CURSOS DE VERANO
Sin feminismo no hay democracia
Fotografía: Alfredo Matilla - 28 jul 2021 12:24 CET
La ministra de Igualdad, Irene Montero, y la directora del Instituto de las Mujeres, Antonia Morillas, han inaugurado junto a las profesoras Isabel Tajahuerce y Magdalena Suárez el curso “Valores democráticos, igualdad y universidad”. Y lo han hecho recordando que el feminismo es “una condición indispensable para hablar de democracia, que no podemos hablar de democracia plena sin feminismo”, como señaló la ministra, y que la Universidad es clave, no solo en la formación en valores feministas de sus estudiantes, sino en transferirlos a la sociedad y, sobre todo, como coincidieron en señalar todas las participantes, en apoyar con sus investigaciones los irrefutables beneficios que supone en todos los ámbitos la igualdad y la aplicación de la perspectiva de género.
Y es que, de acuerdo con la ministra Irene Montero, a día de hoy ya no se puede hablar de si se incluye o no la perspectiva de género en cualquier acción, propuesta, ley o lo que sea. “No hacerlo es mantener, sostener y profundizar la estructura patriarcal que discrimina y oprime a las mujeres”. Para asegurar que esto sea así, que la perspectiva de género esté presente y garantizada, el feminismo, y sobre todo la denominada cuarta ola del feminismo, según argumentó la ministra, “muestra una clara voluntad de poder, de ocupar todos los espacios donde se toman las decisiones, porque si no, no se conseguirá promover, conseguir y estabilizar los cambios”.
Las democracias occidentales nacieron y crecieron olvidando, marginando, dando la espalda a la mitad de la población, negándola sus derechos, al voto, a abrir una cuenta corriente, al aborto... Solo a través de la lucha, las mujeres los han ido conquistando. Como la situación está cambiando, como las mujeres están ocupando esos espacios de poder, como se está avanzando hacia la igualdad, de acuerdo con Montero, están surgiendo movimientos reaccionarios en toda Europa que ponen en el centro de su diana a las mujeres y al colectivo LGBTIQ.
El espacio de los hombres
En esta lucha que están emprendiendo las mujeres, cuyo objetivo no es ocupar el lugar que hasta ahora han ocupado los hombres, sino crear nuevos espacios, la ministra cree que también deben integrarse los hombres. Hombres que quieran enfrentarse al patriarcado dominante, que no tengan miedo a llorar en público o a mostrarse al frente de los cuidados de sus pequeños o mayores, hombres que quieran “luchar en un movimiento democrático en el que no son los protagonistas, porque el papel protagónico lo tenemos las mujeres”.
El papel de la educación y los medios de comunicación
Para la ministra, es importante que este proceso sea acompañado tanto por las instituciones educativas, en especial por la universidad, y por los medios de comunicación. A las primeras les reserva el papel de formar en igualdad, de hacer que los profesionales del mañana tengan los valores feministas interiorizados, y de investigar, de dotar de evidencias que sirvan de argumentos irrefutables. A los medios de comunicación les pide que denuncien, que sean implacables con la violencia de género, que resalten las desigualdades, pero también que muestren los beneficios de “la sociedad que queremos construir”, que muestren a hombres que son buenos cuidadores o “cómo son las relaciones basadas en el consentimiento de las mujeres”.
El hilo violeta de la Historia
La nueva directora del Instituto de las Mujeres, Antonia Morillas –que sustituyó el pasado mes de junio en el cargo a Beatriz Gimeno, también presente en el aula- insistió en ese enfoque feminista que debe guiar y construir las democracias y reivindicó la importancia de resaltar los hitos históricos que han llevado a las mujeres a la posición en la que hoy ya están, a mostrar “el hilo violeta de la Historia”, resumió. También considera Morillas fundamental que los progresos de la lucha feminista sean considerados indicadores de las sociedades avanzadas, que solo sean consideradas como tales las que garantizan los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, las que legislan contra la violencia de género o las que ponen en marcha políticas de igualdad. Estos indicadores deben ser tenidos en cuenta también para valorar si un Estado “respeta o no los derechos humanos”, afirmó Morillas, quien concluyó indicando la necesidad de llevar a cabo un nuevo contrato social que modifique roles pasados y, sobre todo, de llevar a la acción todo lo que se dice: “los valores democráticos se aprenden practicándolos”, concluyó.
El indulto de Juana Rivas y la sentencia del Tribunal Constitucional
Antes de participar en la inauguración del curso, la ministra Irene Montero pidió ante los medios de comunicación la “no entrada en prisión” –no se refirió al indulto explícitamente- de Juana Rivas. “Creo que si Juana Rivas ingresa definitivamente en prisión no solo va a ser un escándalo para las mujeres, para el movimiento feminista, sino que va a ser muy mala noticia para la democracia, porque le estaremos mandando el mensaje a muchas mujeres que se están protegiendo a sí mismas y a sus hijos e hijas frente a la violencia machista, de que proteger a sus hijos e hijas y protegerse a sí mismas puede salirles muy caro. Es muy importante que todas las instituciones hagamos una reflexión sobre la importancia de demostrar que actuamos para proteger los derechos de todas las mujeres. Al menos por parte del Gobierno y por parte de este Ministerio quiero mandarle un mensaje a todas las mujeres para que sepan que no están solas y también a Juana Rivas. Que sepa, Juana, que sepa Irune Costumero, que no están solas y que vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para garantizar que las leyes en nuestro país y que las políticas públicas aseguran que los derechos de las mujeres no son vulnerados”.
Montero también se refirió a la “amenaza gravísima de retroceso de un derecho básico para las mujeres, como es el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, por parte del Tribunal Constitucional. Yo creo que en el pasado algunos órganos constitucionales, algunos poderes, se han podido permitir jugar un papel reaccionario y cuestionar los avances legislativos en los derechos de las mujeres. Ha pasado con el derecho al aborto. Ha pasado con el derecho al divorcio. Ha pasado con el derecho al matrimonio igualitario. Creo que en pleno siglo XXI, en el año 2021, todos los poderes del Estado, todos los órganos constitucionales, tenemos que tener muy claro que la ley responde a la voluntad popular y que nuestra función es garantizar los derechos de todas las personas, particularmente los derechos los de las mujeres, que son las que llevan viviendo durante siglos con derechos pisoteados y vulnerados, y que nuestra función nunca puede ser destruir derechos, sino construirlos, porque esa es la única manera de asegurar el buen funcionamiento de la democracia”.