IGUALES
La esencia de los derechos humanos tiene que ver con la participación de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad
Texto: Marta Reig González - 21 mar 2022 09:26 CET
Para hablar derechos humanos, exilio y refugio con perspectiva de género, la Unidad de Igualdad de la Universidad Complutense junto a la Asociación de Mujeres Juezas de España (AMJE) y la International Association of Women Judges (IAWJ) organizaron unas Jornadas con motivo del 8 de marzo. Allí se reunieron durante cuatro días activistas y estudiosas de los derechos humanos, feministas, politólogas y un grupo de magistradas huidas del Afganistán de los Talibanes.
La delegada del Rector para Igualdad, Isabel Tajahuerce, inauguró junto a Magdalena Suárez, directora de la Unidad de Igualdad, y María López de la AMJE, estas jornadas de carácter internacional. Sharyn Otene, Jueza, vicepresidenta de la New Zealand Association e integrante de la International Association Women Judges, abrió la primera sección de estas jornadas en las que se analizó la discriminación y violencia de género en los diferentes continentes.
La voz, la mirada y las reclamaciones de las juezas afganas
La presencia de cinco juezas afganas fue uno de los momentos culminantes de estas Jornadas. Fariba Quraishi, Nazima Nezrabi, Helena Hofiany, Gulalai Hotak y Gulalai Hotak, que consiguieron salir de Afganistán gracias a la ayuda de la Asociación Internacional de Mujeres Juezas (IAWJ) y la Asociación de Mujeres Juezas de España (AMJE) compartieron sus conocimientos y pidieron a la comunicad internacional que no desatienda a Afganistán. “Desde aquí me gustaría gritar: ¡países de todo el mundo y organizaciones, den un paso adelante, vayamos unidos para ayudar a mis compañeros y compañeras! El mundo debe despertar, Afganistán está ahora al borde del colapso, con la mayor crisis, económica, educativa y social”, demandó la jueza Fariba Quraishi, la primera en intervenir, de manera telemática, desde un campo para personas refugiadas.
“No he venido ha hablar de la teoría de los derechos humanos, porque eso no curará el dolor”, comenzó Fariba. “Vengo de un país llamado Afganistán, he venido con el corazón lleno de dolor, he venido a alzar la voz, por mí, por el afgano y la afgana de mi tierra, para que ustedes sepan cómo el mundo dejó a mi pueblo en manos de los violadores de los derechos humanos”, continuó la jueza y recordó luego que Afganistán fue uno de los primeros países islámicos en votar a favor de la Declaración de los Derechos Humanos: “sin embargo, el pueblo de Afganistán no disfruta de los beneficios de estas convenciones”. Fariba concluyó su intervención agradeciendo la ayuda recibida: “Me gustaría agradecer los esfuerzos honestos de la organización de Mujeres Juezas”.
“Inicié mi camino laboral en 2016”, comenzó la jueza Nazima Nezrabi, “comencé a trabajar en temas de seguridad interna y externa. Nunca imaginé que llegaría el día en que los Talibanes tomaran las riendas del poder. Pese a que yo me enfrentaba a ellos a diario en mi trabajo, nunca imaginé que Kabul pudiera caer en sus manos. Nunca olvidaré la fecha en la que yo perdí absolutamente todo”.
La jueza recordó la toma de Kabul por parte de los talibanes: “por un lado, oía los disparos de los talibanes y, por otro lado, veía la situación de hambre, pobreza y desesperanza de muchas personas que estaban a mi lado. Y pensaba: ¿qué ha pasado con mi país y por qué me tengo que ver obligada a dejar todo atrás? Tuve que afrontar miles de problemas hasta llegar a España. Llegué el 25 de agosto y sentí calma y tranquilidad, tenía que hacer todo lo posible por salvar la vida de mi esposo y de mis hijos”.
Nazima expresó su preocupación por las que no han podido abandonar su país: “Los que han tomado el poder privan a las mujeres de los derechos básicos. Las mujeres juezas viven de manera clandestina, porque tienen miedo de estar bajo la mirada de los talibanes”. Se dirigió también a la comunidad internacional para proclamar que “la esencia de los derechos humanos tiene que ver con la participación de la mujer en todos los quehaceres de la sociedad, respetar todo aquello que permita que la gente viva en prosperidad y en paz. El mundo ha olvidado a los afganos y las afganas”.
Varias de las juezas concluyeron sus intervenciones con llamamientos a la comunidad internacional: “espero que la comunidad internacional no reconozca al gobierno de Afganistán y que sigan protestando contra la violencia contra las mujeres, la pobreza y la violencia que vive el pueblo afgano”.
“La situación de Afganistán ha cambiado en muy poco tiempo”, explicó Helena Hofiany, “los derechos de las mujeres después de la caída de Kabul ante los Talibanes, el 15 de agosto de 2021, han sufrido una regresión”. La jueza hizo un breve recorrido histórico sobre la consecución de derechos de las mujeres en Afganistán: “las mujeres siempre habían sido discriminadas de forma abierta debido al patriarcado que existe en Afganistán. Esas perpetuas jaulas, que no se veían, se han convertido en jaulas de hierro, visibles y tangibles”.
Explicó cómo las mujeres, durante los veinte últimos años, habían podido aprovechar las oportunidades de manera significativa: “la forma simbólica de su presencia social cambió. Todo ese esfuerzo y progreso, supuso una mejora significativa, el numero de mujeres ilustradas aumentaba día a día. Se esperaba que las mujeres pudieran ocupar mejores lugares e implicar a las mujeres en las decisiones gubernamentales”.
La caída de la República contribuyó a que los talibanes llegaran al poder, estos destruyeron uno a uno todos los logros y esperanzas del pueblo afgano, especialmente de las mujeres, que vieron cómo desaparecía todo lo que habían conseguido. “Con la llegada al poder de los Talibanes, las juezas tienen otros tipos de amenazas, por un lado, la presencia de los propios talibanes y, por otro, los delincuentes encarcelados por el veredicto de estas juezas suponen también una amenaza para ellas. Tras la caída de Afganistán ante los talibanes, varias juezas fueron evacuadas con la ayuda de la Asociación Internacional de Mujeres Juezas: “me gustaría agradecer a la IAWJ y a la Asociación de Juezas de Afganistán que ayudaran a las mujeres a salir del país”, concluyó Helena.
“Mientras celebro el día 8 de marzo y la solidaridad de las mujeres, también me preocupo por mis compañeras, mis amigas afganas que están ahora bajo la brutal presión de los talibanes en Afganistán”, comenzó la jueza Gulalai Hotak. La magistrada explicó que el esfuerzo de los talibanes por silenciar las voces de las mujeres y encarcelarlas ha creado un miedo infinito en la mente de todas las mujeres del país. Las juezas se encuentran en una situación muy vulnerable. “Debido a que el sentimiento de venganza de los talibanes contra las juezas es muy fuerte, ejercen mucha presión contra ellas y sus familias”, expresó.
Gulalai concluyó su intervención dando las gracias a las asociaciones de mujeres juezas: “al llegar a España nos encontramos con una ola de cariño y apoyo por parte de nuestras compañeras. Vale la pena aquí agradecer al país amigo, a España, a la IAWJ y la AMJE de todo corazón lo que han hecho por las mujeres juezas y sus familias” e instó al gobierno español a que ayude a evacuar a sus compañeros y familiares, “les instamos a que no escatimen esfuerzos”.
Safia Jan Mohammad, quien ejercía como magistrada en tribunales de violencia contra las mujeres, señaló que en Afganistán había 250 juezas y más de 20.000 jueces, la mayoría no han conseguido salir del país. Especialmente las juezas, de manera clandestina y con mucho miedo, continúan con sus vidas.
“Antes de la llegada de los talibanes, las juezas en Afganistán también estaban bajo amenaza. En los rincones más inseguros del país ejercían su profesión en situaciones muy adversas. Trabajan en casos de violencia contra las mujeres, asumían casos relacionados con la violación y el asesinato, recibían amenazas de muerte por asumir estos estos casos”, explicó la jueza. Esta situación se ha visto agravada con la llegada al poder de los talibanes, “el temor que tienen las juezas es la puesta en libertad de los delincuentes de los casos en los que nosotras ejercíamos como juezas, ahora estos delincuentes están buscando la manera de poder vengarse”, denuncia Safia.
“Tras la construcción de varios tribunales de violencia contra las mujeres, muchas mujeres afganas pudieron acceder a instituciones judiciales que les podían proteger. Habían estado durante muchísimos años recibiendo amenazas, golpes y violencia por parte de sus allegados, y encontraron la valentía de llevar a sus propios esposos a los tribunales. Imagínense ustedes la puesta en libertas de esos delincuentes, imagínense la situación de desamparo que sufren estas víctimas, la mayor parte de ellas niñas. Ellas una vez más van a ser víctimas de una situación de violencia y ahora no cuentan con nadie que les pueda proteger”, explicó Safia y añadió: “con la puesta en libertad de estos delincuentes, las juezas, no nos sentíamos seguras, nos vimos obligadas a dejar nuestro país, porque yo había recibido amenazas de muerte a mi y a mi esposo”.
“Nosotras instamos a la comunidad internacional que nos proteja, especialmente a las mujeres y a los niños que son las víctimas de la violencia, porque según la interpretación que hacen los talibanes de la religión del islam las mujeres no pueden, sin el permiso de una persona allegada a ella, no pueden salir de su casa. Esta prohibición significa limitar a las mujeres el derecho a trabajar, a la libertad, a la educación, el derecho a viajar y otros derechos”, concluyó la jueza.
Derechos Humanos, exilio y género desde diferentes perspectivas
Las jornadas contaron con la participación de ponentes que se centraron en otros casos de mujeres en situación de exilio o refugio. Tesh Sidi, Ingeniera informática e Ingeniera Big Data, integrante de la Asociación Saharaui Comunidad Madrid, expuso la discriminación y la violencia de género a la que están expuestas las mujeres del Sahara Occidental. Houda Akrikez, integrante de la Asociación Tabadol de la Cañada Real, describió la vulnerabilidad y la violencia institucional que viven las mujeres de este barrio madrileño que ha sufrido cortes de luz y cuyas necesidades son desatendidas por el gobierno autonómico. Y la periodista, escritora, activista por los Derechos Humanos Lydia Cacho, disertó sobre la situación de las mujeres mexicanas, la violencia a la que están expuestas, y las herramientas para combatirla.
Alberto Virella Gomes, Embajador Misión especial Plan África, abrió el segundo día de las jornadas junto con Bombo Ndir, de la agrupación Mujeres Inmigrantes Subsaharianas (ADIS). Virella habló de la política exterior feminista en África y Ndir aportó una interesante perspectiva sobre el movimiento social de las mujeres subsaharianas y la migración. Marta Pérez del Pulgar, Senior Researcher Consultant Gender and Humanitarian Action UN Women, analizó el papel de la prensa en la representación de las mujeres en la guerra, señaló cómo el uso de titulares sexistas y de imágenes estereotipadas contribuye a la invisibilización de los problemas y experiencias de las mujeres. Carmen Magallón. Presidenta de Honor y Representante internacional de la Liga Internacional de Mujeres Paz y Libertad (WILPF España), recordó el esfuerzo de las mujeres por llevar a cabo una política feminista y una cultura de la Paz y señaló la ausencia de las mujeres en las negociaciones de paz. Miriam Benterrak, directora general de Programas de Protección Internacional y Atención Humanitaria del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, expuso las acciones del gobierno en relación al refugio. Edelmira Campos. Responsable de Relaciones Externas de ACNUR en España, cerró la jornada con una exposición sobre la Agencia para las Personas Refugiadas, con un análisis de las carencias, necesidades y responsabilidades que es imperativo atender para actuar adecuadamente ante las crisis humanitarias.
La apertura del tercer día de jornadas estuvo a cargo del Alumnado DIVERSIFALLA (IES Manuel de Falla, Móstoles), del Programa Educando Justicia igualitaria de AMJE, que realizó una fiel y emotiva interpretación de una entrevista en comisaría a una mujer refugiada.
Elena Arce de la Oficina del Defensor del Pueblo señaló la necesidad de escuchar a las mujeres en situaciones de vulnerabilidad y de contar con ellas en la toma de decisiones; Carmela del Moral, de Save the Children, habló sobre las necesidades, carencias y acciones para la acogida de mujeres, niñas y niños en nuestro país; Wendy Jacoba Marion Werdekker, Investigadora de la Universidad Complutense de Madrid, señaló trasladó los datos más relevantes para comprender la situación de la justicia y las mujeres en Ucrania; Javier Juárez, Profesor Facultad de Comunicación de la Universidad de Medellín, cerró la jornada con un análisis con perspectiva de género de os conflictos armados en Colombia.
El cuarto y último día de estas jornadas giró en torno a la normativa internacional, regional, europea y el derecho interno. Las ponentes encargadas de aportar esta perspectiva fueron las juezas Justice Suzan Glazebrook, de la Corte Suprema de Nueva Zelanda y presidenta de la Internatioanl Association of Women Judges;
Robyn Tupman, presidenta de la Australian Association of Women Judges y secretaria de la IAWJ y Anisa Dhanji, del Comité Internacional de la IAWJ de Apoyo a las juezas Afganas.
La magistrada especialista en Derecho Social, de la Sala Social del Tribunal Superior de Justicia de Las Palmas y directora regional de Europa, África del Norte y Oriente Medio de la International Association of Women Jutges (IAWJ), Gloria Poyatos y Noor Ammar Lamarty, CEO de la Revista Jurídico-Social Women By Women, especializada en Derecho Internacional Público, en Género e Infancia, completaron esta mirada al derecho internacional con perspectiva de género e introdujeron propuestas de mejora.
Amal Hussein Ismail, politóloga, refugiada, activista, Joven fellow de TuWezeshe, Embajadora Joven contra la Mutilación Genital Femenina en la Red Europea con la MGF e integrante de Save a Girl Save a Generation, fue la encargada de cerrar estas jornadas, con un análisis de la migración y el refugio. Una revisión histórica sobre cómo se ha significado a las personas refugiadas, la vulnerabilidad de las mujeres refugiadas y las violencias que viven, como la mutilación genital femenina. “Toda legislación que no viene acompañada de políticas públicas, recursos y concienciación social se queda solamente en un instrumento jurídico al que muy pocas personas pueden acceder, en el caso de las mujeres aún menos si no tienen los recursos ni la capacidad de acceder a ellos”, señaló.
Amal ahondó en los tipos de violencia a los que están expuestas las mujeres migrantes: “vengo de un país, Somalia, que lleva más de 30 años en un conflicto bélico que ha dejado en una situación de vulnerabilidad a miles de mujeres, obligadas a huir. Estas mujeres se enfrentan a las consecuencias de la guerra, a la violencia doméstica, a un patriarcado al que nadie presta atención pero que las tiene completamente vulnerabilizadas, además de a otros tipos de violencias que no son iguales a las que nos encontramos en España, como es el caso de la mutilación genital femenina”, explicó.
La politóloga y activista, comenzó su intervención leyendo unos versos de un poema de la poeta somalí Warsan Shire, del que aquí compartimos un fragmento:
“Nadie abandona su hogar, a menos que su hogar sea la boca de un tiburón.
Solo corres hacia la frontera cuando ves que toda la ciudad también lo hace.
Tus vecinos corriendo más deprisa que tú. Con aliento de sangre en sus gargantas.
El niño con el que fuiste a la escuela, que te besó hasta el vértigo
detrás de la fábrica, sostiene un arma más grande que su cuerpo.
Solo abandonas tu hogar
Cuando tu hogar no te permite quedarte.
Nadie deja su hogar
A menos que su hogar le persiga,
Fuego bajo los pies,
Sangre hirviendo en el vientre.
Jamás pensaste en hacer algo así,
Hasta que sentiste el hierro ardiente
Amenazar tu cuello”.
Las jornadas se pueden ver en el canal de YouTube de la Unidad de Igualdad con las intervenciones traducidas al castellano.