Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel, Fotografía: Jesús de Miguel - 12 dic 2022 18:32 CET

De acuerdo con Diego Rubiera-García, la iniciativa comenzó a pequeña escala, con unos cuantos colaboradores y estudiantes, “lo que no sumaban ni diez personas”, mientras que este año se ha llegado a 120 personas, que pueden asistir tanto físicamente como en formato on line.

Si en un principio el Taller ocupaba solamente un día, “ahora son tres y medio y hay 62 charlas”, junto a dos conferencias divulgativas, una de ellas en la Biblioteca Histórica de la UCM, y la otra, una presentación de un documental científico sobre las modificaciones de la relatividad de Einstein, “que se piensa que se tiene que extender”. Estas últimas conferencias están más dirigidas a los estudiantes que están en los primeros cursos de la Facultad de Físicas.

Algunos de los muchos temas tratados en las charlas especializadas son la naturaleza de los agujeros negros, la teoría de campos cuánticos, las ecuaciones de Hamilton en la gravedad teleparalela, la restricción de la cosmología con el Telescopio Einstein, la búsqueda de objetos extremadamente compactos con campos bosónicos o el problema del tiempo en la cosmología cuántica.

Toda esa información no se graba, con la excepción de las charlas divulgativas, que “son de más interés para el público general, porque las otras ponencias son sólo para aquellos muy especialistas en la materia”. Entre los ponentes se prioriza que sean los jóvenes, los estudiantes de doctorado y de postdoctorado, los que participen, y “los senior no suelen intervenir más que en labores organizativas”, así que prácticamente todo el mundo que habla está por debajo de los 35 años.

Asegura Rubiera-García que uno de los objetivos de estas reuniones es que ellos “se interrelacionen, hablen de sus resultados y puedan buscar colaboraciones para desarrollar su carrera científica”. De hecho, de ediciones anteriores han surgido artículos de investigación y contactos que han permitido a los jóvenes participar en grupos, hacer contactos, pedir proyectos, irse de postdoc a otros países… “Son sesiones muy útiles, porque realmente salen ese tipo de colaboraciones científicas cuando los más jóvenes presentan sus trabajos y los más seniors ven qué es lo que se mueve y cómo se pueden sacar nuevas ideas adelante”, asegura el profesor complutense.

También, y por el mismo motivo, gran parte de los que participan en la organización del congreso son estudiantes, “para que vean como se organizan este tipo de eventos y vean cuáles son los fallos más comunes que se cometen y cómo se pueden solventar”.