CURSOS DE VERANO
El artista urbano Zeta repasa, en los Cursos de Verano, su trayectoria multidisciplinar
Texto: Jaime Fernández, Fotografía: J.F. - 25 jul 2025 11:04 CET
Zeta, nombre artístico de Pablo Herrero, ha protagonizado la penúltima de las actividades culturales de la trigésima octava edición de los Cursos de Verano de la UCM. En su conferencia, impartida en la Casa de Cultura de San Lorenzo de El Escorial, ha repasado su trayectoria vital y artística desde que nació en un pueblecito zamorano hasta la actualidad, en la que se ha convertido en uno de los referentes nacionales del arte urbano.
El niño aquel, que dibujaba sin parar, acudió a varias escuelas de dibujo y en los años ochenta, en concreto en 1985, al ver el documental Style wars, sobre la cultura neoyorquina del hip hop, descubrió hacia dónde quería orientar su arte. Zeta ha explicado los orígenes de esa cultura, y del grafiti, retrotrayéndolo incluso hasta las pinturas rupestres, como ya hiciera Carlos Saura en el filme Las paredes hablan, en el que participó el propio Zeta.
El movimiento moderno, no obstante, y como ha recordado el artista, comenzó en Estados Unidos, sobre todo a raíz del gran apagón de Nueva York en 1977, cuando se produjeron saqueos y robos que permitieron a los más desfavorecidos llevarse equipos de los que no podían disponer. A raíz de ahí, las comunidades afroamericanas y latinas empezaron a crear músicas, bailes y estilos artísticos que luego se verían en exposiciones fotográficas y en documentales como Wild style, la ya mencionada Style wars, y en la muy influyente película de ficción Beat Street, centrada, sobre todo en el break dance.
De hecho, en España, gracias al programa televisivo Tocata, se popularizó ese baile, en el que también despuntó Zeta, al tiempo que se iniciaba con un grafiti que se salía un poco de la norma de simplemente firmar, y más influido por el cómic, lo que le permitía hacer personajes y formas más complejas de lo que hacían casi todos los demás.
La irrupción de Miguel Trillo como fotógrafo de tribus urbanas a finales de los ochenta, fue un acicate para dar a conocer esa cultura, tanto que en 1988 el propio Zeta, con sólo 18 años, y un colectivo denominado Crime Artists montó su primera exposición en la Galería Ynguanzo, de Madrid.
Desde ahí, la carrera de Zeta comienza, en cierta manera, a profesionalizarse, con viajes a París, encargos para hacer portadas de discos, la creación del grupo Jungle Kings (con actuación estelar en el programa RockoPop incluida), y el encargo de Pedro Almodóvar de que decorasen el cine para el estreno de Átame.
Los años noventa del siglo XX contaron con dos momentos relevantes, por un lado, la aparición de Montana Colors, fabricante de los primeros aerosoles diseñados específicamente para los escritores de grafiti, y que hoy en día siguen siendo un referente a nivel mundial. Por otro lado, de acuerdo con Zeta, las grandes multinacionales dejan de interesarse por el hip hop porque “se hizo tan viral que hasta Lola Flores o Leticia Savater lo hacían”.
Aquello llevó a que los supervivientes, como Zeta (que firmaba su música como Faze 2) y un reducido grupo, se convirtieran en artistas mucho más reivindicativos. En esa década Zeta prueba todo tipo de músicas, incluso la electrónica, y lanza algunos discos en solitario, para pasar, ya en el siglo XXI, a dejar algo de lado su faceta de músico y DJ, y centrarse más en el grafiti, colaborando con entidades como la Fundación Real Madrid, la propia Montana Colors o la Universidad Complutense de Madrid, donde ha realizado varios murales.
Un hito para el arte urbano, de acuerdo con Zeta, ha llegado tras la exposición que montó el profesor complutense Francisco Reyes en el Museo de Antropología de Madrid, que ha llevado a que esta comunidad autónoma haya pedido obra a varios de los artistas, incluido el conferenciante, para formar parte del panteón inmaterial, “con obra que va a perdurar, lo que es algo que no se podía imaginar cuando este movimiento comenzó en España en los años ochenta”.