ESTUDIANTES

Presentación de los resultados de la tercera convocatoria de proyectos del Observatorio del Estudiante

Los proyectos del Observatorio del Estudiante desvelan una preocupación creciente por la salud mental en la UCM

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Observatorio del Estudiante - 21 dic 2023 10:36 CET

El Observatorio del Estudiante de la Universidad Complutense ha presentado los resultados de la convocatoria de proyectos que se han llevado a cabo a lo largo de este 2023. Borja Manero, coordinador del Observatorio, informa de que, tras la presentación de los proyectos, “se creó un espacio de debate interesantísimo entre diferentes IPs y se puso el acento en la salud mental, que es lo que más preocupa a la comunidad complutense”. El objetivo de estos proyectos, que pueden llevar a cabo estudiantes, PDI y PTGAS de la UCM, es “conocer cómo es la vida de nuestros estudiantes y que los investigadores recomienden políticas para que dicha vida mejore”.

 

De los doce proyectos que se han llevado a cabo ha habido tres directamente relacionados con la salud mental: “Convivencia universitaria: experiencias compartidas en torno al malestar/bienestar emocional de estudiantes (Incubadora de Cuidados)”, dirigido por Inés Bueno Pascual y Georgiana Livia Cruceanu, de la Facultad de ciencias Políticas y Sociología; “Complumedia”, dirigido por Belén Arrogante Sánchez y Michelle Ugena Cañas, de la Facultad de Psicología, y “Epidemiología de los problemas psicológicos comunes en estudiantes universitarios-EPPU”, coordinado por Francisco J. Estupiñá Puig; Ignacio G. Fernández-Arias, también de la Facultad de Psicología.

 

Además de eso, también ha habido otros muy relacionados con la salud mental como el “Barómetro de la ansiedad y de la calidad del sueño en el estudiantado de la UCM durante 2023 (AnsySueño), cuya investigadora principal ha sido María del Mar Mediano Cortés, de la Facultad de Psicología. Borja Manero señala que este proyecto ha sido muy interesante porque, más allá de una encuesta, ha llevado a muchos estudiantes a una clínica del sueño, para dormir allí monitorizados, y “los resultados son bastante preocupantes, porque se ha visto una calidad muy baja del sueño en estudiantes que tienen entre 18 y 22 años”.

 

Reconoce Manero que ha habido otros muchos proyectos que no tenían que ver directamente con la salud mental, pero daban soluciones posibles o explicaban los motivos de dichos problemas de salud mental relacionados con la soledad. “Se ha repetido bastante, en los resultados de los proyectos, que los estudiantes se sienten solos”, y eso se ha visto, por ejemplo, en “Alimenta tu cultura: Conociendo las Restricciones Alimentarias por Cultura o Religión de la Comunidad Universitaria (CRACRU-UCM)”, de Mariam Kayoua El Ouaazizi y Álvaro Fernández Cardero, de la Facultad de Medicina. El coordinador del Observatorio del Estudiante explica que los resultados de ese proyecto muestran que “los estudiantes consideran la cafetería como una de las aulas más importantes de cada Facultad, aunque tampoco la sienten como un espacio de acogida”.

 

También, de una manera indirecta, se refiere a la salud mental el proyecto “Evaluando y mejorando las habilidades de comunicación para el manejo de conflictos en contextos universitarios (COMUNICAR)”, de María del Mar Gómez Gutierrez, de la Facultad de Psicología, que de acuerdo con Manero trata sobre los diferentes estilos de comunicación de los estudiantes, lo que lleva, a veces, a la dificultad de comunicarse con otros compañeros, lo que “redunda también en la soledad”.

 

En la misma línea está el proyecto “Convivencia, bienestar y valores de los estudiantes (CONBIVE)”, de Silvina G. Funez Lapponi, de la Facultad de Educación, que habla sobre la falta de espacios acogedores, “entendiendo por eso no que tengan sillones cómodos, sino que los estudiantes se sientan dueños de esos espacios, donde ellos puedan estar simplemente, por ejemplo, para charlar”. Es cierto, como recalca Merino, que “ya hay iniciativas en las bibliotecas para crear esos espacios que puedan reservar los estudiantes para ir allí, no obligatoriamente a estudiar, sino para hablar, comer o compartir vivencias”.

 

El tema de los espacios ocupó bastante tiempo del debate posterior a la presentación de los proyectos, y en ese debate “se hablaba de una cierta reticencia de las facultades para dejar que los estudiantes gestionen esos espacios, de tal manera que al final aquellos que vienen a estudiar no tienen la sensación de que la universidad es suya, sino que es algo que se ciñe solamente a las aulas, que no son un lugar apto para que entre la emoción, y al final los estudiantes dicen que el lugar donde más se pueden soltar y ser ellos mismos son los baños de los diferentes centros”.

 

Es cierto, de todos modos, que, como ha demostrado el proyecto “PIPEU: Proyecto de Investigación sobre la Participación Estudiantil Universitaria”, de Óscar Iván Vásquez Rivera y Miguel Roses Ariza, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, que hay muy poca participación de los estudiantes en la vida de la Complutense. De acuerdo con Manero, cambiar esto “es una de las banderas del vicerrectorado de Estudiantes, y hay ciertos indicios de que los estudiantes necesitarían horas libres dentro de sus horarios lectivos para poder participar más en la vida universitaria, es necesario, por tanto, bajar un poco reducir la presión en horas lectivas”.

 

Sobre implicación estudiantil también ha versado el proyecto “Escena Sonora UCM: Audioguía para la igualdad”, de Elena Moncayola Santos y Melanie Werder Avilés, de la Facultad de Filología. El resto de los proyectos han sido “Descifrando la clave para potenciar el talento de alumnos con altas capacidades: implementación de estrategias educativas adaptadas a sus necesidades (CLAVE4TALENT)”, de Dolores R. Serrano López y Ana Isabel Fraguas Sánchez, de la Facultad de Farmacia; “DAREDEVIL: Detección y análisis de los problemas de accesibilidad del software para estudiantes con diversidad funcional en titulaciones STEM”, coordinado por Alejandro Villar Rubio y Carlos León Aznar, de la Facultad de Informática, y “Estudio de la relación entre rendimiento académico y la autopercepción de capacidades en grados con alta demanda (ERRAGAD)”, dirigido por Gema Rodríguez Velasco, de la Facultad de Ciencias Matemáticas.

 

Explica Borja Manero que estos proyectos, que se dan en una convocatoria abierta a la que se presentan muchos investigadores, van siempre asociados, una vez que terminan, a una propuesta de políticas para poder solucionar los problemas detectados. De esa manera, “desde el vicerrectorado de Estudiantes se analizan los informes, se miran las políticas y propuestas y se ven cuáles de ellas son factibles para implantarlas”. Reconoce el coordinador del Observatorio del Estudiante que esa implantación es complicada, porque hay políticas que se proponen que son complejas, por su coste, o porque en último término dependen de la voluntad de cada Facultad para ser implementadas.

 

Informa Manero, para concluir, que teniendo en cuenta la preocupación que hay sobre la salud mental, “la próxima convocatoria de proyectos del Observatorio va a centrarse precisamente en eso, en la salud mental, ampliando no sólo a estudios, sino también a intervenciones piloto que se puedan hacer para ver si se puede revertir esta epidemia que estamos viviendo”.