Patxi Aldecoa: “No se ha explicado que ha sido la Unión Europea la que nos ha sacado de este lío y que solos nos hubiéramos ido al traste”
Fotografía: Alfredo Matilla - 29 jul 2021 18:35 CET
Pocas personas más adecuadas para hablar de la Unión Europea, su funcionamiento, virtudes y también déficits, que Francisco Aldecoa, catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense y presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo. De hecho, hace apenas un mes, el profesor Aldecoa debutó como representante de la sociedad civil española –cada Estado miembro tiene un único representante de su sociedad civil- en el primer pleno de la Conferencia sobre el Futuro de Europa.
Precisamente, Patxi Aldecoa -como todo el mundo lo conoce- dirige en los Cursos de Verano de la UCM unas jornadas que forman parte de esta innovadora Conferencia, que agrupa actividades en todos los países miembros. De este curso en El Escorial saldrán unas conclusiones que se enviarán al pleno de la Conferencia –formada por 450 personas- para que sean tenidas en cuenta de cara al documento final con medidas concretas para la mejora de la Unión, que deben presentar antes del 9 de mayo del próximo año.
- La Conferencia sobre el futuro de Europa marca, sin duda, un antes y un después en la participación de los ciudadanos europeos, al menos en lo que es el debate, sobre el futuro de la Unión.
- Exactamente. A mí me parece una iniciativa interesantísima, de gran alcance, innovadora. Es la primera vez que para hacer una modificación, reforma en su caso, mejora, del modelo de la Unión, se acude no solo a los representantes de las instituciones, sino que se hace una convocatoria en la que se cuenta con los ciudadanos y con los representantes de la sociedad civil. El objetivo es que entre unos y otros en pie de igualdad se presente un informe, unas propuestas sobre las mejoras que hay que hacer a la Unión. Por lo tanto, a mí no me puede parecer mejor. Y, además, soy el representante de la sociedad civil nombrado por el Gobierno español, para participar en esta Conferencia. Me parece una gran cosa, aunque tenga algunas limitaciones por su puesta en marcha.
- Hace unos días, en estos mismos Cursos de Verano, el excomisario europeo y ex vicepresidente de la Comisión, Joaquín Almunia, señaló que ante esta Conferencia, y siendo generoso, se mostraba moderadamente optimista, aunque no preveía grandes resultados.
- Yo no soy ni pesimista ni optimista. Yo lo que digo es que, por ser suave también, podía haber empezado mejor. Para empezar, en la primera sesión, que se trataba de un diálogo entre representantes de ciudadanos y de la sociedad civil y representantes de las instituciones, pues no estuvieron los representantes de los ciudadanos porque no funcionó el sistema que han establecido, que, a mi juicio, es muy raro y tengo dudas de que funcione. Tenían que haber estado allí 80 personas elegidas de forma aleatoria y nadie dio una explicación de por qué no estuvieron. Y en segundo lugar, la representación de la sociedad civil es muy escasa. De las 433 personas que iban a estar en el Pleno, que al final ahora somos 450, solo hay 8, más 27 representantes de los Estados, como estoy yo. Somos, por tanto, 35, lo que es una representación muy limitada y desde luego no es en pie de igualdad.
- Tampoco parece que los ciudadanos, al menos en España, conozcan muy bien cómo pueden participar en la Conferencia e incluso, siquiera, de su existencia.
- Totalmente de acuerdo. Las instituciones no han tomado las medidas adecuadas para dar a conocer a la opinión pública europea y la de los estados miembros, el alcance, el significado, la composición, los objetivos, los ámbitos materiales, de qué se va a tratar… Es decir, no han dado a conocer el conjunto de cómo va a funcionar eso. Es algo increíble, pero así es. Este es un tema de fondo, porque si tiene que ser una reflexión a partir de lo que opinen la sociedad civil y los ciudadanos, la opinión pública tiene que estar vinculada porque si no, las mejoras que hagamos va a ser lo que opinamos cuatro. Luego, a mi gusto, esa es una gran limitación. Como también es una gran limitación que hasta el 22 de octubre no haya un siguiente pleno. Son 4 meses. No hay tema que aguante cuatro meses sin calentarlo un poco. En ese aspecto tenemos una enorme preocupación.
- ¿Se está promoviendo lo suficiente la celebración de actos, jornadas como esta que dirige usted en los Cursos?
- Nuestra Secretaría de Estado algo ha hecho y algo está preparando. A mí más me preocupa que la Oficina de la Comisión o la del Parlamento en España, siendo claro y diáfano, están haciendo muy poco en relación a dar a conocer cuando tienen oficinas importantes en Madrid, incluso en Barcelona. Es muy limitado lo que están haciendo. Nosotros, el Movimiento Europeo, como asociación de la sociedad civil, hemos preparado ya treinta eventos, en catorce comunidades autónomas, como este que estamos celebrando en los Cursos de Verano de la Complutense. Pero habría que hacer cientos.
- ¿Por qué cree que está sucediendo esto? ¿Por qué la Conferencia, pese a iniciarse por la pandemia casi un año después de lo previsto, ha comenzado con tantos errores y con un perfil tan bajo?
- No lo sé, es difícil saber. Como bien dices, estaba previsto haber empezado el 9 de mayo de 2020 en Dubrovnik. Se dijo que la pandemia lo retrasó, pero en realidad no fue por eso. La razón principal fue que las tres instituciones, Parlamento, Comisión y Consejo, no se pusieron de acuerdo y no se han puesto de acuerdo hasta el 10 de marzo de este año, cuando por fin se convocó la Conferencia. Ha sido la presidencia portuguesa del Consejo la que al final buscó una solución. La solución es la que se podía adoptar, pero no es buena, que es en definitiva que hay tres presidentes… Y una casa dirigida por tres, ya se sabe que es muy difícil que funcione. Y eso, yo creo que es uno de los pecados originales. También la propia composición, como he dicho, creo que es insuficiente e inadecuada. El sistema de la plataforma multilingüe tampoco creo que funciona, y le están dando un valor excesivo. La plataforma multilingüe será una herramienta auxiliar, pero no puede ser la que canalice la participación del ciudadano, porque además que la canaliza individualmente cuando Europa es una sociedad, un conjunto de sociedades… Luego, hay un conjunto de dificultades de diseño que yo espero que se modifique. Y desde luego, insisto, la lógica del pie de igualdad no está funcionando. El comité ejecutivo son las tres instituciones, los demás somos solo observadores… No hay una decisión que coincida con el objetivo de en pie de igualdad entre instituciones y representantes de la sociedad civil y ciudadanos.
- ¿Puede hablarse ya de un fracaso?
- Yo confío en que esto cambie. Lo que pasa es que hemos perdido cuatro meses desde que se convoca. Primero un año porque no se ponían de acuerdo… Ahora quieren tener unos primeros acuerdos en febrero y lo que iba a ser una conferencia que iba a durar dos años, a la hora de la verdad va a durar 5 o 6 meses. A partir de octubre yo creo que va a tener repercusión por muchas cuestiones. Al final, yo creo que pese a todo saldrá una propuesta razonable de mejora de la Unión Europea, de una forma sustantiva en relación a las políticas. Por ejemplo, está claro que hace falta la ampliación de la política sanitaria o de salud, incluso el desarrollo de algunas de las medidas que ya se han adaptado en materia económica tendrán que tener una nueva fundamentación o en política social… Incluso creo que puede haber propuestas de reformas de las instituciones, que el proceso de decisión sea más cercano al ciudadano, que el papel del Parlamento sea mayor. En la última década ha habido una cierta gubernamentalidad, es decir el peso de los gobiernos ha sido mayor de lo previsto, pero eso creo que se equilibrará, que habrá propuestas en esa dirección. E incluso desde mi perspectiva creo que se plantearán algunos elementos para hacer avances sustanciales en el modelo federal de la Unión. Ahora es un modelo de federalismo intergubernamental, de equilibrio. En los últimos años se ha desequilibrado hacia lo intergubernamental y ahora tendrá que equilibrarse hacia lo federal. Además, la fecha que se ha puesto de tope para tener las propuestas finales es el 9 de mayo. Dos semanas después son las elecciones francesas. La idea original de todo esto fue de Macron. Macron está luchando porque sean propuestas claras, que el ciudadano pueda percibir mejoras, para poderle sacar algún resultado electoral. Luego, al final, yo sí creo que tiene que haber algo, que se tendrá que dar un empujón.
- Europa con su gestión de la crisis tanto económica como sanitaria causada por la Covid-19 ha sabido dar una respuesta común. ¿Cree que eso puede cambiar el desgaste del europeísmo, creciente tras la no aprobación de la Constitución Europea a comienzos de siglo?
El Recovery Plan, el plan de recuperación, en efecto, tiene una dimensión que nadie sospechaba. Sus famosos 750.000 millones, que más de la mitad son a fondo perdido y de los cuales un país como el nuestro recibe 140.000, de los que 70 u 80 son a fondo perdido, suponen un empujón tremendo. Pero más allá que los efectos económicos, hay que ver la lógica política que tiene, que es un paso federal sin precedentes, en el sentido en el que no se reparte en función de la población o del PIB, sino en función de las necesidades. Eso es federalismo. Encima, es también federal la forma de coger los empréstitos, de financiar esa partida. Lo responde la Unión, no cada Estado miembro, sino que por primera vez es una respuesta mancomunada, que aunque haya devolver en el 2056, incluso es posible que no se devuelva...
- Pero esta respuesta que ha dado Europa da la imprensión de que no se está “vendiendo” a la sociedad, al menos en España, como un éxito del proyecto europeo, que ha sabido responder cuando más se lo ha necesitado, sino que se ve más en claves políticas internas.
- Tienes toda la razón. No se está explicando por qué y para qué se ha hecho eso, y que ha sido la Unión Europea la que nos ha sacado de este lío y que solos nos hubiéramos ido al traste. Eso no se ha explicado. Tampoco se ha explicado otra cosa simple, que el Presupuesto interanual del 21 al 27 casi duplica el del 16 al 21. Eso no se ha explicado y también va a tener un respaldo europeo y no personal. Y el tema de las vacunas, si no es por la Unión, aquí no conseguimos un sistema unitario, que encima ha funcionado fantásticamente bien. Estamos en Europa en un 60% de la primera vacuna, el equivalente a Estados Unidos. Y Europa no es un Estado ni se le parece, y resulta que ya estamos igual que los demás.
- ¿Cree que visto con la perspectiva del tiempo, toda esta respuesta hará crecer el europeísmo?
- La percepción del ciudadano si coges las últimas encuestas ya es muy buena, siguen diciendo que hacen falta más competencia en la Unión, en defensa, salud… Yo creo que lo que está fallando, sobre todo en nuestro país, es la opinión pública. Es la que está distorsionando un poco el asunto. Y yo creo que porque se meten en un debate estrictamente nacional y no acaban de ver lo que hay detrás de esto, como decías. Yo tengo experiencia como presidente del Movimiento Europeo de que en los temas europeos están todos los partidos. Estamos poniéndonos de acuerdo en todas las declaraciones sin grandes dificultades y en relación al Parlamento Europeo están de acuerdo en todas las medidas. Por ejemplo, cuando le ponen el voto de censura diputados del norte de Europa contra Borrell, aparece en los medios en grande: “80 diputados piden la dimisión de Borrell”. Al día siguiente, cuando 400 diputados le defienden, entre ellos todos los españoles, eso aparece en pequeñito o no aparece. Es verdaderamente sorprendente.
-¿Es usted optimista, cree que va a llegar a ver esa Europa que soñó hace ya muchos años?
- Es buena pregunta. Tengo 72 años y Europa ya ha ido más allá de mis sueños, que eran muy fuertes. Cuando era estudiante, en el 69, en la Complutense, tuve un profesor, Antonio Trullol, que era el único que hablaba de la pequeña Europa. Doce años antes se había firmado el Tratado y él ya hablaba de la supranacionalidad. Los más famosos profesores de entonces, que no les nombraré para no ridiculizarlos porque aún están vivos, ninguno defendía eso, unos decían que se quedaría en el COMECON, otro en la EFTA y otro, en una relación especial con Hispanoamérica. A unos pocos se nos encendió la luz de que era un proyecto de Unión Europea en el que teníamos que estar. Y fue muy rápido. En el 86 ya estábamos dentro y desde entonces lo que era un proyecto económico, ahora es político, social… Incompleto, pero con una sociedad del bienestar y un equilibrio entre mercado, sociedad y estado, distinto al del americano, mucho más equilibrado. Por supuesto, distinto al chino. Es decir, es el menos malo. Y en relación a España gracias a eso, hemos conseguido prosperidad, distribuir la renta entre las clases sociales, consolidar la democracia, que ha sido en gran medida gracias al proyecto europeo. Es cierto que respecto a la democracia europea hay algunos aspectos que hay que mejorar, no me cabe la menor duda, pero yo no creo que haya un déficit democrático, sino que hay algunas cosas que son mejorables.
Las propuestas del curso de El Escorial
El curso “Cómo reforzar el papel internacional de la Unión Europea: La Conferencia sobre el Futuro de Europa” –que forma parte también de las actividades de la Conferencia- ha reunido 50 personas, 30 profesores y 20 alumnos, de más de 20 universidades, 14 comunidades autónomas y 4 ó 5 estados miembros. De lo tratado estos días, como explica el profesor Aldecoa, saldrá un documento de primeras propuestas, no más de 2 o 3 folios “y para el 15 de septiembre queremos sacar un libro, que para nosotros es más fácil de hacer que resumirlo en tres folios”, bromea.
-Adelántenos, si puede, algunas de las propuestas que se incluirán en esos tres folios.
- Lo primero, explicaremos que la UE ya es un actor global, de seguridad, incluso defensivo, y un gran actor diplomático, con un servicio exterior con más de 150 embajadas, más que nadie, y con 4.000 diplomáticos. Pero todo de manera incompleta. No tiene el papel que le corresponde en la esfera mundial. Y en un momento de enfrentamiento creciente entre China y Estados Unidos, que desde luego no tiene nada que ver con la Guerra Fría, la Unión Europea tiene que reforzar su papel de presencia en el mundo. ¿Cómo? El régimen nuevo de sanciones en Derechos Humanos puede ser un camino, aunque se le esté dando poco conocimiento, pero de una enorme dimensión. Ahí están las sanciones a China y como consecuencia el acuerdo de inversiones que se había firmado, que se ha venido abajo. Hay que reforzar ese sistema, hay que reforzar el multilateralismo, reforzar la seguridad y la defensa. Tenemos que tener un instrumento de intervención autónomo, que en caso de una agresión, en desarrollo del artículo 42.7, que ya tiene una forma jurídica, tengamos capacidad sin necesidad de terceros de defendernos. Y algunas cosa más, sobre todo, en relación al modelo social. En la medida en la que se fortalece el modelo hacia dentro, se fortalecerá hacia fuera.