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Extinction Rebellion ha organizado una sesión en la Facultad de Ciencias de la Información para hablar de comunicación y emergencia climática

“O nos rebelamos, o nos extinguimos”: El grito de Extinction Rebellion frente a la emergencia climática

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 23 mar 2022 12:45 CET

Sin paños calientes. Así ha sido la conferencia que ha impartido, en la Facultad de Ciencias de la Información, el ambientólogo Víctor de Santos, dentro de la sesión organizada por Extinction Rebellion, centrada en la comunicación y en la emergencia climática. Según el científico asociado a este movimiento social, en la actualidad “ya se han activado nueve de los 15 puntos de inflexión” que nos pueden llevar a extinción como especie. Apoyado en la opinión de otros investigadores, cree que quedan tres o cuatro años de actuación para poder detener un futuro apocalíptico marcado por guerras, migraciones masivas, pobreza… Frente a ello, “los cambios individuales no son suficientes, hace falta mucho más”.

 

Víctor de Santos, en la sala azul, abarrotada de estudiantes, les ha recordado que no es suficiente con hacerse veganos, con comprar productos locales, con ir en bicicleta o con reciclar, sino que además, y especialmente, debería haber un gran cambio social que involucre a las grandes corporaciones que son las que más contaminan. De acuerdo con él, “el 10% de los más ricos del planeta contaminan diez veces más que el 10% de los más pobres”.

 

Teniendo en cuenta que nadie, de los más afortunados, va a cambiar, de repente y por iniciativa propia, De Santos opina que la única opción es rebelarse, aglutinar una mayora social suficiente como para que se dé un gran cambio, como en otros tiempos lo consiguieron las sufragistas, los movimientos para acabar con la mili en España o los luchadores por los derechos de los negros encabezados por Martin Luther King.

 

Estrategia de comunicación

Las acciones que lleva a cabo Extinction Rebellion, para intentar que la sociedad tome conciencia, se enmarcan en la desobediencia civil e intentan poner el acento en que el tiempo para tomar decisiones se agota. Para ello han desarrollado, no sin debate interno, un plan de comunicación que intenta equilibrar un mensaje apocalíptico con otro que afirma que todavía hay tiempo para evitar la debacle.

 

Reconocen los miembros de Extinction Rebellion que ese equilibrio no es algo fácil de conseguir, sobre todo cuando hay que informar a unos medios que no quieren divulgar mensajes excesivamente pesimistas, muchas veces por el propio interés de los dueños de dichos medios. Además, está el tema de los plazos, porque nuestra especie no es muy dada a pensar en el futuro, e incluso están los negacionistas del cambio climático.

 

Como ejemplo de ese negacionismo, incitado por los medios, proyectaron en la sesión un fragmento del filme No mires arriba, así como de una entrevista real de una investigadora en la televisión francesa,  a la que sus compañeros de mesa tratan con un espíritu de chanza que no difiere del de los periodistas de la película de Netflix.

 

Los estudiantes que asistieron a la sesión realizaron un pequeño taller para pensar ideas para una campaña de comunicación que sea más efectiva y que llegue a los tres públicos objetivos que tiene el movimiento dentro de la ciudad de Madrid: jóvenes, jubilados y parejas con hijos pequeños que viven dentro de la M30.

 

Para llegar a ellos, los estudiantes propusieron que se realizaran charlas en asociaciones de personas mayores; hacer anuncios cortos que utilicen un mensaje sentimental, sobre todo en Tik Tok; invertir en publicidad en las calles y en la televisión, intentando atraer influencers, youtubers o tiktokers, que expliquen cómo será el futuro; fomentar los podcasts e intentar lograr un espacio en la televisión pública; dejar de culpabilizar al ciudadano medio y, sobre todo, conseguir que el mensaje llegue “a los que mandan”, votando a los partidos que tengan una mayor conciencia ecológica y a los que piensen en el futuro.