Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 10 mar 2022 10:57 CET

Antes de las representaciones, se quiso dejar claro que esta muestra, aunque no nació con esa intención, es un homenaje a todos los que sufren la guerra, porque “nuestro pensamiento y corazón están con ellos”. Así lo reflejaron los discursos de la vicerrectora Isabel García, como el de Magdalena Suárez, directora de la Unidad de Igualdad, y el de Sara Moreno, en representación de El Barracón.

Esta última pidió un minuto de silencio por las víctimas de la guerra, al tiempo que recordó a las pioneras que ayudaron a la mujer en el teatro, así como a las mujeres ucranianas que están luchando por su país. Por su parte, Magdalena Suárez opinó que “la cultura es la mejor arma para la paz y para la generación de relaciones sanas, igualitarias y diversas”.

Abrió la muestra la compañía Teatro por Necesidad, con la obra Voz y  mujer poeta, escrita por Rebeca Cámara y dirigida por Sara Calvo Morón. En un escenario sin atrezzo, cuatro mujeres y un hombre se declaran poetas y desean ser la voz de todas las mujeres, dejando un mensaje claro: “No estoy sola, nunca lo he estado”.

La primera obra de Teatruko en la muestra fue My future, escrita y dirigida por Zoe Alba Battipede, una dura historia de una joven que va a ir a Rusia, a desarrollar su talento en un ballet, pero la noche antes de su viaje, tras una fiesta de despedida, es violada y asesinada en su camino de vuelta a casa.

La número 17, de Complutum, escrita por Jesús Campos y dirigida por Eva Escartín, pone en escena a tres actrices que representan una conversación telefónica en la que al varón de la pareja se le ha ido la mano y ha pegado a su pareja. Un hombre que intenta minimizar lo ocurrido, pero que llevará a un trágico destino.

Teatruko repitió en la muestra con Las ataduras, una obra dirigida por Zoe Alba Battipede, a partir de un texto de Carmen Marín Gaite. En ella, tras una discusión con su pareja, la protagonista de la historia recuerda que ya desde pequeña ha tenido algún tipo de ataduras insatisfactorias y, siempre, con hombres, desde su abuelo a su padre y su actual pareja.

Terminó la muestra con la obra Despido, de Teatro Chamaeleo, escrita por Juan Laiz y dirigida por Cristina Valverde. En ella se nos muestra, con crítica, sentido del humor y con una cierta ingenuidad, como la sororidad puede dar la vuelta a un despido por embarazo y llevarnos a un final feliz. Un broche de esperanza que se cerró con el doble grito “¡Viva el teatro universitario! ¡Viva el teatro!”.