ÁGORA
El psiquiatra David Erritzoe defiende el uso terapéutico de los psicodélicos
Texto: Jaime Fernández - 28 oct 2022 09:36 CET
El jueves 27 de octubre, la Facultad de Psicología de la Complutense ha acogido la conferencia “El potencial terapéutico de los psicodélicos”, impartida por David Erritzoe, director adjunto y director clínico del Centro de Investigación Psicodélica del Imperial College de Londres. En su charla, promovida por el observatorio Inawe, ha presentado el estado de las aplicaciones clínicas y de la investigación de los mecanismos del cerebro, gracias al uso de psicodélicos, especialmente en los trabajos que se llevan a cabo en la CIPRes Clinic que él mismo dirige. Informa Erritzoe, que tras años de ilegalización de estos fármacos, este siglo XXI ha visto un renacer de su poder terapéutico y que algunos como el MDMA está próximo a ser aprobado en Estados Unidos para el trastorno de estrés postraumático, e incluso la ketamina ya está aprobada para la depresión severa que no se puede tratar con otros medicamentos.
David Erritzoe ha informado de que la investigación sobre el potencial terapéutico de los psicodélicos es un campo en expansión, “tanto en la academia como en la industria” y que él mismo lleva desde el post doctorado involucrado en estos estudios. En su caso concreto, hace unos tres años la financiación les ha permitido mejorar su investigación y hace un año y medio ha podido abrir un espacio en una de las clínicas del Imperial College, que han denominado CIPRes Clinic. Lo que es relevante, porque este tipo de tratamientos se deben aplicar en centros específicos con terapeutas especializados.
Ha repasado el conferenciante lo que se conoce a nivel molecular de este tipo de fármacos, especialmente los que contienen DMT, que es una sustancia de la familia de las triptaminas, un compuesto natural psicoactivo que se puede encontrar en cantidades variables en algunas plantas y animales, y que ellos utilizan en su estudios en su estado más puro. Desde hace años hay también experiencias con LSD o con mescalina, pero ahora estamos en una tercera era de estos psicodélicos para su uso terapéutico, lo que ha permitido que haya muchos estudios en Fase III, es decir, aquella que compara los medicamentos nuevos con otros convencionales.
Investigadores, organismos públicos y publicaciones científicas de todo el mundo consideran ahora la psicoterapia asistida con psicodélicos la próxima gran revolución en salud mental y, tras su designación oficial como “Terapia Innovadora” por la FDA, la agencia reguladora del medicamento y la alimentación americana, su regularización médica en Europa podría estar cercana. Sobre todo, porque como asegura Erritzoe, “los psicodélicos clásicos, los que se quieren usar para terapia, no crean adicción”.
Según el psiquiatra, esta es “una investigación que tiene una larga historia, incluso desde la época de las pinturas rupestres”, aunque es cierto que la primera era del uso de los psicodélicos de manera científica y como terapia es bastante más moderna, por supuesto, y empezó en los años cincuenta del siglo XX. Luego se prohibieron a partir de los años setenta y ha habido un renacimiento desde este siglo, “con importantes aportaciones de investigadores de España y, en concreto, de la Complutense, como los trabajos de Sabela Fondevila”, profesora del Departamento de Psicobiología y Metodología en Ciencias del Comportamiento.
En este momento ya hay muchas compañías investigando los efectos de estos fármacos sobre la depresión, por ejemplo, el DMT, “y este renacimiento se debe a que no existen buenos tratamientos para la salud mental, incluyendo para la depresión”, que además es una enfermedad que está aumentando en la población mundial. Muchos de los fármacos actuales tienen muchos efectos secundarios que quizás no compensan los beneficios, así que “hay una falta de respuestas positivas con los tratamientos actuales”.
A eso hay que añadir que hay importantes indicadores experimentales de que los psicodélicos funcionaban bien frente a la depresión y las adicciones. Otra razón, del crecimiento del interés por estos fármacos, es que “la psicología ha madurado en todo este tiempo y se han ido estableciendo los usos correctos de los psicodélicos, apoyados en resultados farmacéuticos y psiquiátricos. Los estudios de la primera fase apuntan a algunos mecanismos interesantes aplicables a la neurociencia”.
En lo que respecta a la depresión hay muchos descubrimientos con otros tipos de tratamientos con los que se ha visto que hay determinadas áreas cerebrales, y redes neuronales, que se convierten en dianas preferentes para dirigir el fármaco. Reconoce Erritzoe que a partir de ese conocimiento realizaron su primer estudio en el Imperial College con una terapia de psilocibina dirigida a pacientes con una depresión severa. “Los resultados fueron muy alentadores, porque con una única intervención los efectos duraron semanas e incluso meses en algunas personas, lo que mostró las primeras evidencias del valor terapéutico de intervenciones con una dosis completa”, asegura el investigador. Esos efectos se han visto en otros estudios, realizado por otros grupos de investigación, sobre la adicción, la tendencia suicida, el bienestar o la ansiedad.
Asevera Erritzoe que, ahora mismo, todos los datos indican que el mejor control de las enfermedades mentales se da con grandes dosis de psicodélicos en una sola vez, más que con microdosis que lo conviertan en un fármaco diario. En su caso concreto, han visto que con una o un par de intervenciones hay una larga duración de meses, que puede llegar hasta un año en algunos pacientes.
Un segundo estudio realizado por Erritzoe y su equipo analizó qué ocurre en 30 pacientes utilizando la psilocibina frente a 29 con el escitalopram, un medicamento antidepresivo habitual. Tras seis meses desde el experimento, en los que los pacientes podían hacer lo que quisieran, sin control, los resultados permitieron descubrir algunos de los posibles mecanismos de la depresión, que es lo que siguen investigando en la actualidad, junto a otros muchos estudios en los que utilizan métodos de análisis de imagen como la resonancia magnética o los electroencefalogramas. Todo con el objetivo de saber más sobre cómo funciona nuestro cerebro y cuál es el mecanismo por el que los psicodélicos permiten mejorar la salud mental.
El psiquiatra David Erritzoe ha impartido también la conferencia en la Facultad de Medicina de la Complutense.