CINE

Laura Galán, en un fotograma de "Cerdita"

“Cerdita”, de Carlota Pereda

Texto: Jaime Fernández - 13 oct 2022 11:15 CET

Sara es una joven obesa que vive en un pueblo probablemente extremeño donde todas las chicas, incluso las que fueron sus amigas, la hacen bullying por su peso. Un día cualquiera aparece por allí un psicópata que decide exterminar a todos aquellos que se meten con ella.

 

Basándose en su propio corto, del mismo título, temática y actores, de 2018, Carlota Pereda estira la historia para convertirla en un largometraje, aunque realmente la historia no da para tanto. O lo podría haber dado, pero aquí nos encontramos con un guion que no ofrece respuestas (¿Qué le importa a ese asesino psicópata la vida de Sara?) y, sobre todo, que tiene algunos errores graves de coherencia y credibilidad (En un pequeño pueblo, donde todos se conocen, ¿a nadie le llama la atención la aparición constante de una furgoneta cochambrosa una vez que empiezan los crímenes? ¿Ni siquiera a la guardia civil? Cuando el psicópata asesina a una vecina por decir que la protagonista está gorda, ¿cómo lo sabe el asesino si no estaba en la escena en ese momento? ¿Ha visto también él la película? ¿Por qué alguien a quien le arrancan una mano de un tiro con una escopeta no se desangra ni se desmaya ni tiene una reacción normal?).

 

Pereda podría haber utilizado su guion para profundizar en el drama del bullying por gordofobia, pero la presencia de ese asesino psicópata sin motivos le quita todo el peso a esa posible crítica. También podría haber ahondado en esa ruralidad terrible del aislamiento, de la violencia generada en la propia carnicería de los padres de la protagonista, en los festejos taurinos y en los atropellos a novillos, pero todo eso son pinceladas para darle un punto gore a la historia, sin más.

 

Hay que reconocer, no obstante, que la factura del filme es bastante correcta y que incluso se oye bien, algo que poco a poco va mejorando en la filmografía española. Se nota que Pereda se ha fogueado durante mucho tiempo haciendo cortos, y que eso la ha ayudado a lanzarse al mundo del largo. Eso sí, el montaje tiene algunos momentos desastrosos. El peor de todos es cuando la obesa y el psicópata atropellan al novillo, se destroza el coche, él queda atontado y ella asustada porque casi muere empitonada. En la siguiente escena, sin solución de continuidad, vemos cómo una furgonea (¿quizás la misma a pesar de estar destrozada?) ha llegado hasta un matadero, porque ilumina la entrada con sus faros, y por la puerta entra el psicópata en perfecto estado llevando en brazos a la protagonista que se ha desmayado. ¿Qué ha pasado entre medias? ¿Faltan escenas o sobran?

 

En el reparto destaca, una vez más, Carmen Machi, en el papel de madre de la protagonista. Ella y Pilar Castro, como madre de una de las acosadoras, interpretan algunas de las mejores escenas del filme. La protagonista, Laura Galán, va camino de convertirse en un personaje de culto entre los amantes de este cine adolescente, de mucha muerte, mucha sangre y poco sentido, y lo cierto es que se esfuerza por intentar que su papel sea verosímil. Lo peor de la película (y lo menos creíble), sin duda, le toca al actor que hace de psicópata, Richard Holmes, al que supongo que Pereda le ha dicho que interprete a una especie de cromañón sin desarrollar (Tanto que en la prestigiosa página de crítica cinematográfica DeCine21, han titulado la crítica "La gorda y el bestia"). Un personaje, este del psicópata prehistórico, que es un sinsentido más de esta película que se ha hecho con el Premio Méliès de Oro del Festival de Sitges. Un galardón que en su día ganó Buried, de Rodrigo Cortés que, sinceramente, está a años luz de esta película.