CINE
“Las paredes hablan”, de Carlos Saura
Texto: Jaime Fernández - 2 feb 2023 18:48 CET
En los preestrenos cinematográficos que organiza en la Facultad de Ciencias de la Información, de manera gratuita para toda la comunidad complutense, la Escuela de Producción UCM, coordinada por el profesor Ildefonso Soriano, esta semana se ha proyectado la película Las paredes hablan, de Carlos Saura. El filme, aunque no se pretendía a priori, tiene un claro tinte complutense, ya que el coguionista es José Morillas, profesor de la Facultad; la productora es la también profesora María del Puy Alvarado, y entre los principales entrevistados están el profesor Pedro Saura; el catedrático Juan Luis Arsuaga; el artista urbano Zeta, que ha realizado dos grandes murales en el campus de Moncloa; la escritora urbana Musa71, que ha elaborado un trabajo ex profeso para el documental, también en el campus, y Suso 33, que empezó sus estudios de Bellas Artes en la UCM, y que se plantea volver a retomarlos en algún momento, si sus numerosos viajes le dan una tregua. Y no hay que olvidar que el propio Carlos Saura fue investido doctor honoris causa por la Complutense en 2014.
Las paredes hablan hace un somero repaso, desde la perspectiva de Carlos Saura, sobre cómo los artistas aprovechan su entorno para expresarse, comenzando con las pinturas rupestres, y acabando con el arte urbano más contemporáneo.
El guion del documental lo firman Carlos Saura y José Morillas, quienes en principio lo que querían, de acuerdo con María del Puy Alvarado, era simplemente hablar de los orígenes del arte, y así se concibió el filme y para eso se consiguió el presupuesto inicial. Pronto vieron que la historia se quedaba algo corta y decidieron ligarlo con el arte urbano actual, lo que requirió aumentar el presupuesto y también encontrar un fulcro, un punto intermedio que articulase la historia. Ahí fue cuando a la montadora, Vanessa Marimbert, se le ocurrió que podían incluir en el filme las declaraciones de Miquel Barceló, quien ha indagado de manera profunda y personal en el arte prehistórico, integrándolo en su propia obra.
La productora reivindica el papel de los montadores, a los que considera una parte relevante en la guionización del filme, sobre todo si los directores están abiertos a sus recomendaciones, algo que ocurre siempre con Vanessa Marimbert y Carlos Saura, con quien ya ha colaborado en otros trabajos como Flamenco, flamenco.
En la película aparece de manera constante Carlos Saura pegado a su cámara de fotos, un elemento que en principio la productora pensó en quitar, pero pronto vio que era un rasgo definitorio del director, que va con ella a todas partes desde que se levanta. Eso sí, ella misma explica que no es un fotógrafo obsesionado con disparar, sino que sólo lo hace cuando ve algo interesante, como le ha ocurrido en los últimos años con el arte urbano del que tiene miles de fotografías, de las que unas pocas se incluyen en el filme a modo de collage artístico.
Las principales dificultades estuvieron en rodar dentro de las cuevas, algo para lo que se necesitan permisos especiales y el experto Pedro Saura les explicó que no se podía hacer a la ligera porque introducir elementos extraños, como un equipo de cine, puede provocar perturbaciones en el ambiente que destruyan las pinturas.
El artista urbano Suso 33 que ha presentado la película en la UCM junto a María del Puy Alvarado, ha recordado que cuando le contactaron para participar el filme estaba trabajando precisamente sobre el arte prehistórico y que ya desde hace años él ha dejado de manipular las paredes, y ha pasado a utilizarlas tal y como se las encuentra, con sus defectos e imperfecciones. Suso 33 confiesa habérselo pasado muy bien con Carlos Saura, jugando con él, haciéndole incluso una silueta (que es la que se ha utilizado luego para el cartel) y llegando a pintar algún trabajo juntos. Añade Del Puy Alvarado que Saura no sólo dirige y toma fotografías, sino que además escribe y dibuja a diario, y que a pesar de tener ya noventa años tiene la misma ilusión por aprender que un joven de veinte.
El resultado de todo este trabajo es un interesante documental muy personal del director, de una duración de 75 minutos, accesible para todo tipo de públicos y sin ningún tipo de elitismo. La película se estrena el 3 de febrero y los dos primeros fines de semana de proyección hay la posibilidad de apuntarse a unos “safaris urbanos” organizados por la distribuidora Wanda Films y Ruta Street Art por algunos de los grafitis más emblemáticos de Madrid.