CV / CIENCIA

María Milán, Ignacio Crespo, Maricarmen Climént y Pampa García Molina

Consejos a investigadores que van a informar en los medios: “habla de lo que sabes”, “deja enunciados cerrados” y “que no te la cuelen”

Texto: Alberto Martín, Fotografía: Francisco Rivas - 18 jul 2025 12:59 CET

¿Qué consejos podéis dar a nuestros alumnos, muchos de ellos científicos e investigadores, para cuando tengan que comunicar en los medios?, pregunta María Milán, periodista de la Unidad de Cultura Científica de la UCM, a los tres comunicadores científicos que participan en la última mesa redonda de las jornadas “Grandes retos de la divulgación científica: igualdad de género, inteligencia artificial y crisis climática”, celebradas en los Cursos de Verano de la Universidad Complutense. “Habla de lo que sabes”, apunta Pampa García Molina. “Deja enunciados cerrados, perfectos, autoeditados”, añade Maricarmen Climént. “Que no te la cuelen”, concluye Ignacio Crespo.

 

Los tres invitados a la mesa titulada “La divulgación en tiempos de crisis: cómo informar de manera clara y veraz” antes de contestar a la pregunta de la moderado –a la que ahora volveremos- han tratado de explicar con ejemplos cómo desarrollan su trabajo en los momentos de crisis, algo por lo que, en los últimos años –Covid, volcán de La Palma, Filomena DANA de Valencia…- han tenido que pasar casi día sí y al siguiente también. Pampa García Molina, coordinadora de Science Media Centre España, un servicio con el que la FECYT quiere ayudar a los medios de comunicación a dar información científica veraz, explica que ellos lo primero que hacen es “tener mucha calma… y después recurrir a fuentes de confianza, voces expertas”, que quieran compartir sus conocimientos, preparar con ellos unos contenidos y enviarlos a los medios de comunicación. El objetivo principal es evitar que las informaciones falsas, parciales o interesadas se apoderen de la situación. No obstante, dependiendo de cada caso en concreto, hay que variar los objetivos. Por ejemplo, como contó Pampa García, si la alerta es por un brote de viruela de los monos, tras explicar en qué consiste y cómo se puede contraer, enseguida hay que tratar de hacerlo sin estigmatizar al colectivo más expuesto, como en ese caso era el LGTBI.

 

Maricarmen Climént, científica mexicana experta en comunicación del riesgo, que en la actualidad trabaja en la iniciativa Risk know-how en la organización sin ánimo de lucro Sense about Science, comenta que en 2020, casi sin quererlo ni beberlo, se convirtió en la voz para la comunidad hispanohablante de un instituto de comunicación científica ligado a la Universidad de Cambridge. Ella estaba allí participando en una investigación sobre cómo comunicar mejor a los pacientes los riesgos que conlleva un trasplante de pulmón, cuando el Covid, y en concreto los riesgos que rodearon la administración a la población de la vacuna de AstraZeneca, hicieron que al Instituto llegara un aluvión de medios que querían saber los riesgos reales que suponía la administración de esa vacuna. “¿Quién era la única del Instituto que hablaba español? Maricarmen”, y así se convirtió en la portavoz para los medios en español. Por supuesto, estuvo asesorada por los mejores especialistas, pero tuvo que enfrentarse a diversos “problemas” comunicativos. El primero, hacer ver que frente a los peligros potenciales de la vacuna, que dependían en gran medida de los grupos de edad a los que se administraban, estaban sus beneficios, entre ellos el colectivo.

 

Ignacio Crespo, médico, divulgador científico en diversos medios de comunicación, autor de varios blogs, y coordinador desde enero de 2020 –“ya saben lo que me pasó nada más llegar”- de la sección de Ciencia de La Razón, considera que una situación de crisis es “la vida misma” o, de forma más concreta, los propios medios de comunicación. Ellos son los que dan prioridad a los “clickbaits” frente a la veracidad y los que premian la inmediatez frente a un rigor más pausado. En ese contexto el trabajo de los periodistas científicos es extremadamente complicado o, al menos, el de aquellos que no quieren caer en el sensacionalismo. Como señala Crespo, hay muchas ocasiones en que medios y periodistas saben que un titular sin llegar a ser falso, sí es fácil que dé lugar a equívocos y malas interpretaciones, pero no les preocupa. “A mí es algo que sí me preocupa”, alerta, a la vez que considera que una menor precariedad y mejor formación de las plantillas de los medios ayudaría a mejorar la situación.

 

Y volvemos a los consejos a los investigadores. Pampa García Molina advierte que lo primera que tiene que tener en cuenta un “experto” que va a interactuar con los medios de comunicación es en qué tipo de medio lo va a hacer. Si sus conocimientos se los va a dar a un periodista para que los incluya en un artículo, las precauciones deben ser unas, y si va a intervenir en radio o televisión, más aún si es en directo y en una tertulia, las precauciones deben ser todas. La principal, sea para el tipo de medio que sea, es “habla de lo que sabes”, no opines con categoría de “experto” de una materia en la que no lo seas. La segunda, ten claro cuál es el mensaje que quieras hacer llegar. “Insiste machaconamente en él, no te enredes, no vayas por las ramas, que la gente te entienda”, concluye la periodista.

 

Maricarmen Climént insiste en ese último punto. Recuerda que cuando se erigió en portavoz del instituto de la Universidad de Cambridge en más de una ocasión la edición que los medios hicieron de sus declaraciones tergiversaron en cierta medida su mensaje. Es por ello por lo que aconseja a los investigadores que “seleccionen las ideas que quieren dar y que con ellas preparen enunciados cerrados, perfectos, autoeditados”.

 

Ignacio Crespo acude también a su experiencia personal, en su caso como entrevistador en blogs y podcasts y ruega de manera encarecida a los científicos que mejoren su capacidad de “síntesis”. Que no crean que cuando se les dice que su intervención va a ser de 10 minutos, tienen todo ese tiempo para explicar su respuesta. “Yo les digo siempre que tienen que ser capaces de en no más de dos minutos dejar clara su idea principal, y después, en no más de 4 minutos, dar una explicación más completa”. Crespo también aconseja que aunque la intervención no sea por escrito, que antes de intervenir escriban más o menos lo que van a decir y que busquen titulares con sus ideas y párrafos que resuman lo que quieren destacar. Por último, les advierte “que no te la cuelen. Adelántate y mira qué malas interpretaciones se pueden hacer a lo que vas a decir”. Como decía el mítico programa de TVE, más vale prevenir que curar.