REPORTAJE

Los profesores María Matesanz del Barrio, Rosario Gavilán García y Álvaro Martínez Camarena

La Oficina C, una novedosa forma de poner en contacto a investigadores con el Congreso de los Diputados

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 20 mar 2024 11:23 CET

La Oficina C (Oficina de Ciencia y Tecnología del Congreso de los Diputados) ha nacido con la idea de ofrecer “la evidencia científica sobre temas de interés y facilitar el diálogo entre la comunidad científica y los diputados y diputadas”. Para ello usa dos vías distintas, por un lado, la elaboración de informes “imparciales e independientes que recogen el consenso científico y técnico”, coordinados por el Congreso y por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. Y por otro, mediante un programa de emparejamiento de investigadores con diputados, en cuya segunda edición, de los nueve científicos seleccionados dos han sido complutenses. Además, otros tres profesores de la UCM han participado en la elaboración de los últimos informes.

 

Loreto Corredoira, de la Facultad de Ciencias de la Información; Rosario Gavilán, de la Facultad de Farmacia; Álvaro Martínez Camarena, de la Facultad de Ciencias Químicas; María Matesanz, de la Facultad de Filología, y Rafael Rubio, de la Facultad de Derecho, son los cinco complutenses que acaban de colaborar con la Oficina C.

 

De los mencionados, dos de ellos, María Matesanz y Álvaro Martínez Camarena, lo han hecho en la segunda edición de emparejamientos con diputados y letrados, en cuya primera convocatoria ya hubo una complutense, la catedrática María Crespo López, de la Facultad de Psicología. Esta iniciativa del emparejamiento busca acercar el funcionamiento del Congreso de los Disputados a los científicos, fomentar la conexión de los diputados con el sector público de ciencia y tecnología en nuestro país, e impulsar la creación de nuevos canales de diálogo entre los diputados y la comunidad científica.

 

Los complutenses que han participado en la convocatoria de 2023 han sido dos de los nueve seleccionados de entre unas trescientas peticiones que se hicieron para formar parte de la iniciativa. Matesanz explica que le informaron de la convocatoria desde el decanato de la Facultad de Filología y que en el proceso de selección le sorprendió que tuviese que responder a una serie de preguntas por escrito, seis cortas y cuatro largas, “para demostrar que sabes de lo que estás hablando”. Reconoce la profesora que no esperaba que la eligieran porque en la primera convocatoria no había nadie de humanidades, y menos de lingüística, que es su área de especialización.

 

Martínez Camarena conocía, de manera superficial, la Oficina C, pero la seguía por X, y ahí es donde vio la convocatoria y decidió presentarse, sin demasiadas esperanzas de que le seleccionaran. Considera el profesor de Ciencias Químicas que las preguntas que se les hacen son para ver los conocimientos, no sólo sobre su área de trabajo, sino también sobre “las políticas públicas y la política científica, así como para ver la motivación de cada uno”.

 

De acuerdo con ellos, la Oficina C y la FECYT proponen a los diferentes grupos políticos participar en el proyecto, y de ahí se eligen los diputados, que suelen ser los que están en comisiones de ciencia u otros temas relacionados.

 

Por ejemplo, a Martínez Camarena le emparejaron con Javier Alfonso-Cendón, del PSOE, que fue el ponente del proyecto para modificar la ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. En el caso de la profesora Matesanz le tocaba emparejar con algún diputado del grupo mixto, pero como era más difícil encontrar ahí expertos, la emparejaron con el letrado Pedro Peña, director de Estudios, Análisis y Publicaciones del Congreso de los Diputados.

 

Los dos complutenses reconocen que estaban un poco desconcertados el primero de los días de su emparejamiento, porque pensaban que iba a ser “en petit comité”, pero fue una reunión con otros muchos diputados y con los responsables de los informes de la Oficina C. Es cierto que ese día presentaron los emparejamientos, pero no fue hasta el siguiente día cuando ya quedaron con ellos para poder asistir a las comisiones de trabajo.

 

La experiencia ha durado tres días, del 26 al 28 de febrero de 2024, y para cada uno de los complutenses, aunque ha sido satisfactoria y enriquecedora, ha sido muy diferente. Por ejemplo, en el caso del profesor de Ciencias Químicas su emparejamiento le tocó justo cuando se destapó el caso Koldo, así que la situación en el Congreso, y sobre todo en el grupo socialista, fue un tanto “movida” y no pudo estar todo el tiempo previsto con su diputado, aunque sí habló con él sobre la importancia de la transferencia del conocimiento. Lo que sí pudo fue asistir a la presentación de los informes, “que son muy interesantes porque son muy colaborativos, y los diputados tienen muchas preguntas, que les responden los expertos que los han elaborado”.

 

La profesora Matesanz también asistió a uno de esos informes, en concreto al titulado “Avances en neurociencia: aplicaciones e implicaciones éticas”, que le impresionó con el “altísimo nivel que tenía, estaba muy bien hecho y muy bien trabajado”. Además de eso, con el letrado, “que conoce toda la casa, todo el manejo, todas las comisiones”, pudo visitarlo todo, incluida la sección de taquígrafos, con los que pudo hablar sobre cómo hacen el diario de sesiones. Además, como el letrado estaba relacionado con las publicaciones del Congreso, “era bastante sensible al tema de la lingüística y al multilingüismo, así que la experiencia ha sido muy positiva, muy enriquecedora”.

 

Martínez Camarena coincide en señalar lo interesante de la experiencia, y destaca esa capacidad de ver en primera persona “cuál es la vinculación entre la ciencia y el papel que cumple la ciencia en la elaboración de la legislación, así como la propia elaboración en sí de esa legislación, en la que la base científica, más o menos objetiva, puede servir de base”.

 

Incendios

La participación en los informes es muy diferente a la de los emparejamientos, y es “similar a la tarea habitual en la revisión de trabajos que hacen habitualmente los profesores”. Así lo explica Rosario Gavilán, delegada de la decana para Medio Ambiente en la Facultad de Farmacia, quien ha participado en el informe “Incendios forestales y restauración de zonas quemadas”.

 

Explica que, en su caso, los expertos los solicita la Oficina C a estancia de las sociedades científicas, y les presentan un manuscrito ya elaborado por especialistas de la propia Oficina, para que los revisen y aporten comentarios, que van modificando el texto original según van llegando las revisiones.

 

Reconoce que el trabajo que les presentaron a una veintena de revisores, cada uno experto en un tema, era una revisión exhaustiva, con varios cientos de referencias bibliográficas, y que cada uno, desde sus distintos campos, ha aportado lo que considera fundamental, como ha hecho ella desde la Botánica. Reconoce, eso sí que el tema del fuego es “muy mediático y es muy difícil estar de acuerdo, porque ni siquiera a nivel científico se está de acuerdo con cómo tratar los fuegos”.

 

Informa de que los textos son muy especializados, quizás no al alcance de cualquiera, pero, como aseguran los dos profesores que asistieron a la presentación de los informes, se facilita su comprensión con un PowerPoint simplificado y se cuenta con la presencia de cuatro expertos para responder las preguntas de los diputados que asisten, que suelen ser los que estén involucrados en comisiones relacionadas con el informe.

 

Desinformación

El segundo informe en el que han participado los profesores Loreto Corredoira y Rafael Rubio es el titulado Desinformación en la era digital. La profesora de Ciencias de la Información explica que les llamaron directamente de la FECYT, “probablemente por las muchas publicaciones” que tienen los dos en dicho campo. De hecho, con financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación han creado el Observatorio de la Desinformación UCM, en el que van haciendo “análisis de cuáles son las narrativas de los medios, cuáles son los bulos más importantes que surjan y cómo se han contrastado en las campañas electores desde 2020 a 2023”,

 

En la bibliografía del informe hay algunos de los trabajos de los dos profesores complutenses, y en el caso concreto de Corredoira le notificaron que la seleccionaban además de por lo mencionado anteriormente por “la perspectiva comparada que había hecho de los países de la Unión Europa y de las políticas públicas que tienen para frenar, no sólo la desinformación, sino también distintos fenómenos que se conocen como desórdenes informativos, que pueden ser desde el negacionismo hasta la polarización o el uso ilegal de datos en la publicidad”.

 

En la revisión de este informe han participado dieciocho expertos, que han ido mejorando el borrador que había realizado la Oficina C, y que “ha permitido acercar la universidad y los centros de investigación, de forma más activa, a los diputados”. Opina Corredoira que el objetivo de esta interacción es que “se legisle con sensatez, con conocimiento de lo que se está hablando, y que no se tomen decisiones en caliente, que es lo peor que se puede hacer en temas sensibles como el de la información, cuando rozas el mundo de los derechos fundamentales, que es importante para la democracia, no solamente para los periodistas o los ciudadanos”.

 

Todos los informes elaborados por la Oficina C son públicos y la Mesa del Congreso acaba de seleccionar los temas de los cuatro próximos: inteligencia artificial y educación; gestión sostenible de zonas costeras; prevención activa del suicidio, y materiales y materias primas críticas en la transición energética.

 

En cuanto a los emparejamientos, todavía no se ha abierto la convocatoria de 2024, pero la de 2023 se hizo pública en el mes de marzo pasado, así que no faltará mucho para conocerla y para que puedan solicitarlo todos aquellos profesores que quieran conocer, desde dentro, el funcionamiento del Congreso de los Diputados.