Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Fran Sabariego y J.F. - 23 may 2022 11:09 CET

Andrea Gil y Julia Gómez son becarias del Departamento de Diseño e Imagen, que de manera tradicional ayuda a elaborar esta exposición que cada año muestra los trabajos de fin de trayecto de los estudiantes tanto del grado de Diseño como de Bellas Artes. Por su parte, José Javier Hernández y Julia Aguilera son voluntarios de Bellas Artes que decidieron presentarse a la convocatoria para ser comisarios en esta muestra, con la intención (cumplida de sobra) de adquirir experiencia en lo que supone montar una exposición.

Explica Gómez que hubo que hacer bastante selección, porque en el caso de Diseño se podían presentar hasta tres proyectos por persona y llegaron bastantes, “así que se han seleccionado para que haya representación de todas las ramas de Diseño que se enseñan en la Facultad, y se ha intentado que todas las personas que enviaran alguna propuesta tuvieran al menos una obra expuesta, pero que tuviera cohesión con el proyecto”. Aguilera apunta que en el caso de Bellas Artes ha sido un proceso similar, aunque “no todo el que mandó propuesta está en la exposición, pero sí la gran mayoría, se quedaron fuera sólo tres personas, porque se llegó al consenso común de que no eran representativos o no estaban a la altura de los que se iban a exponer, porque eran más ejercicios de clase que obra propia, o al menos así lo consideró el jurado”.

La selección la han hecho fundamentalmente los cuatro comisarios, con ayuda de otra estudiante que se presentó voluntaria y algunos profesores de varios departamentos que ayudaron a puntuar los proyectos y “a partir de su opinión y de la cohesión entre Diseño y Bellas Artes se han elegido las obras que mejor encajaban”.

La exposición

Los cuatro comisarios han decidido estructurar la muestra, que se puede visitar hasta el 3 de junio, por zonas conceptuales, donde dialogan las obras de creadores de los dos grados de la Facultad. La primera de ellas, entrando a la derecha, está más centrada en la ecología, y si las obras de Bellas Artes aportan el concepto naturaleza, los trabajos de Diseño apuestan por el uso de materiales poco convencionales. Utilizando los paneles móviles de la sala de exposiciones han decidido crear diferentes espacios, con recovecos que dan más sentido a las obras. Hernández afirma que “ha sido un poco como jugar, porque cada espacio tiene coherencia con lo que habla, y si esta zona de la muestra habla de cómo se expande la naturaleza, la parte dedicada a lo más urbano es casi como una calle, como una esquina”.

De la naturaleza se hace el tránsito hacia la zona urbana, con dibujos de torres de alta tensión o repertorios de plantas que crecen en el jardín de una casa o en un huerto. Explican los comisarios que una de las cosas más bonitas de la exposición ha sido que al juntar obras que tenían coherencia entre ellas, como estas últimas de las plantas, “ha resultado que las personas que las han realizado han resultado tener una relación intimísima de amistad”.

En esta misma zona de la muestra, destaca un juego de mesa sobre los ODS y la conservación de entornos, “que además es divertido y jugable”. Ahí comienza la zona propiamente urbana, con muchas fotografías y cartografías, de cómo representar el espacio urbano, y al final “todo concuerda un poco, de hecho, aquí se da el diálogo casi perfecto entre las piezas expuestas”.

A continuación, hay una zona de proyectos audiovisuales y nuevas tecnologías aplicadas al arte, incluyendo una pieza interactiva en la que los visitantes pueden escribir sobre una bandera. Explican los comisarios que hay varias obras, sobre todo en la parte de Diseño, que están marcadas para que se puedan coger y mirar, “porque están hechas para ser vistas, no para que estén en una vitrina”.

Tras la parte urbana, se llega a una penúltima, de espacios más privados, de estar en casa, de la persona, hasta llegar al final de la muestra, donde se resaltan los recuerdos y la memoria. Aquí, de acuerdo con Andrea Gil, hay obras, por ejemplo, sobre el cuidado de uno mismo, sobre el trabajo, la identidad y sobre las inseguridades.

Los comisarios coinciden humildemente en que, más allá de su esfuerzo, “la exposición es buena, porque todos los trabajos lo son, y sin un buen material, no sería lo mismo. Se ha hecho todo para representar a una promoción, pero también para que cada uno muestre su obra de la manera que mejor luzca”. La lista completa de los artistas expuestos incluye a Julia Aguilera, Alicia Alfonso, Luna Yong Arroyo Antolí, Javier Bajo, Paula Barranco, César Burgui, Manuel Caltagirone, Cristina Conesa, Álvaro Corral, Claudia Díez, Paula Dornan, Antonia Eileen, Aitana Fernández, Lucía Fernández, Laura Fernández-Mariñas, Irene Ferrero, Paloma Filgueiras, Paula Franco, Lucía Gangoso, Ángeles García, Natalia Gay, Andrea Gil, Lucía Giner, Carlota Gómez, Celia Gómez, Julia Gómez, Mariangel Gómez, Marina González, María Grande, Jimena Guajardo, David Guareño, Lucía Heras, Raúl Hernández, Cecilia Hernández, Pepe Hernández, Ulises Hervaz, María Iglesias, Magui Ivanova, Katia Jiménez, Elisa Legórbutu, Carmen Lomasaga, Cristina Maestro, Ignacio Martín, Víctor Martín, Aitana Martínez, Adriana Maruján, Pablo J. Maté, Alejandro Mateo, Sara Miyagi, Juan Miranda, Carmen Morcuende, Emilio Muñoz, Ana Noci, María Norris, Lucía Ortega, Viviana Padrón, Beatriz del Pino, Ana Plasencia, Bojana Ristic, Alba Rodríguez, Diego Ruiz, Geno Sánchez, Alba Serrano, Cristina Toadere, Nacho Torres, Nacho Teigell, Cristina Uceda, Itziar Uriarte, José Valcarcel, Macarena Valero, Irene Vaquero, Lidia Vidal Violeta Vizuete y Cris Wallis.