ÁGORA
La Universidad Complutense homenajea a Jane Goodall
Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 13 nov 2025 08:54 CET
El Instituto Jane Goodall y la Universidad Complutense han organizado el 12 de noviembre un acto en reconocimiento a la labor científica y como activista de la etóloga Jane Goodall, que falleció el pasado 1 de octubre. En el acto, celebrado en el salón de actos de Veterinaria, la decana de la Facultad, Consuelo Serres Dalmau, ha anunciado que el próximo mes de abril se plantará un madroño en el Jardín Botánico de la UCM en recuerdo de Jane Goodall. Pablo Bustinduy, ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, y José Ramón Becerra, director general de Derechos de los Animales, han informado de que ya está en preparación el texto legal de la “Ley Jane Goodall”, que busca ser pionera en el mundo, protegiendo la dignidad, el derecho a la vida, la libertad y la no tortura de los grandes simios.
Rebeca Atencia, licenciada en Veterinaria en la Complutense y directora del Centro de Rehabilitación de Chimpancés de Tchimpounga, y Federico Bogdanowicz, director general en el Instituto Jane Goodall España / Senegal, conocieron de primera mano y durante muchos años a la homenajeada, y eso ha quedado patente en sus emotivos discursos. Los primeros, como ha recordado Bogdanowicz, que han hecho en un acto físico desde la muerte de Jane Goodall, o simplemente Jane, como han asegurado que le gustaba que la llamasen.
Bogdanowicz ha señalado que Jane era de esos escasos “homo sapiens que existen que nos hacen sentir orgullos de nuestra especie”, porque ayudaba a todo el que se acercaba a ella a ser mejor, a descubrir “todo el potencial que tenemos para hacer de este mundo un lugar un poquito más justo, más solidario y más sostenible”. Considera el conferenciante que, a pesar de la muerte de Jane Goodall, se da la paradoja de que “la amiga, la doctora, la madre espiritual está más presente que nunca”.
Ha asegurado Bogdanowicz que Jane era muy tímida, pero la fama, nunca buscada, le sirvió “para dar voz a los que no la tienen, y la usó como una plataforma hasta el último momento de su vida”. De hecho, el día que falleció tenía previsto impartir una conferencia en una universidad de Estados Unidos para transmitir a los jóvenes su mensaje de que trataran al mundo mejor de lo que lo ha hecho la generación actual.
Jane Goodall, quien prefería a los perros a los chimpancés, porque estos eran “demasiado parecidos a las personas”, defendió a todo tipo de animales y "se mostró contraria a la explotación de la ganadería intensiva, a la tauromaquia, a los correbous o a las granjas de macacos para experimentación que hay en Tarragona". Su ansia de llevar ese mensaje de defensa integral de los animales la hacía viajar 300 días al año de un lado a otro del mundo, “y nunca paraba, no descansaba, a no ser lo que dormía en los aviones, y fue así hasta que falleció con 91 años”.
El árbol como metáfora
Bogdanowicz ve a Jane Goodall como “un árbol inmenso, con raíces en cinco continentes, del que salen millones de brotes”. De ahí que la idea anunciada por la decana Consuelo Serres Dalmau, de plantar un árbol en su memoria, haya sido muy bien recibida por aquellos que conocieron a la etóloga.
Rebeca Atencia ha informado de que se plantará en el Jardín Botánico de la UCM un madroño, porque simboliza la inmortalidad, ya que cuando sufre, incluso incendios, es un árbol que rebrota, significando la esperanza que jamás perdió Jane Goodall. Además, de acuerdo con Atencia, el madroño es también metáfora del equilibrio y la templanza que tiene que haber entre el ser humano y el planeta, “porque da un fruto que hay que comer con moderación”.
Atencia ha recordado los muchos momentos especiales que compartió con Jane, sobre todo en Congo, donde la doctora “volvía a ser joven” con los chimpancés rescatados, curados y reintroducidos en islas de selva. Haciéndolo siempre con el apoyo del país africano, donde la educación ha sido fundamental para que la población entienda que no es ético vender ni maltratar a esos chimpancés, idea que se ha extendido por todo el mundo como demuestran las denuncias que llegan al Instituto Jane Goodall cada vez que alguien ve a un chimpancé en condiciones lamentables.
El ministro Pablo Bustinduy añade que la larga y productiva vida de Jane Goodall es un reflejo de “esa capacidad de generar sentido en cada una de las actividades, sea haciendo ciencia, sea rompiendo esa dicotomía falsa, absurda y peligrosa entre la racionalidad y la emoción, sea haciendo militancia y activismo por todas las causas de la humanidad, sea, hasta el último minuto, haciendo también presión para que los poderes públicos en España cumplamos con el mandato legal y saquemos adelante esa ley con su nombre y que será verdaderamente un honor poder empujar desde el ministerio”.
Para Bustinduy poder sacar esa ley sobre el bienestar de los grandes simios servirá para “seguir avanzando en su legado y será una forma de reconocimiento de la democracia y de la sociedad española en su conjunto a esa gran doctora, a esa gran mujer, a ese gran ejemplo que ha sido Jane Goodall”.
Doctora complutense
En 2018, Jane Goodall fue nombrada doctora honoris causa de la Universidad Complutense a petición de la Facultad de Veterinaria. Quien fuera decano cuando se hizo la solicitud, el profesor Pedro Lorenzo, ha explicado el proceso que llevó a aquel momento que supuso “un privilegio fantástico”.
Para Lucía de Juan Ferré, vicerrectora de Investigación y Transferencia, Jane Goodall fue además una fuente de inspiración como referente en el ámbito de las carreras STEM, abriendo el camino para muchas mujeres en la ciencia. Una de esas mujeres es la ya mencionada Rebeca Atencia, gracias a la cual se han firmado acuerdos entre la UCM y el Instituto Jane Goodall.
La decana de Veterinaria, Consuelo Serres, ha sido una de las privilegiadas en viajar al Centro de Rehabilitación de Chimpancés de Tchimpounga gracias a esos acuerdos, y asegura que allí descubrió la importancia de las palabras de la propia Jane Goodall, quien decía que el cambio comienza en lo cotidiano, en nuestra responsabilidad personal, mirando a todos los animales con respeto, compasión y empatía.
