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La secretaria general de la UCM, Araceli Manjón-Cabeza, inauguró la exposición

Medicina, primera parada de la exposición itinerante sobre el bicentenario del primer reglamento de la Universidad Central

Texto: Alberto Martín - 3 may 2022 10:14 CET

La Facultad de Medicina es la primera parada de la exposición itinerante sobre el “Bicentenario del Primer Reglamento de la Universidad Central”. La secretaria general de la UCM, Araceli Manjón-Cabeza, inauguró el pasado viernes 29 de abril, acompañada por el decano Javier Arias, esta muestra organizada por el Archivo General de la UCM, que permite a través de documentos originales no solo conocer los pormenores del primer y breve traslado de la Universidad Cisneriana a Madrid, sino, sobre todo, del esfuerzo transformador de la época. Esta conmemoración tendrá su acto central en una sesión que se celebrará en el Paraninfo de San Bernardo el próximo 23 de junio.

 

Como explicó la secretaria general, Araceli Manjón-Cabeza, son muchos los motivos que justifican esta exposición. El principal, sin duda, es el hecho histórico en sí. La universidad cisneriana comienza en 1822 su traslado a Madrid, inspirada en la Constitución de 1812, que dio a la educación carácter de derecho fundamental. Un traslado que fue interrumpido por la vuelta al poder de Fernando VII en 1824, y reanudado en 1836, durante la Regencia de Isabel II. El Reglamento y el breve traslado de la Universidad a Madrid en 1822 también es clave, como explicó la secretaria general, para fundamentar la continuidad histórica entre la universidad fundada por el Cardenal Cisneros en 1499 y la actual Universidad Complutense.

 

La exposición, integrada por diez paneles, repasa los intentos liberales para situar la educación como eje vertebrador del país, durante el primer tercio del siglo XIX. El Informe para proponer los medios de proceder al arreglo de los diversos ramos de instrucción pública, redactado por Manuel José Quintana en 1813, significó un antes y un después al considerar que “la educación debe ser universal, uniforme, pública, gratuita y libre para todos los ciudadanos”. Un año después, en 1814, basado en ese informe, se presentó el Proyecto de Decreto sobre el arreglo general de la enseñanza pública, en el que se establecía la obligación de tener una escuela de primera enseñanza en todos los pueblos; centros de segunda y tercera enseñanza en todas las provincias, mientras que una universidad central, ubicada en “la capital del reino”, se encargaría de impartir los estudios superiores. La vuelta al poder de Fernando VII impidió aprobar y aplicar aquel decreto de manera inmediata, pero no que fuera la base de la política educativa durante el trienio liberal de 1821 a 1823.

 

El 3 de octubre de 1822 se aprobó el Reglamento provisional para la organización de la Universidad Central, que mencionaba expresamente la integración en ella de los Estudios de San Isidro, las enseñanzas del Museo de Ciencias Naturales y la Universidad de Alcalá. Apenas un mes después, el 7 de noviembre, en la Capilla de los Reales Estudios de San Isidro se celebró en acto de inauguración de la Universidad Central, con un discurso del entonces presidente de la Dirección General de Estudios, Manuel José Quintana, y gran inspirador de todo este proceso. “La Universidad Central es obra de la nación, nacida con la libertad, producto de la Ilustración y de la civilización de los siglos”, señaló Quintana, a quien la exposición dedica de manera monográfica uno de sus paneles.

 

La vuelta del absolutismo al poder propició que la Universidad Central solo impartiera un curso, el de 1822-23, en la capital. La década ominosa de Fernando VII no solo llevó a la universidad de vuelta a Alcalá, sino que sus profesores fueron depurados y los títulos concedidos, anulados. Sin embargo, el legado de aquel primer curso en Madrid fue suficiente para que en 1836, durante la regencia de María Cristina, y la llegada de un nuevo gobierno liberal al poder, el proyecto fuera recuperado, la universidad se trasladara definitivamente a la capital, en concreto al “Antiguo Noviciado de Jesuítas” de la calle San Bernardo, donde hoy se encuentra el Paraninfo Histórico de la UCM. Allí, como anunció Araceli Manjón-Cabeza, el próximo 23 de junio se celebra un acto conmemorativo de este bicentenario, en el que el defensor universitario, Rafael Orden, impartirá la conferencia central. También está previsto que en otoño se impartan diversas conferencias y charlas tanto sobre el Reglamento de 1822 como sobre el contexto histórico de la época. De acuerdo con la secretaria general, esta exposición también sirve para mostrar la riqueza documental que alberga el Archivo General de la UCM, que junto al patrimonio inmobiliario y mobiliario y a la Biblioteca, “son las tres grandes joyas de esta Universidad, ninguna por encima de las otras dos”, concluyó Araceli Manjón-Cabeza.