ESTUDIANTES

Los participantes en el acto de entrega de premios de esta sexta edición del certamen

Un estudiante de Educación Infantil de la UCM gana el sexto certamen de miniensayo “Teodoro Álvarez Angulo”

10 jun 2025 11:52 CET

El pasado 9 de junio se realizó en la Sala de Conferencias “Miguel de Cervantes” de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid la entrega de premios del Sexto Certamen Interuniversitario Hispanoamericano de Miniensayo “Teodoro Álvarez Angulo”, convocado Didactext, grupo de investigación de la Facultad de Educación de la UCM. Abierto a cualquier estudiante de universidades españolas e hispanoamericanas, el jurado, tras la lectura de todas las obras presentadas, decidió conceder el premio al miniensayo “¿Hablas idioma “universidad”? La lengua invisible de la exclusión”, presentado a concurso bajo el pseudónimo “Axel Williams” y cuyo autor es Marcos Blázquez Arévalo, estudiante de Educación Infantil de la Universidad Complutense.

 

El premio consta de un certificado acreditativo, un lote de libros de la Editorial Octaedro, patrocinadora del certamen, y la publicación del miniensayo en una edición de las revistas Tribuna Complutense de la Universidad Complutense de Madrid y Polilla de la Universidad del Quindío, Colombia.

 

El Certamen lleva el nombre de Teodoro Álvarez Angulo, en reconocimiento al fundador del grupo Didactext, que trabaja desde 2001 investigando sobre la enseñanza y el aprendizaje de la escritura en contextos escolares (Educación Infantil, Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria), académicos (Bachillerato, Formación Profesional, y Universidad) y profesionales (Formación Inicial y Permanente del Profesorado).

 

Han participado en la valoración de los textos presentados a esta VI edición los siguientes profesores, expertos en lengua castellana y literatura (por orden alfabético):  Salvador Álvaro García, profesor jubilado de la Universidad Complutense de Madrid; Zahyra Camargo Martínez, profesora emérita de la Universidad del Quindío, Colombia; Patricio León, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, República Dominicana y Ana María Marcovecchio, profesora de la Universidad Católica Argentina y de la Universidad de Buenos Aires, Argentina.

 

¿Hablas idioma “universidad”? La lengua invisible de la exclusión

El lenguaje formal y técnico, que se emplea en muchas aulas universitarias, actúa en ocasiones como una barrera invisible porque suele estar acompañado de una dosis alta de pedantería. En las clases, muchos estudiantes optan por callarse o participar menos para no “meter la pata”. La inseguridad lingüística puede llevar al silencio, y ese silencio a la exclusión. ¿De qué sirve tener ideas si no te sientes capaz de expresarlas?

Esta barrera, además, puede separar al estudiante que proviene de un entorno más favorecido, familiarizado con los códigos culturales de la Academia, de aquel que llega desde contextos populares o con trayectorias educativas diferentes. Desde pequeños aprendemos que hay maneras "correctas" de hablar, pero no todos estamos igual de familiarizados con ellas. En la universidad, esta diferencia se acentúa: quien domina el lenguaje formal accede mejor a la información, se siente más cómodo participando y entiende más fácilmente los textos o exposiciones. No se trata sólo de vocabulario, sino de estructuras, de formas de argumentar, de referencias culturales.

Como apunta Bourdieu (1991), el lenguaje no solo comunica, también legitima: quien habla como la institución espera, tiene más poder.

Yo mismo he sentido en algún momento esa diferencia. Provengo de un entorno popular, poco acostumbrado a usar el lenguaje académico. Esto no significa tener menos capacidad, pero sí puede hacer que uno se sienta "fuera de lugar" cuando se enfrenta a lecturas y clases eruditas.

¿La universidad debe renunciar al lenguaje académico para integrarnos a todos? Claro que no. Se trata de adaptar, acompañar y enseñar progresivamente esos usos lingüísticos a quienes no los dominan aún. Utilizar ejemplos cotidianos, aclarar términos técnicos, permitir diferentes formas de expresión, son gestos que hacen la diferencia. Como señala Cassany (2006), enseñar a leer y escribir en la universidad es también enseñar a pertenecer.

 

BIBLIOGRAFÍA

Bourdieu, P. (1991). El poder simbólico. Madrid: Alianza Editorial.

Cassany, D. (2006). Tras las líneas. Sobre la lectura contemporánea. Barcelona: Anagrama.

Zúñiga, M. (2017). “Lenguaje, poder y desigualdad en el aula universitaria”. Revista Iberoamericana de Educación, 75(1), 49-66.

 

Marcos Blázquez Arévalo