EN VERDE

Un estudiante deposita una botella de plástico en la máquina de recogida instalada en el aulario de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales /Fotografía: Jesús de Miguel

La UCM se suma a la iniciativa RECICLOS e instala máquinas automatizadas de recogida de latas y botellas de plástico

12 may 2023 10:16 CET

La Universidad Complutense es la primera universidad madrileña en instalar en sus centros máquinas automatizadas de recogida de latas y botellas de plástico para su reciclaje. En concreto, ya están instaladas en once Facultades -Ciencias de la Información, Biología, Medicina, Informática, Derecho, Veterinaria, Educación, Económicas y Empresariales, Comercio y Turismo, Físicas y Estudios Estadísticos- y en la Biblioteca María Zambrano. La UCM se suma así a la iniciativa RECICLOS, un Sistema de Devolución y Recompensa (SDR) desarrollado por Ecoembes, la organización sin ánimo de lucro que gestiona el reciclaje de envases en España. En este sistema, cada vez que alguien recicla sus latas y botellas de plástico de bebidas, avanza en la concienciación por el reciclaje y el consumo responsable, y contribuye a causas sociales.

 

A cambio de depositar los envases en las máquinas, los estudiantes, profesores y personal de administración y servicios que se den de alta en RECICLOS reciben puntos que pueden ser donados a proyectos sociales y ambientales como Banco de Alimentos de Madrid o Aldeas Infantiles. También pueden usarse para participar en sorteos. Para hacer uso de las máquinas de RECICLOS, los usuarios solo tienen que descargarse la app gratuita RECICLOS disponible en Android y IOS, asegurarse de que tienen la app lista antes de usar la máquina (importante porque el tiempo de captura de la recompensa es limitado), depositar sus latas y botellas de plástico de bebidas y escanear el QR que mostrará la máquina. Al hacerlo, obtendrán puntos -también denominados RECICLOS- que podrán cambiar por las distintas recompensas disponibles.

  

Según informa el Vicerrectorado de Tecnología y Sostenibilidad, el proyecto, que arrancó el pasado mes de febrero con la incorporación de la UCM a RECICLOS, está progresando bien. Los datos de abril de 2023 indican que ya se han reciclado más de 8.000 botellas y más de 6.500 latas, contribuyendo así a la reducción del impacto medioambiental del consumo diario que se lleva a cabo en los campus complutenses. Además, los usuarios dado de alta en la app han donado el 73% de los puntos obtenidos a proyectos colectivos, destinando el 27% restante a sorteos de productos sostenibles (zapatillas fabricadas con productos reciclados, productos ecológicos para el cuerpo, cargador sostenible de bambú y trigo, bicicleta urbana plegable, etc.). Entre las causas más apoyadas por la comunidad universitaria complutense están Cruz Roja e incendios de Castellón, Banco de Alimentos, Aldeas Infantiles, Cruz Roja Ucrania y Asociación Española Contra el Cáncer.

 

El camino de los residuos

La recogida de los envases desde las máquinas se lanza de forma controlada y dependiendo de la cantidad de material. Las máquinas detectan cuando están suficientemente llenas, lo cual dispara el proceso de recogida.

 

La recogida desde las máquinas la realizan empresas colaboradoras de ECOEMBES y así empiezan el viaje a ser reciclados y reintroducidos en la cadena de consumo.  Los camiones de recogida no mezclan los residuos (mito bastante extendido), sino que hay lugares donde los mismos camiones y conductores realizan distintas rutas en función del día y del tipo de residuos: así, un día pueden ir recogiendo los contenedores amarillos (envases de plástico, latas y briks), y otro, el contenedor de resto. Es decir, que un mismo conductor recoja todos los residuos no significa que lo esté mezclando. En otros lugares, sin embargo, un mismo camión está bicompartimentado, es decir, la cuba donde deposita los residuos de los contenedores cuenta con dos compartimentos para distintos tipos de residuos.

 

Los camiones de recogida llevan el contenido a las plantas de selección de residuos y después a la de reciclaje.  En las plantas de selección, primero se depositan los residuos en una zona de recepción y a través de una cinta transportadora; las personas que se encargan de la recepción comienzan a realizar un proceso de selección, separando los distintos materiales aceptados por las máquinas: latas y botellas de plástico de bebidas.

 

Después de terminar el trabajo en las plantas de selección, se envía a la planta de reciclaje.  De forma genérica, en las plantas de reciclado, el proceso comienza cuando se abren las balas para alimentar la planta de separación, que consta de tres sensores ópticos. Allí se realiza una selección manual de los residuos, lo que no es polietileno (PET), envase metálico o brik se rechaza, y lo que sí es se mantiene en la línea y avanza hacia una segunda separación automática por color.

 

Una vez que ya se ha realizado este proceso, se lavan, se trituran y se extruyen para obtener el material con el que se fabrican nuevos productos 100% reciclados.  Si las entidades locales así lo deciden, Ecoembes asume la responsabilidad de la designación de los recuperadores/recicladores (generalmente vía subasta) para los distintos materiales recuperados, ejerciendo su rol de Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP), según se cuenta en su web https://www.ecoembestransparencia.com/el-rol-de-ecoembes/#content-rol-adjudicacion .

 

Los recicladores cuentan con un proceso de certificación externa, auditado bajo las normas ISO 9001 y 14001, que tiene como objetivo la verificación de los aspectos de tipo técnico, medioambiental, económico y administrativo necesarios para participar en las adjudicaciones de los materiales recuperados. Ellos deciden en qué productos transformar estos envases reciclados.

 

Este PET, que puede ser reciclado múltiples veces, se transforma en múltiples productos que nos llegan como consumidores, como fibra textil o envases para usos no alimentarios (jabón, detergente, etc.). Estos envases fabricados en PET se reconocen por la etiqueta que incluyen, donde las flechas del símbolo son más estrechas y posee un número para identificar el tipo de material. En este caso es un 1. Por su parte, las latas de bebidas vuelven a nosotros recicladas en nuevas latas, llantas de neumáticos, etc.

            

El plástico, como materia prima, puede presentarse en diferentes formatos antes de someterse a procesos de transformación. La homologación exige un grado de terminación que en el caso del PET son escamas de material limpias, mientras que el aluminio de las latas pasa a fundición.

  

El compromiso UCM con la Agenda 2030

La Agenda 2030 es un plan de acción global adoptado por los países miembros de las Naciones Unidas en 2015, con el objetivo de erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos.

 

Uno de los principales pilares de la Agenda 2030 es la producción y consumo sostenible, que busca asegurar que las actividades económicas se realicen de manera responsable y sustentable, sin comprometer el medio ambiente ni las necesidades de las generaciones futuras.

 

La Universidad Complutense ha demostrado su compromiso con la sostenibilidad a través de diversas iniciativas y políticas que buscan minimizar su impacto ambiental y social. Prueba de ello es que la gestión medioambiental y la sostenibilidad de la Universidad Complutense de Madrid ha sido nuevamente evaluada en el ranking mundial de Universidades Verdes, UI GREENMETRIC 2022 y el resultado revalida a la Complutense como la primera Universidad española, y puesto 31 a nivel mundial, de entre las 1.050 universidades de 85 países que han participado en esta nueva edición del ranking. Hecho que reconoce el esfuerzo que ha realizado la UCM por reducir su huella de carbono para contribuir a la lucha contra el cambio climático mundial.

 

Además, desde 2017, la UCM impulsa programas, proyectos y servicios medioambientales con el objetivo de reducir el consumo de energía y agua, disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y fomentar la movilidad sostenible. La Complutense ha sido capaz de medir su huella de carbono (se ha estimado que el arbolado complutense es capaz de secuestrar 269.2 T/año, y almacenar 5522 T/año de carbono), y actualmente está midiendo la huella hídrica y elaborando una estrategia de sostenibilidad que alinee los programas, proyectos y servicios medioambientales. Programas como #UCMComparteCoche, o la ayuda social para fomentar el transporte público, son ejemplos de este compromiso medioambiental.