CURSOS DE VERANO
La industria de la moda apuesta por una sostenibilidad holística
Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 24 jul 2023 13:12 CET
La sostenibilidad en la moda no puede ser una mera estrategia de marketing, ya sea real o falsa, la conocida como greenwashing, sino que debe involucrar a todas las partes del proceso, desde la elección de los materiales hasta la sensibilización de los consumidores. Así ha quedado reflejado en el curso “Moda sostenible en España. Un reto a 2030”, dirigido por Andrés Fernández, director global de Sostenibilidad y Sourcing de Mango. En la charla inaugural, Ángel Asensio, presidente de ModaEspaña, ha reconocido que la moda ha sido acusada de contribuir a la contaminación de manera importante, pero “las empresas españolas ya están modificando su modelo de negocio para dejar un planeta mejor para nuestros hijos”.
En esa preocupación por la sostenibilidad, el director global de Sostenibilidad y Sourcing de Mango, tiene claro que las empresas de moda hacen un análisis del impacto medio ambiental que tiene que ver con las materias primas y con los procesos de fabricación. Asegura que “las fibras condicionan en gran manera la sostenibilidad, así que lo que se hace es intentar basarse en la ciencia para conocer datos como las emisiones de carbono, el impacto del agua utilizado o el uso de químicos, y con todo eso se hace una estrategia a largo plazo de materiales y para cada prenda se hace un seguimiento”.
Chisco Garcia, experto en sostenibilidad en moda en España, apostilla que en torno a un 70% de la sostenibilidad de una prenda depende del tejido con el que se fabrica, y gran parte de la toma de la decisión de esa sostenibilidad son “las diseñadoras, que casi siempre son mujeres jóvenes, y tienen mucho peso en la decisión de las materias primas utilizadas, que es lo que va a hacer que la estrategia sea exitosa”.
Reconoce el experto en sostenibilidad que la formación es fundamental “para saber mas sobre lo que tenemos que hacer de cara al futuro, desde los empresarios al consumidor final”. A lo que Andrés Fernández añade que en empresas como Mango también hay una estrategia interna de concienciación para que todos los empleados estén formados, con charlas con expertos para que poco a poco profundicen en ciertos conceptos, en busca de un plan de formación más integral.
Chisco García ha expuesto los pasos fundamentales de lo que sería una deseable economía circular, que empieza con las ya mencionadas materias primas, y luego pasa por la fabricación, el movimiento de las prendas, la llegada a tiendas, el mejor trato posible por parte de los clientes y por último volver a consumirlo o reciclarlo.
En la fabricación “es importante la sostenibilidad medioambiental, pero también la social”, es decir, que hay que guiarse por estándares muy importantes sobre el uso del agua, para consumir la menos posible, así como de seguridad y salud del producto, usando tintes y sustancias que no sean perjudiciales, y en ese entorno las auditorías sociales son fundamentales, e incluso los proveedores deben cumplir con el código de conducta.
La logística es una parte evidente en el proceso, ya que permite reducir el CO2 en el transporte, algo que se puede cuidar incluso en los “pequeños detalles que contribuyen a la sostenibilidad, como por ejemplo la mejora de densidad dentro de los paquetes”.
Las tiendas, por su parte, han de ser no sólo más atractivas y prácticas, sino también 100% eficientes en su consumo de agua y sin bolsas de plástico ni otros plásticos de un solo uso. En los establecimientos, la segregación de residuos es fundamental, porque llega mucho plástico y papel, que “una vez que se separa deja de ser un residuo”.
Una vez que el producto está en manos de los clientes, “las mejores prácticas de uso del cliente son importantísimas, para que las prendas duren lo máximo posible”. Cree Chisco García que incluso “deberíamos elaborar un protocolo para que no se ponga nada en este planeta sin pensar cómo va a acabar”. En cuanto a la aparente contradicción de comprar ropa duradera y el hecho de que las marcas lancen colecciones nuevas de moda, no debería implicar que se deseche la ropa que se comprado antes, “sobre todo porque ha mejorado mucho la calidad de los productos, así que cada vez las prendas duran más y quizás con ella se puedan hacer otras cosas, como ir al mercado de la segunda mano, o al alquiler de ropa”.
Ahora bien, juntar todos los elementos de la cadena mencionados, de una manera correcta y ordenada, es algo complejo, porque “la sostenibilidad no es una ecuación fácil”, y para conseguirla hace falta una visión general de una estrategia muy global, que “en empresas como Mango se ha hecho muy bien y en algunos aspectos, como la transparencia, han sido los primeros “.
Al fomento de esa circularidad ayudará la legislación europea en materia de residuos que entrará en vigor en 2025 y que, evidentemente, afecta a los productos textiles, pero como recuerda Chisco García, gran parte de la industria de la moda, al menos en nuestro país, ya ha ido haciendo avances para conseguir la sostenibilidad. Recuerda además que “si alguien quiere vender en Europa, se va a tener que adaptar a nuestra normativa”, y que, aunque “es complicado ponerse de acuerdo en todo, en los últimos años ha crecido una visión de colaboración nacional e internacional a nivel de sostenibilidad”.
Concluye el conferenciante reconociendo que “una estrategia de sostenibilidad tiene que ser holística, no vale que sea una cosa puntual”, de tal manera que todo lo que atañe a una marca deber ir dentro de esos parámetros, incluyendo por ejemplo los complementos, que no podrán ser de PVC o de plásticos de un solo uso, o incluso en los materiales que se usan en el packaging. De acuerdo con él, “no puede haber una visión de sostenibilidad sesgada centrada en las prendas, sino que debe repercutir en toda la marca y el negocio, porque esto se hace no para cubrir el expediente, sino porque creen en ello”.