ESTUDIANTES

Rodrigo Álvarez Monzón, creador de Microbacterium

Rodrigo Álvarez Monzón, el estudiante de Químicas que enseña a divulgar la ciencia

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 24 ene 2022 11:22 CET

Tiene 19 años y estudia segundo curso del grado de Ciencias Químicas, pero ya desde que tenía 15 años comenzó con su proyecto Microbacterium, al que define como “un espacio con información de calidad que pretende animar, enseñar y formar a todos los estudiantes y profesionales del sector a divulgar ciencia y a comunicar de forma efectiva”. Rodrigo Álvarez Monzón cuenta que ya desde pequeño le gustaba mucho la ciencia y tuvo la suerte de poder entrar en contacto con laboratorios de investigación, e incluso visitar el Instituto Cajal, del CSIC. En aquellas visitas percibió al investigador como la “típica persona que está trabajando todo el día, y no tiene tiempo para mostrar lo que hace al público general”, y así le surgió la idea de promover la divulgación.

 

Reconoce Rodrigo Álvarez Monzón que, desde su “inocencia en aquella época”, pensó en crear un medio de comunicación, una plataforma que les pusiese más fácil la divulgación a los investigadores, e incluso a los estudiantes de ciencias o a cualquier persona con ganas de mostrar sus trabajos.

 

Nació así Microbacterium, que es un espacio que cuenta con coordinadores de redacción, de edición, de elaboración de podcasts…, que son los que se encargan de enseñar cómo hay que adaptar el lenguaje para el público no especializado. Una vez que se capacita al investigador para divulgar, la plataforma les da también la audiencia, ya que cuentan con unos 30.000 lectores, 15.000 seguidores en redes sociales y más de 100 estudiantes y profesionales divulgando con ellos, y confían en que estas cifras aumenten exponencialmente durante los próximos años, “consiguiendo así, cambiar la imagen del científico solitario a una donde se le vea como un excelente comunicador, haciendo que la ciencia sea valorada y entendida por la sociedad”.

 

Con esta plataforma, de acuerdo con Álvarez Monzón, se les evita que “tengan que buscarse la vida sin saber muy bien cómo, o que elaboren simplemente un póster al final de su investigación y que no lo vea nadie”. La idea es ayudar en el trabajo de divulgación, de tal manera que el científico pueda seguir dedicándose a su investigación o sus estudios, mientras que el tiempo que dedica a divulgar sea un tiempo eficaz y de calidad.

 

Los cursos

Microbacterium ofrece unos cursos a precios bastante razonables, y que además en muchas ocasiones cuentan con grandes descuentos, lo que los hace todavía más atractivos. Explica Álvarez Monzón que esos cursos son la única parte no gratuita de la plataforma y sirven para continuar la formación, “ir un paso más allá, y si ya has aprendido a divulgar y a adaptar el lenguaje para que el artículo que se publique sea bueno e interesante, que le guste a la gente que lo lea, con esta formación vas a saber cómo llegar a la gente por tu cuenta y poder seguir haciéndolo durante toda tu vida profesional”.

 

Más allá de la divulgación, también hay un curso de comunicación científica, más orientado al mundo de la investigación, “que es donde Microbacterium tiene más audiencia”, y lo que pretende este curso es que el propio científico sea un comunicador, que pueda contar todo lo que hace. El curso sirve tanto para “seminarios que piden en los laboratorios como para los TFG, los TFM, las tesis doctorales, escribir artículos y mandarlos a revistas, pedir financiación… Todo en ciencia requiere comunicación, porque si no se comunica lo que se investiga, no vale para nada”.

 

Perfiles y podcasts

En la actualidad, la mayor parte de los contactos que tiene la plataforma provienen de perfiles científicos, sobre todo estudiantes de Biología y Química, pero se está intentando ampliar a otras áreas como Físicas y Matemáticas, con la idea final de abarcar todas las ciencias. Entre los usuarios hay muchos doctorandos y estudiantes de máster, algunos investigadores y profesores de universidad, mientras que entre los lectores también hay personas de un público no especializado, que simplemente les interesa la ciencia y quieren que alguien se la explique, con temas tan variados como por qué huele la lluvia, el efecto de los tatuajes sobre la salud, el maltrato en Vivotecnia o la evolución de los virus.

 

La sección de podcasts, de acuerdo con Álvarez Monzón, “funciona muy bien, porque a la gente le gusta ir escuchándolo en el Metro, o cuando está haciendo cualquier otra cosa”. Reconoce, eso sí, que es un formato muy difícil de realizar, sobre todo con un grupo de 25 personas que colaboran, pero no lo hacen de manera fija, sino que es algo optativo.

 

La idea de Microbacterium es llegar a acuerdos con medios de comunicación más grandes, como Naukas, para conseguir que las personas que escriben con la empresa de Álvarez Monzón puedan llegar a mucha más audiencia, “de tal manera que un artículo que esté muy bien hecho se pueda enviar a otro medio de comunicación para que se publique de forma gratuita, desinteresada, y que pueda ser leído por millones de personas”.

 

La ayuda de Compluemprende

Microbacterium cuenta con el apoyo de entidades como la propia UCM, la Federación Española de Estudiantes de Farmacia, de la plataforma Bioquímica en Movimiento, de la web ¡Libertad! Con Ciencia y de Compluemprende, la Oficina Complutense de Emprendimiento.

 

Explica Álvarez Monzón que gracias a Pepa Casado, de Compluemprende, se han conseguido hacer muchas cosas, “principalmente monetizar el proyecto, lo que es muy difícil, porque vender información cuesta mucho, incluso para los grandes medios”. Reconoce el estudiante que Compluemprende lo que hace es ayudar en esa monetización, en dar un espacio, incluso algo de financiación para que puedas invertir y que pueda coger tracción la empresa y, sobre todo, “ayuda y networking, que es lo que necesita cualquier emprendedor en cualquier sector, no sólo en la divulgación científica”.

 

Confiesa Álvarez Monzón que le dedica mucho tiempo a la empresa, pero lo hace porque le gusta mucho la divulgación y el mundo empresarial, así que para él no supone una carga de trabajo excesiva. Anima, por tanto, a otros estudiantes a que si tienen una idea, la desarrollen, “que vayan a por ella, porque cuando acabes la carrera nadie te asegura tener un puesto de trabajo y hay que diferenciarse del resto, lo que te dará muchas más posibilidades de encontrar un empleo o de dedicarte a tu propia empresa”.

 

A él mismo, en el futuro le gustaría “dar clases de Bioquímica en esta universidad o en cualquier otra, pero siempre compatibilizándolo con el mundo de la empresa y la comunicación”.