DOCENCIA
Siete años aprendiendo educando: ApS de salud oral con personas con discapacidad intelectual
21 dic 2023 00:00 CET
La profesora Margarita Iniesta conoció la metodología Aprendizaje Servicio (ApS) en 2017, en unas jornadas organizadas en la Facultad de Educación por la Delegación del rector para la Diversidad e Inclusión, a las que acudió por, como ella relata hoy, su “pasión por la docencia y por innovar”. Allí mismo vio que ese “aprender educando” que propone la ApS encajaba a la perfección con su manera de entender su profesión. De inmediato buscó como encajar aquello en la formación de sus estudiantes de Odontología. Encontró el campo de acción perfecto en la atención a personas con discapacidad intelectual y año a año, y ya van siete, ha ido perfeccionando una experiencia de vida por la que ya han pasado más de trescientos estudiantes y decenas de profesores.
Este mes de diciembre se ha clausurado la quinta edición de “Aprender Educando. Experiencia ApS de promoción de la salud oral”, aunque en realidad ya son siete tras los dos primeros años como proyecto de innovación docente (PID). Tras salir de aquel curso formativo, la profesora Iniesta, junto a un grupo de profesores de la Facultad de Odontología, no dudó en, “sin saber muy dónde nos metíamos”, poner en marcha el primer PID. Con el apoyo del Decanato de la Facultad se pusieron en contacto con un centro de la Comunidad de Madrid en Getafe, APANID, para personas con discapacidad intelectual, y junto a un grupo de estudiantes voluntarios, “allí fuimos”.
La primera experiencia fue satisfactoria, pero “mejorable”. “Después de esa primera edición -cuenta la profesora Iniesta- hicimos un diagnóstico de pros y contras y desde el segundo año pusimos en acción una serie de medidas para ir mejorando lo que había sido el primer proyecto. Una de ellas fue hacerlo interprofesional. Vimos que nuestros alumnos saben mucho de dientes, pero que quizá de cuestiones comunicativas, de cómo interaccionar o enseñar a otras personas, tenían menos competencias. Me puse en contacto con la Facultad de Educación, y a través de la propia entonces delegada del rector de Diversidad e Inclusión, Mercedes García, me pusieron en comunicación con Carmen Jiménez, una profesora de la Facultad de Educación de La Salle, centro adscrito a la Universidad Autónoma. Así, empezamos a trabajar con ella y con sus alumnos de la asignatura “Altas capacidades y bajas capacidades”. Sus estudiantes aprendían a comunicarse con esos extremos de capacidades y enseñaban a sus compañeros de odontología a cómo comunicarse con ellos”.
El programa se ha ido perfeccionando cada año y en esta última edición estudiantes de la propia Facultad de Educación de la UCM, en concreto de la asignatura de “Adaptación Educativa”, que imparte la profesora Elvira Carpintero, han sustituido a los de La Salle, aunque la profesora Carmen Jiménez continúa inmersa en el proyecto. También han cambiado los centros colaboradores, que ahora son los alumnos del Programa Liceo de la Asociación Achalay; las personas mayores que acuden al Centro Ocupacional de Prodiscapacitados Primer Paso de Aravaca; los niños y niñas de entre 6 y 14 años del Centro Nuevo de Pedagogía y los estudiantes con diversidad intelectual del Proyecto Accede, que se imparte en la propia Facultad de Educación. Estos últimos son, a la vez, destinatarios del programa y “evaluadores” del mismo, ya que aprovechan su participación para hacer las prácticas del diploma de “Técnico auxiliar de evaluación de entornos inclusivos” que desarrollan en su programa.
Como explica la profesora Iniesta el objetivo de “Aprender Educando” es doble. El primero es educar en materia de salud oral, haciendo especial hincapié en la prevención de hábitos orales nocivos, enseñanza de técnicas de higiene oral y medidas dietéticas. El segundo objetivo es motivar a la persona con discapacidad para favorecer una autonomía en sus hábitos de higiene oral, que se autoresponsabilicen de su propia higiene. “Son personas más vulnerables a patologías como la caries y las enfermedades periodontales, aun dependiendo de su grado de discapacidad. Incluso pueden necesitar ayuda para los cuidados, pero queremos que se responsabilicen de su propia higiene”, explica la profesora Iniesta, para quien recibir, como les ha sucedido, una nota de algunas de las familias contando que por primera vez tras terminar de comer esa persona se ha levantado de la mesa para ir a lavarse los dientes, “es el culmen de todo esto”.
A diferencia de otros ApS, “Aprender Educando” no está vinculada a una sola asignatura o curso, sino que está abierta a estudiantes de cualquier año del grado y también del doctorado –“este año por primera vez han participado dos estudiantes de doctorado”, destaca la profesora Iniesta- lo que quizá complica encontrar un horario que venga bien a todos, pero esa amplitud de conocimientos y edades, sin duda, enriquece el programa. A todos estos estudiantes de Odontología -en esta última edición han sido 24- se les imparte a modo de preparación previa varios talleres y seminarios sobre temas de diversidad, lo que les ayuda a cambiar estereotipos o determinados tabúes. “Vienen de las organizaciones con las que trabajamos, como Achalay, que les imparte un taller de diversidad e inclusión, cómo tratarles, hablarles… Y también una profesora de lengua de signos imparte un taller, que se nos queda corto cada año por la cantidad de estudiantes que quieren hacerlo”, explica Margarita Iniesta.
Tras estos talleres, a los estudiantes de Odontología ya se suman los de Educación -11 este año- y se dividen en equipos. “Los alumnos -explica la profesora Iniesta-, de forma colaborativa, empiezan a crear materiales para implementar toda esta educación sobre salud oral, hábitos nocivos… y para motivarles. Tienen unas dos semanas para hacerlo. Luego hacemos las que nosotros llamamos “salidas”, aunque en realidad la mayoría de los centros con los que trabajamos prefieren venir a la Facultad, donde les recibimos en las clínicas, realizamos exploraciones sin tornos ni ruidos para que así tengan una primera aproximación a lo que es ir al dentista, pero de forma placentera. También hacen juegos, interacciones… Ahí está la creatividad al poder de los alumnos. Y también rellenan unos cuestionarios pre y post-asistencia, en los que se les pregunta qué han aprendido. Al final de la visita se llevan un cepillo, una pasta de dientes y un diploma. Al único sitio que sí nos desplazamos es al centro de niños, pero está cerca y vamos en Metro”, concluye.
La profesora Iniesta no quiere olvidar citar a las muchas personas que contribuyen o han contribuido a hacer realidad este Aps, desde el anterior equipo decanal de la Facultad de Odontología al actual, que se han volcado en el proyecto, al PAS, cuidadores y docentes de las diversas instituciones participantes, así como tampoco a los estudiantes voluntarios que han participado en estas siete ediciones. También al apoyo de la Oficina de Aprendizaje-Servicio, ApS UCM, y de la empresa Dentaid, que proporciona los cepillos de dientes para las personas asistidas. Y, por supuesto, a todo el equipo docente, empezando por quienes formaron parte en los inicios del proyecto como Ana Arias, Juan José Hidalgo, José Carlos de la Macorra, Marta Lamas y David Herrera, y a todos los que están implicados en la actualidad: María del Carmen Jiménez de la Hoz, de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales, del Centro Superior de Estudios Universitarios La Salle; los profesores de la Facultad de Odontología Juan José Pérez-Higueras, Bettina Alonso, Lorenzo de Arriba, Germán García, María Victoria Mateos, María del Rosario Garcillán, Leticia Lenguas, Elena Figuero, y Ana Carrillo; a Elvira Carpintero, Cristina Bel y David Tanarro, de la Facultad de Educación, y a la mediadora comunicativa Nerea Pérez García.