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El rector Joaquín Goyache en el momento de la investidura de Don Randel. A sus lados la profesora Carmen Julia Gutiérrez y el decano Miguel Luque

El musicólogo Don Randel, nuevo doctor honoris causa por la Complutense

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Francisco Rivas - 26 ene 2024 12:51 CET

En el acto académico de Santo Tomás de Aquino, celebrado el 26 de enero en el paraninfo de San Bernardo, la Universidad Complutense ha investido como nuevo doctor honoris causa al musicólogo Don Randel. Tanto él como el rector Joaquín Goyache han realizado una defensa a ultranza de la universidad pública y de sus valores. Como es tradicional, en el mismo acto académico se ha investido a una representación de los doctores y a las doctoras de la UCM que han obtenido dicho grado durante el curso 2022/2023.

 

La madrina de la investidura, la profesora del Departamento de Musicología de la Facultad de Geografía e Historia, Carmen Julia Gutiérrez, ha señalado que Don Randel ha tenido una relación continua con España desde que obtuvo su beca Fullbright en 1964 que le trajo a nuestro país por dos años. Desde entonces, ha aprovechado cada oportunidad que se le ofrece para viajar a nuestro país, ha publicado en revistas científicas españolas y en español, ha asistido a numerosos congresos en España, ha participado en colaboraciones como la inauguración del máster de Gestión Cultural Música, Teatro y Danza del Instituto Complutense de Ciencias Musicales (ICCMU), ha impartido clases en el máster de Música Española e Hispanoamericana, ha asistido como miembro a tribunales de tesis doctorales, y ha asesorado, desde 2013, al grupo de Música Antigua del Departamento de Musicología. Además, ha sido recientemente designado presidente del Comité asesor científico del ICCMU.

 

La profesora complutense asegura que todo eso lo ha hecho siempre “de forma desinteresada y amable, y dando muestras de una enorme generosidad intelectual al compartir su trabajo con el Departamento de la UCM, al revisar las a veces muy locas propuestas, y al sugerir hilos de los que tirar en las investigaciones”.

 

Don Randel ha reconocido que quiere mucho a España, a nuestra cultura, pero “no sólo a la intelectual y artística, sino también a la gastronómica y vinícola”. En su discurso ha rememorado a sus profesores de Español y Literatura Española en la Universidad de Princeton, entre ellos Claudio Guillén y Vicente Llorens. En un seminario de canto litúrgico sobre la Edad Media, en la universidad, se dieron cuenta de la escasez de códices, unos cuarenta, la mayoría de ellos de los siglos X y XI que eran muy elaborados, pero indescifrables, es decir “es un canto que no podíamos cantar”.

 

A lo largo de la historia unos pocos especialistas habían estudiado esos códices, a lo que se unió él con una beca Fullbright para hacer aquí su tesis doctoral sobre ese antiguo canto litúrgico hispano, también conocido como canto mozárabe. Recuerda que en aquella época de los años sesenta, con 1.200 dólares anuales, “vivía en Madrid como un príncipe, cuidado por dos ancianas de La Rioja, Ángeles y Teodosia”, en un piso de ubicación privilegiada frente al Retiro y el Jardín Botánico.

 

Iba a la catedral de Toledo, diariamente, y también a la Real Academia de la Historia en Madrid, para consultar los códices. Y de vez en cuando a Santo Domingo de Silos, donde conoció a quien sería su amigo, el también musicólogo, Ismael Fernández de la Cuesta. En esos años viajó también otras ciudades como Cuenca, donde hizo amistad con pintores contemporáneos.

 

También dedicó tiempo al estudio de la guitarra, lo que le divertía mucho, aunque no tuviera nada que ver con su carrera. Bromeó Randel sobre que el segundo año, “un sentido de responsabilidad” le cayó encima y se centró en su tesis doctoral, trabajando día y noche, antes de volver a Estados Unidos en 1966. Desde entonces, España ha sido siempre una parte entrañable de su vida, tanto personal como académica.

 

Como ya aseguraba la profesora Carmen Julia Gutiérerez no podemos estar seguros de los tonos exactos del canto litúrgico antiguo hispano, así que nunca se sabrá con precisión cómo suenan la mayoría de estas melodías, pero Randel “emprendió un trabajo de titanes lidiando con estas fuentes y estableciendo en un estudio pionero y muy avanzado para su época”, estableciendo la existencia de varias tradiciones en las melodías indescifrables de la salmodia mozárabe, estudiando los neumas, sus combinaciones y sus repeticiones y mostrando la variedad y la riqueza de estas melodías medievales. Randel proporcionó la primera descripción general de todo el repertorio mozárabe y su obra sigue siendo todavía hoy en día un instrumento de trabajo básico para los medievalistas que se ocupan del canto en la Península Ibérica.

 

Universidad para todos

En su discurso de investidura, Randel ha defendido el sistema universitario, pero no el estadounidense, porque “no es sostenible” por la gran cantidad de instituciones que existen tanto públicas como privadas, y entre estas últimas las que no tienen fines de lucro (como las más prestigiosas del país) y las que sí lo tienen. De acuerdo con él, el principal problema del modelo americano es que se basa en que el dinero viene de los estudiantes y de sus familias, no del Estado, “con costes anuales que pueden llegar a 80.000 dólares, que son inalcanzables para la mayoría de las familias”. Es un sistema “caótico e irracional, porque la educación universitaria en un país civilizado debería ser para todas las personas”. De acuerdo con él, el sistema universitario americano “contribuye a la desigualdad, en lugar de ser el vehículo para superarla”, y por ello es “un sistema que carece de justicia”, al igual que “el sistema de la salud pública”.

 

Para Randel, la universidad, principalmente la pública, se debe basar en valores, y tiene que ser parte de un sistema de educación que garantice que todo individuo tenga la oportunidad de desarrollar al máximo las capacidades con las que nació, porque “todos nacemos científicos, humanistas y artistas”. Coincide con el  nuevo doctor honoris causa el rector de la Complutense, Joaquín Goyache, quien asegura que las universidades públicas somos, “ante todo, un referente de la cultura, no meros productores de profesionales, pretendemos crear talento”.

 

Ha destacado Goyache que en el año académico 2022-2023 se han defendido 797 tesis doctorales en la Universidad Complutense. De ellas, 200 han sido tesis con mención internacional, 15 con mención industrial, 8 en cotutela y 693 han recibido la calificación cum laude, lo que demuestra “con datos objetivos la calidad de los doctorados de nuestra universidad”.

 

Opina el rector que una prioridad de la Complutense, como universidad pública, es cumplir con la formación superior de nuestros estudiantes y conducir todos sus esfuerzos hacia la consecución del máximo título académico y de su formación como investigadoras e investigadores. Aconsejó a los nuevos doctores que no se acomoden, que sigan adelante, sin ponerse límites y sin que nadie les diga hasta donde pueden avanzar, porque tienen “el derecho y también el deber de ser extraordinarios”.