Imagen del debate electoral celebrado en el salón de actos de Ciencias de la Información

La investigación, protagonista del primer debate electoral

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 9 mar 2023 09:33 CET

El salón de actos de la Facultad de Ciencias de la Información ha acogido, el 8 de marzo, el primero de los tres debates electorales, a ocho, que se van a celebrar en la campaña de las elecciones al rectorado. Esta primera sesión se ha centrado de manera exclusiva en la investigación, mientras que el segundo debate, que se celebrará el día 14 de marzo, tratará sobre el estudiantado, y el del día 15 será de carácter general. Las cuatro candidatas y los cuatro candidatos han tratado temas como la situación actual de la investigación, la reducción de la burocracia, los proyectos europeos, los grupos de investigación, cómo conseguir un mayor apoyo de la Comunidad de Madrid, la colaboración entre las facultades, la mejora de los contratos predoctorales, el papel de la Fundación General, la estabilización de los posdoctorales o la transición ecológica.

 

Siguiendo un orden elegido de manera aleatoria por la Plataforma de Investigadores de la UCM, que ha organizado la jornada, Jesús Pérez Gil fue el primero en comentar la situación actual de la investigación y sus propuestas para mejorarla. Según sus datos, “la progresión de la investigación en la UCM está bloqueada”, sumando tanto el presupuesto propio como el que captan los investigadores. Esto pasa “porque hay unos procedimientos de gestión ineficaces, con una normativa complicada a la que se suman unos controles internos que impone la propia Complutense que hace que la ejecución de los proyectos sea más difícil”.

 

La propuesta estrella del programa de Pérez Gil pasa por promover una base investigadora mayor que permita que todo el que quiera hacer investigación la haga, con el apoyo de los recursos necesarios. Para ello “se va a potenciar y a avalar todas las propuestas presentadas sin importar el contrato que se tenga” y se quiere ir hacia una financiación basal de la investigación y mientras tanto usar recursos propios para facilitar que más personas y grupos de investigación aborden sus capacidades, apoyando a los grupos jóvenes y emergentes.

 

Iñaqui López considera que hay tres problemas que hay que abordar: la financiación, la gestión y la contratación. Considera el candidato que “lo urgente no nos deja ver lo importante que es investigar y obtener fondos para poder hacerlo”, ya que hay recursos escasos. Para aumentarlos quiere fomentar la colaboración público-privada de tal manera que el mundo de la ciencia colabore con el mundo de la empresa y las administraciones.

 

Eso se consigue, según López Sánchez, con la formación y con la creación de clústeres de profesores seniors con jóvenes, por áreas o facultades, para desarrollar esta actividad formativa. También hay que establecer incentivos, con mayores becas de colaboración; hay que facilitar y potenciar los procedimientos; es imprescindible promover la capacidad de emprendimiento; y no menos importante es la comunicación tanto para la sociedad como de manera interna, lo que nos permitirá ser más competitivos.

 

Javier Arias informa de que venía del mundo hospitalario donde se pasó de un modelo centrado en el médico a un modelo centrado en el paciente, donde se formaban equipos en el que cada cual tenía su papel engrasado, donde todos se ayudan entre sí. En la Complutense, según Arias, hay que hacer una gestión de este tipo, que no esté basada en el IP o en el Departamento, para que la gestión de la investigación se base en el proyecto y la gestión de la docencia se base en el estudiante.

 

Si se organiza de esta manera la gestión, “el PAS se convierte en un miembro del equipo, y se hace que sea necesario no sólo más PAS, sino que además esté más motivado, más especializado y mejor formado. Esos equipos lograrían una gran potencia y, probablemente evolucionaríamos hacia ese modelo ideal, de gestión basada en el proyecto, donde todos están implicados con sus funciones concretas”.

 

Esther del Campo considera que “hay unas infraestructuras de investigación penosas”, sin laboratorios validados, con grupos de investigación sin espacios, y eso tiene una consecuencia grave que es la seguridad. Por ello piensa que hay que establecer unas prioridades de investigación de manera estratégica, desarrollando una oficina de armonización y captación de recursos, que ayude en todos los pasos que debe dar un investigador.

 

Del Campo añade que hay que repensar el papel de la OTRI, cambiando la RPT, dotándola de mayor formación y especialización; hay que fortalecer la Oficina Europea y la “diplomacia científica de la UCM”; hay que potenciar los institutos de investigación; reducir la brecha de género; promocionar programas de talento, para jóvenes y senior; tener un 5% de fondos propios dedicados a la investigación, y desarrollar proyectos de investigación comprometidos con una ciencia abierta y ciudadana.

 

Joaquín Goyache informa de que desde 2019 se ha pasado de gestionar 42,6 millones de euros a gestionar 97,4 millones de euros en 2022, y que “la RPT de los servicios de investigación no se había modificado desde 2012, y ahora se ha hecho, se han creado dos nuevos servicios y se han incorporado a veinte personas”.

 

También, en estos cuatro años, se ha dotado a los CAI, “que tan buen trabajo están haciendo”, con 11,5 millones de euros, y se ha dotado de personal a los que no lo tenían; se ha hecho el proyecto REACT-UCM, que ha supuesto un hito de coordinación de grupos complutenses. A partir de ahora se va a potenciar la Oficina Europea, con la propuesta de la RPT de incorporación de diez efectivos; se van a inaugurar laboratorios en mayo de nivel 2 en Biológicas y en Químicas; y se va a potenciar la investigación en todas las áreas con la creación de un centro de humanidades digitales.

 

Matilde Carlón reconoce que hay luces y sombras. Entre las luces rompe una lanza por la investigación basal, porque “hay una enorme riqueza en la investigación que no siempre aflora en proyectos” y entre las sombras está la proporción de personal PAS que se dedica a proyectos, que “es exigua, es insostenible, pero a pesar de todo sacan adelante los proyectos junto al PDI”.

 

Por ello hay que facilitar e impulsar, teniendo la máxima confianza en los investigadores y las investigadoras, con una mayor flexibilidad en el cumplimiento estricto de la legalidad, sin trabas añadidas a las que ya son exigencias legales. Hay que lograr que el presupuesto global se amplíe, para llegar a ese 5% que prevé la nueva ley de universidades; liderar la aprobación de una Ley de Ciencia en Madrid, y fomentar la conciliación en la UCM, con medidas como la creación de guarderías.

 

Josefa Isasi opina que faltan las sinergias entre el personal de los grupos UCM, y que la Complutense debería facilitar el desarrollo de la investigación a todo su personal, sin trabas, poniendo a su disposición los recursos materiales necesarios para hacerlo. “Si no hay recursos, los grupos excelentes deberían contribuir a sus fondos para que nadie abandonara la investigación y se dedicara, tan solo, a la docencia”, asegura Isasi.

 

La UCM, según la candidata, tiene que dar empuje y apoyar a los grupos de investigación, y proporcionar ayuda al PDI, sobre todo a los jóvenes, por eso pide que se reactive de nuevo la Oficina Europea, con plantilla PDI y PAS especializado; que la Fundación General también tenga personal especializado para que los investigadores no tengan que sufrir la burocracia, y compartir las infraestructuras entre los grupos, “previo pago si es necesario para que el mantenimiento sea el adecuado”.

 

María Castro piensa que es importante hablar de convocatorias con una periodicidad clara, que la evaluación de los grupos de investigación no se paralice, que no se dejen de pedir proyectos europeos o nacionales por la complicación de la gestión.

 

Informa de que su programa incluye un plan estratégico de investigación y transferencia con medidas como incorporar todas las áreas del conocimiento a la investigación, reforzar los servicios y las estructuras administrativas para la gestión y definir un proyecto científico de apoyo y de impulso a la investigación. El rumbo de su candidatura pasa por impulsar a todos los grupos complutenses, incluyendo el impulso de los proyectos de investigación colaborativos en el marco de UNA Europa, recuperar y aumentar los fondos propios, facilitar la incorporación efectiva del talento y “recordar lo que es un investigador y que la Complutense debe apoyarnos a todos”.

 

Medidas para reducir la burocracia

En el segundo de los grandes temas que preocupan a los investigadores, el exceso de burocracia, Josefa Isasi opina que, a nivel de la UCM, se puede formar a los doctorandos para que rellenen la aplicación telemática, y así esa burocracia no la tenga que hacer el investigador principal. Si se hace así, “el personal más joven aprende mientras que el IP se descarga de esa burocracia”. De acuerdo con Isasi, hay que incrementar la plantilla de PAS especializado en el servicio de investigación para que no haya una única persona que atienda a las múltiples peticiones de proyecto, porque con eso se agilizarían los procesos, más si la Oficina Europea vuelve a abrir de nuevo.

 

Para que la investigación sea visible, además “hace falta un rector o rectora que lidere la comunicación externa para que la sociedad, los de fuera de la Complutense, digan que nuestra institución es digna de alabanza”.

 

María Castro añade que “desatender a la investigación es dar por supuesto que se puede realizar sin el necesario apoyo institucional, e ignorar nuestro volumen y nuestra trayectoria con servicios infradotados es un problema que repercute en el trabajo diario y en la capacidad que tenemos para cumplir con nuestros fines sociales”.

 

Para ello hace falta capacidad de gestión y visión de futuro, y eso pasa por redimensionar y organizar los servicios de investigación a la vez que se simplifica la gestión de la investigación. La articulación ágil de la investigación no se desvincula del planteamiento científico de la UCM, así que “hay que reforzar la Oficina Europea y la de Relaciones Internacionales, así como confiar en todos los investigadores y ver dónde están esos procedimientos reiterativos circulares para reducirlos”.

 

Javier Arias apuesta por la creación de unidades de apoyo de investigación en las facultades, y su modelo son los institutos de investigación de los hospitales, que “están cerca del investigador para orientar y ayudar en la gestión de los proyectos”. Para ello, deberían estar conectados y coordinados con las oficinas de proyectos europeos, la OTRI y el vicerrectorado de Relaciones Internacionales.

 

Recuerda Arias que en la Complutense hay una investigación muy rica, artística, de humanidades, biomédica… Con grupos de excelencia o grupos más pequeños, con una buena cantera, porque al final, aunque parece una gestión muy variada, siempre es la misma en dos facetas importantes: el día a día y la planificación estratégica de futuro, “y hay que tomar buenas decisiones en ambos lados”.

 

Iñaqui López opina que se pueden mejorar los procedimientos de gestión, para lo que hay que tener más personal de apoyo, que sea “más cualificado, preparado y ágil”. En este caso “no hay que inventar lo que ya se está desarrollando de manera satisfactoria por algunas administraciones públicas”.

 

En cuanto a la contratación de personas o de equipos hay que reducir los tiempos y ver cómo se tienen que integrar para garantizar la trazabilidad del proceso. Hay que repensar los procesos y para determinadas tareas hace falta personal muy cualificado, y quizás es necesario acudir a fuentes externas para captar ese talento, porque “el éxito muchas veces de la captación de los recursos no pasa por la capacidad del investigador, sino de cómo se presenta esa idea”.

 

Joaquín Goyache reconoce que como universidad pública estamos obligados a una serie de normativas externas que hay que cumplir, como la ley de contratos, la reforma laboral o la ley de la ciencia.

 

Propone el candidato la reforma de la RPT de la Oficina Europea, “que ya está en estudio y que se va a aplicar”; la contratación de veinte gestores de proyectos, a cargo de los costes indirectos, que se distribuirán entre las oficinas de apoyo a la investigación de los centros, dependiendo de la cantidad de proyectos que tengan; en septiembre de 2023, se pondrá en marcha una aplicación informática para una reducción significativa de los tiempos de contratación, y se va a tratar de aumentar el presupuesto de programas propios de investigación, y de asignar una partida de apoyo a los que tengan costos indirectos.

 

Matilde Carlón opina que el tiempo del investigador es oro y “aunque es cierto que la legislación es muy compleja, permite interpretaciones flexibles. Eso no exige tantas autolimitaciones por la desconfianza en el investigador que nos autoimponemos en la UCM y que estrangula nuestro día a día como investigadores”.

 

Por tanto, se deben revisar los acuerdos marco y buscar las holguras y flexibilidades que permite la legislación, como el uso de los contratos menores, que son legales; también se puede hacer una disposición de fondos anticipada, de los artículos 83. Por último, hace falta un vicerrectorado de Investigación a cuyo servicio, en el mejor sentido, esté la gerencia, que es “nuclear, esencial, para todas las funciones de la universidad y, por supuesto, entre ellas, para la investigación”.

 

Jesús Pérez Gil se compromete, en los cien primeros días, a redimensionar y reformar completamente el servicio de investigación y la unidad de apoyo a la gestión de proyectos de la Fundación General de la UCM, para simplificar procesos y eliminar cargas burocráticas para el investigador, y se buscarán soluciones legales que permitan acatar la norma de contratación pública, pero haciéndolo de manera más flexible.

 

Además, quiere mejorar la difusión y planificación de convocatorias; redimensionar la Oficina Europea para participar en muchos más programas de financiación de proyectos; implementar colaboraciones con consultoras especializadas para que sea más fácil preparar solicitudes a las convocatorias; montar una oficina virtual en Bruselas con los socios del proyecto UNA Futura, y potenciar la OTRI, así como la divulgación de la ciencia.

 

Esther del Campo cree que más que reducir la burocracia, lo que hay que hacer es simplificar los procedimientos internos, incrementando la plantilla del PAS al servicio de la investigación. “Debemos ser garantistas de derechos y del buen uso de las inversiones públicas, pero eso no quita que podamos ser innovadores, evitando procesos redundantes”, aclara la candidata.

 

Sus tres medidas fundamentales son la simplificación administrativa, reduciendo el tiempo, y modificando los acuerdos marco; la digitalización, que no es la solución si se hace mal; y, por último, hacer que algunos de los servicios se presten de manera centralizada, mientras que otra parte se lleve a los centros, para “intentar tener una gestión pública transparente, eficaz, de todos y todas”.

 

Conclusiones

Tras responder a ocho preguntas del público (que se pueden ver completas en el vídeo adjunto), los candidatos y las candidatas tuvieron a su disposición el que se conoce como “minuto de oro” en el que pudieron resumir algunas de sus ideas básicas sobre la investigación.

 

Javier Arias cree que la honestidad y la transparencia son lo que nos puede unir, porque “unidos somos muy fuertes para solicitar proyectos de investigación”, para reforzar la investigación y también la docencia, y, por ejemplo, para negociar con la Comunidad de Madrid cambios normativos que nos sean de utilidad.

 

Jesús Pérez Gil considera que la investigación es uno de los mayores instrumentos de transformación que tenemos en la universidad y se necesita, fundamentalmente para la formación de los estudiantes. Esos jóvenes serán los políticos que “dentro de unos años tendrán claro que la innovación es una manera de mejorar la sociedad en todos los ámbitos”.

 

Matilde Carlón reivindica lo esencial, que en este caso es que somos la universidad pública presencial por antonomasia, donde la docencia y la investigación van de la mano. Considera que hay una riqueza enorme que aflora, pero hay problemas que hay que resolver impulsando la investigación y prestando atención a las mujeres y a la conciliación.

 

María Castro incide en que la UCM es una gran universidad, con un alma investigadora resiliente y con liderazgo en muchas disciplinas. “Gran parte de la solución a las situaciones que padecemos dependen de todos y de todas, que podremos poner nuestra capacidad de análisis en la mejora y transformación de los procedimientos que nos ahogan”.

 

Joaquín Goyache destaca que la investigación es importante, al igual que la transferencia y la comunicación, y por eso “se ha potenciado en estos cuatro años las estructuras”, incluyendo a más personas, capacitando a más personal para ayudar en la gestión de la investigación. “Se ha trabajado por y para los investigadores e investigadoras, y se seguirá haciendo”.

 

Esther del Campo cree que, a pesar de la buena voluntad de los investigadores y las investigadoras, la investigación en la UCM tiene muchos problemas y “hay que pensar de verdad qué hay que hacer para mejorar tanto la gestión de la investigación como la propia investigación”.

 

Josefa Isasi asegura que “investigación es ilusión, alegría” y, por eso, pide que nadie deje de investigar, aunque la institución tiene que apoyar a todos para que se siga haciendo investigación que llegue a la sociedad. Además, hay que buscar las sinergias entre unos y otros, compartiendo espacios de investigación comunes.

 

Concluyó la jornada Iñaqui López insistiendo en que “lo urgente no nos haga olvidar lo importante”, que es investigar, para lo que hacen falta recursos, pero sin olvidarnos de la financiación y la contratación. Reconoció que para hablar de investigación hay que partir de la base de contar en los equipos con personas que conozcan la situación real de la UCM.