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Matilde Saura Múzquiz, premio Erwin Félix Lewy Bertaut 2023

Matilde Saura, de Físicas, premio Erwin Félix Lewy Bertaut 2023

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 25 abr 2023 09:51 CET

La Asociación Europea de Cristalografía (ECA) y la Asociación Europea de Dispersión de Neutrones (ENSA) entregan, cada año y de manera conjunta, el premio Erwin Félix Lewy Bertaut a jóvenes investigadores por sus aportaciones en los dos campos que atañen a dichas asociaciones. El galardón de este 2023 ha recaído en Matilde Saura Múzquiz, quien en estos momentos disfruta de una ayuda del Programa de Atracción de Talento de la Comunidad de Madrid, que lleva a cabo en el Departamento de Física de Materiales de la Facultad de Ciencias Físicas. Saura Múzquiz comenzó sus estudios en la Facultad de Ciencias Químicas de la UCM, y luego ha completado su formación y ha iniciado su exitosa carrera investigadora en Dinamarca, Noruega y Australia.

 

Los ascendientes de Matilde Saura Múzquiz (su padre Pedro Saura y su madre Matilde Múzquiz) la inclinaban hacia el mundo artístico, ya fuese el baile o el arte dramático, pero finalmente se decidió por estudiar Ciencias Químicas en la Complutense. En su último año de licenciatura se fue con una beca Erasmus a la Universidad de Aarhus en Dinamarca, donde comenzó su carrera de investigación con Mogens Christesen, que en aquel momento estaba empezando la formación de un grupo propio.

 

Tras terminar la carrera, el investigador le propuso quedarse allí para hacer un máster y, posteriormente, un doctorado en nanociencia. Saura Múzquiz tuvo la suerte de participar en la formación de un grupo desde cero en el que trabajaban con materiales magnéticos, utilizando nanociencia. La idea de su trabajo era utilizar cristalografía para entender la relación entre la estructura, las propiedades y la preparación de los materiales, de tal manera que intentaban “preparar materiales magnéticos que tuvieran mejores propiedades y sobre todo entender qué es lo que hacía que tuvieran unas propiedades y no otras, comprendiendo su estructura, porque al final todas las propiedades de todos los materiales dependen de la estructura”.

 

En el grupo de Mogens Christesen desarrollaron un protocolo completo que va desde sintetizar los materiales hasta la preparación de imanes permanentes con propiedades avanzadas, y de los estudios que hizo Saura Múzquiz surgió una patente de la que es coautora y que dio lugar a muchas colaboraciones con empresas danesas.

 

Su estancia en Dinamarca la alargó dos años más, con un postdoctorado, “para dar continuidad al proyecto de nanoestructuración de materiales magnéticos” y durante esos años hizo dos estancias en Noruega y Australia, en reactores nucleares, para seguir con sus trabajos de cristalografía, pero en lugar de utilizar rayos X como en Dinamarca usando neutrones, lo que está en la base del premio Erwin Félix Lewy Bertaut que le acaban de otorgar.

 

Después de su investigación en Dinamarca, tanto ella como su marido, también investigador, decidieron probar suerte en Australia, donde Saura Múzquiz realizó un postdoctorado con el experto en cristalografía Brendan Kennedy, de la Universidad de Sídney. Allí la investigadora española cambió el mundo de la investigación aplicada por la ciencia básica pura y dura, buscando entender “estructuras de óxidos complejos y estructuras magnéticas, incluso de compuestos que son mortales al contacto y tienen estructuras muy interesantes que son poco conocidas.  La idea del trabajo era entender estas estructuras complejas o por qué un cambio de fase o un cambio de estructura ocurre y qué es lo que hace que eso ocurra o por qué tiene unas propiedades magnéticas concretas a temperaturas ultra bajas, casi a cero absoluto”. Defiende Saura Múzquiz que “a lo mejor hoy en día esa investigación no tiene una aplicación muy obvia, pero la ciencia siempre es así, por ejemplo, necesitas saber que existen las ondas de radio para construir una radio, es necesario el conocimiento previo para que ocurran avances. El conocimiento siempre da una información para encontrar alternativas a otras cosas para el futuro, para aplicaciones que hoy en día ni siquiera nos podemos imaginar”.

 

Tras algo más de dos años en Australia, justo en plena epidemia de COVID, decidió volver a España, tras once años trabajando y formándose en el extranjero. Consiguió entonces la ayuda de cuatro años del Programa de Atracción de Talento de la Comunidad de Madrid, asociada al grupo de investigación del catedrático Lucas Pérez, del Departamento de Física de Materiales de la UCM.

 

Ha pasado así del estudio de materiales magnéticos al de materiales con propiedades magnéticas a ultrabajas temperaturas y ahora al de nanohilos, algunos magnéticos y otros no, que se estudian para “aplicaciones en espintrónica, que se supone que es el futuro de la computación”. Saura Múzquiz se postuló para este grupo de investigación porque consideró que aquí podía aportar su conocimiento en el mundo de la cristalografía en el estudio de estos materiales, una variante que no estaba incluida en el grupo de Lucas Pérez hasta la llegada de la investigadora. De acuerdo con ella, las instalaciones con las que cuenta en la Complutense son las adecuadas para el desarrollo de nuevos materiales, lo que encaja con su trabajo primigenio en Dinamarca, donde ya realizó estudios con materiales con propiedades direccionales como los magnéticos y los termoeléctricos, propiedades que comparten con los nanohilos, que son anisotrópicos, es decir que sus cualidades varían dependiendo de la dirección en la que son examinados. Añade que con el grupo de Lucas Pérez ya ha realizado pruebas cristalográficas con los nanohilos en sincrotrones de Francia y Barcelona.

 

Explica Saura Múzquiz que la ayuda de la Comunidad de Madrid es esencialmente para investigar, pero que en la Complutense también la animan a dar docencia, algo que a ella no le disgusta, porque disfruta con contacto con los estudiantes, y porque en Dinamarca ya acumuló más de 500 horas de docencia durante su doctorado.

 

El premio

El jurado del Erwin Félix Lewy Bertaut 2023 ha concedido el premio a Matilde Saura Múzquiz por sus “impresionantes contribuciones en el campo de la cristalografía de materiales funcionales, en particular de los relativos al estudio de óxidos complejos, magnéticos o no, y los estudios de la morfología de las nanopartículas”. Destacan también los diferentes métodos utilizados, la patente desarrollada, así como la originalidad y la independencia en su investigación.

 

Explica la premiada que para poder acceder a este premio te tiene que presentar alguien, que en su caso fue Mogens Christesen, ante la inicial reticencia de la propia Saura Múzquiz porque pensaba que no se lo iban a dar, “debido al alto nivel de los anteriores ganadores”. Al final, su extenso y brillante currículum le ha permitido alzarse con un premio que no tiene dotación económica, pero que si supone un reconocimiento a todo su trabajo, con lo que eso conlleva de invitaciones a congresos y a dar conferencias, de las que ya tiene apalabradas varias en Alemania y Dinamarca.

 

Concluye la investigadora complutense que este tipo de reconocimientos internacionales “no se consiguen sin la ayuda de todos con los que se ha trabajado a lo largo de la carrera investigadora”.