaciones Científico-Artísticas, organizado por el vicerrectorado de Estudiantes y el Consejo Social de la UCM, en colaboración con la Fundación Tomillo, la Fundación Dadoris y el Ayuntamiento de Madrid, han hecho escala, este 14 de julio, en la Casa de Cultura de San Lorenzo de El Escorial. Aquí han realizado un taller práctico de minerales, con profesores de Geológicas de la Complutense, y también uno de arte, de la mano de Sara Torres, profesora de Bellas Artes y coordinadora de Humanidades y de Actividades Extraordinarias de los Cursos de Verano de la UCM.

 

Mercedes Echaide, asesora del vicerrectorado de Estudiantes para la Orientación Universitaria y el Aprendizaje Colaborativo, explica que este campamento que acaba de nacer “está destinado a chicos y chicas en vulnerabilidad socioeconómica, y el objetivo es fomentar vocaciones y acercarles la universidad, que la vean como una opción y que vean el seguir estudiando como una posibilidad de futuro”.

 

En concreto, los participantes de este año son estudiantes que han hecho ya la EvAU, así que tienen más o menos claro lo que quieren estudiar, pero “con este fomento de campamento de vocaciones lo que se quiere es abrirles un poco más la perspectiva, y que vean que la universidad no es sólo ir a clase, sino que es mucho más que eso”.

 

También se busca generarles curiosidad y amor por el conocimiento, aunque de hecho “estos chicos y chicas son curiosísimos, preguntan muchísimo, de manera muy inteligente, y les interesa todo”. Para incrementar su curiosidad, se ha querido que este sea un campamento eminentemente práctico, no que se sienten a escuchar charlas, sino que ellos mismos puedan tener su propia experiencia.

 

Por ese motivo, han estado en laboratorios de la Facultad de Biológicas,” haciendo cosas, entre ellas una PCR que está tan de moda ahora, para saber realmente qué es y cómo se hace”; han ido a las cúpulas del Observatorio de Físicas para observar el Sol; tienen un taller de Comunicación; hacen deporte; se ha hecho una salida de campo para anillar aves, con personal de Biología; se ha hecho también una salida con profesores de Geológicas; se ha organizado una pequeña visita a la Facultad de Físicas, porque hay muchos estudiantes, sobre todo mujeres, que están interesadas en esta licenciatura; van a ir al Planetario con el estudiante Michelangelo Pantaleoni, descubridor de una nueva estructura en nuestra galaxia…

 

Una de las cosas que está funcionando muy bien en este campamento, de acuerdo con Echaide, es la interacción entre estudiantes, porque “un profesor les puede contar cosas maravillas, pero casi siempre va a estar muy lejos en edad y en experiencias, mientras que a los estudiantes de la UCM los ven muy próximos”. Por eso, los organizadores están intentando que todas las actividades lleven involucrados el contacto con estudiantes de las facultades, como por ejemplo, en la visita al Museo de Vertebrados, “del que han vuelto encantados, porque es una experiencia maravillosa para ellos”. También el anillado de aves, la PCR y la visita a las cúpulas de Físicas se ha hecho con estudiantes que están en distintos niveles, desde los primeros años de carrera hasta estudiantes de doctorado, “estudiantes complutenses que están muy entusiasmados y son capaces de transmitir muchísimo, y ese intercambio está funcionando fenomenal”.

 

Esta semana, la segunda del campamento, que se extiende desde el 5 al 18 de julio, han estado en la Facultad de Bellas Artes, haciendo talleres de escultura, de dibujo, de estampación… Y también han venido a San Lorenzo de El Escorial, para que “vean un poco del ambiente de los Cursos de Verano”.

 

Tomillo y Dadoris

La mayor parte de los 25 estudiantes provienen de la zona sur de Madrid, donde actúa fundamentalmente la Fundación Tomillo, que aporta el grupo más grande de alumnos. Son estudiantes que llevan trabajando juntos desde hace tres años en un programa que se llama Oportunidad al Talento, así que ya era un grupo muy consolidado. Por su parte, la Fundación Dadoris aporta a jóvenes de distintos puntos de España, también con altas capacidades y con pocos recursos económicos, y hay también un estudiante que viene de los servicios sociales del Ayuntamiento de Madrid.

 

Este año, como la Complutense había firmado unos convenios de colaboración con las dos fundaciones participantes, se propuso que el campamento fuese el cierre de los tres años de trabajo para la Fundación Tomillo, y los de la Fundación Dadoris enviaron a los estudiantes que ellos eligieron, igual que ha hecho el ayuntamiento madrileño.

 

La experiencia, de acuerdo con Echaide, es muy interesante, porque “se han acoplado todos fenomenalmente desde el primer día. El hecho de que hubiera un grupo consolidado ha podido ayudar a esa unión, y también el hecho de que estén conviviendo todos en el Colegio Mayor Nebrija”. En el tema del alojamiento, “el apoyo del Consejo Social ha sido fundamental, porque sin ellos habría sido imposible, ya que tienen una beca que les cubre absolutamente todo”. El estar en el Colegio Mayor todos juntos permite una mayor interrelación y que algunas noches también se hagan sesiones de cine, “con un debate posterior que suele ser interesantísimo”, con filmes como El juicio de los 7 de Chicago.

 

Echaide explica que en esta convivencia se busca que los tiempos libres también sean espacios para compartir experiencias, y está funcionando muy bien, porque “se auto organizan, con campeonatos de ajedrez o partidos de fútbol”. Tanto en esas actividades como en las propias del campamento, “respetan muy bien los tiempos para hablar en los debates, dan lugar a que todos participen y la verdad es que son un ejemplo en todos los sentidos, en cuanto al interés, al modo de organización… Son fantásticos”. “Yo tengo claro que los jóvenes que hay en este grupo van a ser motor de cambio en este país”, asegura la asesora del vicerrectorado de Estudiantes.

 

Ya que esta es la primera edición de este campamento se van a organizar dos formas de feedback para valorar la experiencia, una va a ser oral, pero también otra que sea anónima, donde cada uno pueda decir aquello que no se anima a decir públicamente. Reconoce Echaide que les interesa mucho la opinión de ellos de cara a pensar futuras ediciones, para ver cómo se puede mejorar en próximos años, y ya que “la experiencia está siendo buenísima, hay muchas ganas de continuar, y también de hacer un seguimiento con los estudiantes que finalmente se queden estudiando en la Complutense para ver cómo van, si necesitan apoyos, y ver cómo incide esto a largo plazo, aunque la muestra sea pequeña”.

 

Echaide desea que se pueda repetir en años sucesivos y que además “se puedan hacer otras variantes de campamentos de verano que quizás no sean a tiempo completo, pero que permitan acercar la Complutense al final de la ESO y bachillerato, que también necesitan orientarse y saber qué es esto de entrar en la universidad”.