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Primera de las tres mesas de la "Jornada UCM de Resistencia Antimicrobiana y Salud Planetaria: Un enfoque de una sola salud"

Medicina acoge la primera Jornada UCM sobre resistencia antimicrobiana y salud planetaria

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 30 oct 2025 13:17 CET

“Si no se toman medidas, en el año 2050, la resistencia de las bacterias a los antibióticos será la principal causa de muerte en el mundo, con cuarenta millones de casos”. Así de tajante se ha mostrado Alberto Delgado-Iribarren, jefe de servicio de Microbiología Clínica del Hospital Clínico San Carlos, en la primera “Jornada UCM de Resistencia Antimicrobiana y Salud Planetaria: Un enfoque de una sola salud”. Las medidas a tomar son posibles, aunque no fáciles, pero siempre que se hagan teniendo en cuenta que este es un problema complejo que requiere una perspectiva multidisciplinar, como han dejado claro ponentes como Fernando Bandrés Moya, catedrático emérito de Medicina Legal de la Facultad de Medicina de la UCM, y Benjamín Herreros, uno de los promotores de la Jornada y médico internista y profesor de Medicina Legal especialista en Bioética de la Facultad de Medicina de la UCM.

 

Uno de los promotores complutenses más apasionados de esa perspectiva multidisciplinar, que incluye a humanos, el resto de animales y al medio ambiente, es el profesor Bruno González Zorn, asesor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en resistencia a los antibióticos desde una perspectiva One Health (Una Salud).

 

En su charla, impartida dentro de la mesa “Impacto ambiental y resistencias”, ha recordado González Zorn que uno de los principales problemas que existen en nuestro planeta es el aumento de seres humanos, que ya sumamos más de 8.200 millones. El profesor complutense ha recordado que ese crecimiento exponencial no se produjo hasta principios del siglo XX, fundamentalmente por la potabilización del agua, el desarrollo de las vacunas y el descubrimiento de los antibióticos.

 

Durante años, los antibióticos han permitido que nuestra especie prolifere, pero las bacterias, que llevan en la Tierra desde que comenzó la vida, hace unos 3.500 millones de años, han sido capaces de colonizar todos los ecosistemas posibles, incluyendo a los propios humanos, “y además no lo han hecho de manera pacífica”.

 

El altísimo número de personas, junto con el excesivo uso de antibióticos en el mundo, sumado a que “en los últimos treinta años no se haya desarrollado ninguna familia de antibióticos”, hace que las bacterias desarrollen resistencias que además se distribuyen por todo el planeta de manera rápida. Y así una bacteria resistente que se encuentra en una UCI en Japón, puede encontrarse, de manera casi inmediata en animales y en el medio ambiente del resto del mundo.

 

Reconoce González Zorn que en determinadas zonas del mundo, como Europa, se es consciente del problema y se están poniendo remedios, como dotaciones de dinero público para el desarrollo de nuevos antibióticos, pero también es consciente de que su uso va al alza en el resto del mundo y en países como España, donde ya mueren al año unas 23.000 personas por problemas asociados a esta resistencia de las bacterias. Considera el representante de la OMS que el número de afectados en nuestro país aumenta, en gran parte, por la cantidad de personas mayores de otros países que vienen a jubilarse.

 

A pesar de todo, González Zorn cree que hay esperanza debido a que se ha impuesto la ciencia y se puede hablar del problema abiertamente, a que cada vez se trabaja más unidos, a que se está mejorando el diagnóstico rápido, a que se están desarrollando nuevas estrategias contra las bacterias más allá del uso de antibióticos, o a que se crean alianzas universitarias, como UNA Europa que unifican los saberes más allá de las fronteras.

 

Salud planetaria y equidad

Álvaro Flores Balado, médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, y actualmente en la Unidad de apoyo de la Dirección General de Salud Pública y Equidad en Salud del Ministerio de Sanidad, incide en la relevancia que tiene, dentro de los estudios de Una Salud, el prestar atención al planeta, a la pérdida de biodiversidad, a los índices de contaminación y al cambio climático, factores que inciden en la resistencia de las bacterias.

 

Ha hablado Flores Balado de los nueve límites planetarios que evalúan la estabilidad del sistema Tierra y como siete de ellos ya se han sobrepasado, así como de los puntos de no retorno, del que ya se ha sobrepasado el de lo corales de aguas cálidas.

 

El aumento de la población lleva, de acuerdo con el conferenciante, a unos índices de impacto enormes provocados, en gran parte, por la alimentación, y por un consumo desaforado de un 10% de esa población mundial, que es la que produce el 50% de la contaminación. Ha confesado también que el sector sanitario contribuye en un 4,4% a esa contaminación, lo que “si fuera un país lo convertiría en el quinto más contaminante”.

 

Frente a ello, Flores Balado apuesta por unas líneas de actuación que permitan la descarbonización del sector sanitario, el uso de menos plásticos y el uso de buenas prácticas que permitan una transformación sistémica completa.

 

Paloma Merino Amador, médica especialista en Microbiología Clínica del Hospital Clínico San Carlos y otra de las promotoras de la Jornada, ha cerrado la primera mesa recordando cómo la temperatura del planeta afecta a la profusión de bacterias, incluyendo las aguas oceánicas, donde se vierten los residuos del sector sanitario y los laboratorios médicos, y ha insistido en cómo se difunden las bacterias resistentes por todo el planeta, a partir de situaciones donde la sanidad no funciona o está totalmente destruida como en Gaza en estos momentos.

 

Al igual que sus compañeros de mesa cree que hay soluciones, siempre que se trabaje con la perspectiva de la sostenibilidad y de la equidad, y recordando que la universidad debe ser un altavoz de los avances científicos y sociales.

 

La jornada se completó con otras dos mesas, en las que participaron David Navarro, catedrático de Microbiología de la Universidad de Valencia; Javier Piñón, jefe del Laboratorio de Referencia en Resistencias Antimicrobianas de México: RELAVRA; Carmen Martínez Ramírez, del PRAN (Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos); María Luaces, de la Unidad de Innovación del Hospital Clínico San Carlos, y Benjamín Herreros Ruiz-Valdepeñas, como director del Instituto de Bioética Francisco Vallés.