ÁGORA
Medicina inaugura una exposición permanente sobre Ramón y Cajal
Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Francisco Rivas - 7 oct 2022 12:59 CET
Desde el 7 de octubre, y junto al auditorio que lleva su nombre, se puede visitar la muestra “Santiago Ramón y Cajal. Un legado complutense universal”. La inauguración se ha hecho coincidir con el centenario de la jubilación del Premio Nobel como catedrático de la Universidad Complutense y en ella, tanto el rector Joaquín Goyache como el decano de Medicina, Javier Arias, han destacado el gran amor que tenía el homenajeado por la universidad. Algo que se ha plasmado en una de las columnas del espacio expositivo, donde bajo una de las imágenes que muestran a Cajal se ha incluido parte del discurso que dio en el paraninfo de la UCM con motivo de su Premio Moscú: “Hijo soy de la universidad, a ella le debo lo que sé y todo lo que valgo, ella me enseñó a amar la ciencia y a reverenciar a sus cultivadores”.
Carmen Martínez Mora, comisaria de la muestra junto a Enrique García-Mauriño y Elena Giné, explica que el material expuesto se articula en torno a tres ejes: Cajal histólogo, Cajal creador de escuela y Cajal académico. Así, en dos grandes vitrinas se pueden ver desde el facsímil de su tesis doctoral hasta el árbol genealógico de la Escuela Neurohistológica Española, donde él ocupa un lugar predominante como heredero de Luis Simarro; fotografías de sus orlas; facsímiles de algunos de sus dibujos científicos; preparaciones histológicas realizadas con las técnicas que desarrolló Cajal, así como instrumental y reactivos similares a los que utilizó el Nobel.
En la exposición se explica cómo Cajal desarrolló técnicas, a partir del trabajo de Golgi (con quien compartiría el Nobel), con las que propuso la teoría neuronal, en la que se concibe las neuronas como células separadas que se juntan en sinapsis para realizar las conexiones neuronales y que no existen como un todo conjunto como se había creado hasta el momento.
Para el decano de Medicina, Javier Arias, Cajal tenía alma de artista al realizar sus dibujos, pero también una faceta poética a la hora de escribir sus textos. A eso el Nobel sumaba, entre sus cualidades, su oposición ferviente al pesimismo, su pasión por la enseñanza, su confianza en la juventud universitaria y su afán por buscar nuevas ideas.
Ricardo Martínez, director del Instituto Cajal, añade que Cajal, “que era un monstruo de la ciencia”, también realizó muchos avances en el campo de las patologías. En concreto, en el cáncer, describió las que hoy se conocen como células madre tumorales, en estudios que ya tienen cien años, pero que siguen siendo reconocidos.
Concluyó la presentación de la muestra el rector Joaquín Goyache recordando la emoción que había sentido al tener en sus manos el original de la tesis doctoral de 42 páginas que escribió Cajal y que se conserva en la biblioteca de la Facultad de Medicina. Se congratuló, por último, Goyache, de que desde este momento la Complutense cuente con una exposición que homenajea a un científico a la altura de Pasteur, y que además “amaba nuestra universidad”.