ESTUDIANTES

Celia Rubio Madrigal, en Heidelberg

Celia Rubio Madrigal, un ejemplo de mujer que triunfa en las STEM

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Celia Rubio y HLF - 18 oct 2022 12:00 CET

Cuando contactamos con ella, está recién aterrizada en Glasgow, donde va a cursar el máster de Ciencia Computacional Avanzada en Inteligencia Artificial. Celia Rubio Madrigal ha terminado en la Universidad Complutense el doble grado en Ingeniería Informática – Matemáticas, y este pasado mes de septiembre ha sido una de los 200 jóvenes investigadores seleccionados para participar en el foro HLF (Heidelberg Laureate Forum). Ella misma explica que el HLF es una conferencia de networking que “fomenta el intercambio científico entre los participantes y los ganadores de los premios más prestigiosos en matemáticas e informática: Fields, Turing, Abel…”. La estudiante confiesa ser una amante de las matemáticas desde pequeña y, aunque ve avances de las mujeres en las conocidas como STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) cree que todavía hay un importante déficit de referentes femeninos.

 

Yo siempre quise ser matemática, para mí las matemáticas eran todo”, reconoce Celia Rubio Madrigal, quien tiene recuerdos de pequeña de ir leyendo las matrículas de los coches y los números del suelo, e incluso de hacer problemas combinatorios, lo que luego estudió en bachillerato. En esos años previos a la universidad participó en todas las olimpiadas matemáticas y concursos que pudo, como Estalmat (Estímulo del Talento Matemático), y aquello la motivó para seguir haciendo matemáticas.

 

Su amor por las matemáticas la ha llevado a aceptar ser la actual deputy leader de la Olimpiada Internacional Femenina de Matemáticas, a la que fue cuando estaba en el instituto. Y lo hace porque cree que “esos eventos son los que mantienen el ánimo de la gente por las matemáticas y se van transmitiendo de generación en generación”.

 

En cuanto al doble grado de Informática y Matemáticas, reconoce que no sabía nada de informática cuando se matriculó, y que entró con el miedo de que iba a ser la única que no sabía programar, pero “nada más lejos de la realidad”, porque todos estaban igual de perdidos que ella. Pronto, sin embargo, la informática se convirtió en un placer más de Rubio Madrigal, porque “tiene el mismo tipo de motivación para resolver problemas”. Durante la carrera se metió en programación competitiva, que “tiene partes de algoritmia, así que tiene matemáticas por debajo, y además es muy divertida, por la cantidad de gente que conoces en los diferentes equipos”. De acuerdo con ella, lo más complicado de la informática es “saber seguir instrucciones, que parece más fácil de lo que realmente es, porque no sólo tienes que seguirlas tú, sino que tienes que decirle a la máquina qué instrucciones tiene que seguir”.

 

Otra de sus pasiones es la música, a la que también se ha acercado desde la perspectiva matemática, con una serie de artículos publicados en DivulgaMat.

 

El máster y el HLF

Es consciente Rubio Madrigal de que tiene “muchísima suerte” por haber realizado un grado para el que hay una gran demanda laboral. Aunque se puede meter en cualquier empresa que necesite programación (prácticamente todas), en algún lugar donde necesiten a algún matemático que aplique sus conocimientos en cualquier materia o en algún negocio relacionado con la matemática pura, ella ha decidido seguir formándose en la Universidad de Strathclyde de Glasgow. Cuenta que todos sus amigos de la carrera ya están trabajando, así que la suya ha sido “una decisión difícil”.

 

Antes de comenzar el máster, gracias a un profesor conoció la posibilidad de postularse para el Heidelberg Laureate Forum de este año, así que mandó un currículum detallado y dos cartas de recomendación y fue seleccionada. El objetivo del HLF es compartir la investigación con los grandes expertos del tema y también con otros jóvenes investigadores, y de ahí que las sesiones de la semana que dura el HLF se dividan en charlas matinales y en actividades vespertinas y distendidas, incluyendo una cena donde en cada mesa se sienta uno de los “laureados” y se puede elegir en qué mesa sentarse para hablar con ellos.

 

Explica que ella hizo sus dos TFG sobre complejidad computacional y la persona que inventó el problema que ella está intentando resolver estaba allí, y también otras de las personas que han ganado premios por esa área de conocimiento, así que “ir a un sitio donde están los pioneros de tu trabajo es increíble”.

 

Presencia de mujeres

Informa Rubio Madrigal de que lo normal en el doble grado que ha cursado es que haya muy poca presencia de mujeres, pero en su clase eran el 40%, a lo que hay que añadir que ha “tenido muchas profesoras, sobre todo en Informática, y eso está bastante bien, porque abre la puerta al tema de los role models, que ayuda a ver que eres capaz de conseguir las cosas por similitud. De alguna manera, en el subconsciente no te ves capaz si no ves a gente parecida a ti haciendo lo mismo”.

 

La presencia de más mujeres en las STEM para la estudiante también tiene otro componente de “comodidad”, porque “vas a estar más cómoda si hay otras chicas, si se ve con normalidad que cualquiera puede estar haciendo Matemáticas”. “Está bien ver que no eres la única en algo”, apostilla.