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Jorge Matheu, de la OMS, y Bruno González Zorn en el curso  “One Health y la resistencia a los antibióticos”

Resistencia a los antibióticos, un desafío mundial

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 3 jul 2024 13:22 CET

La resistencia a los antibióticos surge rápidamente por múltiples causas, entre ellas el uso excesivo o el mal uso de los antimicrobianos, el acceso difícil a medicamentos, la escasa prevención, la falta de agua potable e higiene o la falta de malas prácticas agrícolas. Y además lo hace de manera global, en todo el planeta, con un impacto mayor en los países menos desarrollados. La única estrategia para luchar contra el que se considera uno de los grandes problemas de este siglo es hacerle frente desde una perspectiva One Health, incorporando la visión de la salud humana, la animal y la del medio ambiente. En la necesidad de la unión de diferentes agencias internacionales ha insistido el representante de la OMS, Jorge Matheu, en el curso “One Health y la resistencia a los antibióticos”, que dirigen Bruno González Zorn y Rafael Cantón.

 

Jorge Matheu, del Departamento de Coordinación Global y Alianzas Estratégicas en materia de Resistencia a los Antimicrobianos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), explica que se ha elaborado un Plan Mundial, que se ha ido perfilando y que se presentará actualizado el mes de septiembre de 2024 en la Asamblea General de las Naciones Unidas para que se apruebe y luego se vaya implementando a nivel nacional.

 

Este plan se presenta como el resultado de las deliberaciones de un cuadripartito, integrado por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), la OMS, el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) y a OMSA (Organización Mundial de Sanidad Animal).

 

Las cuatro organizaciones que integran esta asociación establecen y aplican enfoques multisectoriales e interdisciplinarios respecto de los complejos retos sanitarios que se producen en la interfaz entre animales, personas, plantas y medio ambiente, con una atención especial a la resistencia a los antimicrobianos y las enfermedades zoonóticas emergentes, desde la perspectiva de la One Health.

 

Explica Matheu que la One Health se definió, de manera definitiva, en 2021, como un enfoque integrado y unificador que tiene como objetivo equilibrar y optimizar de manera sostenible la salud de los tres elementos involucrados. Para ello, esta aproximación reconoce que la salud de los seres humanos, los animales domésticos y silvestres, las plantas y el medio ambiente (incluyendo los ecosistemas) están estrechamente vinculados y son interdependientes. Para llegar a ese ambicioso objetivo, el representante de la OMS, advierte que es fundamental trabajar juntos para conseguir un “futuro sostenible para toda la humanidad”.

 

Los datos que maneja la OMS señalan que ese trabajo conjunto falla en la mayoría de países, y aunque una gran parte de ellos ya cuentan con un plan nacional contra la resistencia a los antibióticos, en la mayor parte de ellos no hay un presupuesto para hacer que ese plan se desarrolle y tenga continuidad, y en muchas ocasiones las diferentes administraciones trabajan por separado, centrándose, sobre todo, en la salud humana. Señala Jorge Matheu que “la coordinación multisectorial sigue siendo débil, porque sólo la mitad de los países cuentan con un mecanismo de coordinación para implementar, de manera precisa, el plan nacional”.

 

Avances y desafíos

A nivel global existen diferentes estrategias como la denominada GLASS (Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia y el Uso de Antimicrobianos) que permite la presentación de informes globales armonizados de los datos nacionales tanto de la resistencia antimicrobiana como del consumo. En esta estrategia cada uno de los países se involucra aportando más o menos datos, y, por ejemplo, España participa con los del consumo de antibióticos en nuestro país.

 

Según los datos de la OMSA, presentados por Matheu, desde el año 2017, el uso de antibióticos en animales se ha reducido en Europa y algo en Asia, pero ha aumentado en América y África. De hecho, se siguen usando los antibióticos en los animales para promover su crecimiento, con el problema añadido de que se utilizan algunos de los antibióticos más críticos.

 

Bruno González Zorn apunta que no siempre se puede generalizar y afirmar que hay una relación causal entre las bacterias que tienen los animales que consumen los humanos y las bacterias que tienen esos mismos humanos. Se han realizado estudios, algunos en los que está implicado el mismo González Zorn, que demuestran, gracias a la secuenciación genética, que el E.coli BEE que hay en el intestino animal y el humano son diferentes, aunque también se han encontrado una serie de bacterias capaces de establecer un flujo entre especies.

 

Matheu reconoce que una de las grandes demandas del cuadripartito internacional es el aumento de la investigación, “lo que no es fácil, porque no siempre hay financiación suficiente, pero ofrece muchas oportunidades para los investigadores jóvenes”. De momento, los responsables de las cuatro organizaciones involucradas han identificado 62 áreas de investigación principales que han dividido en cinco pilares: transmisión, vigilancia integral, intervenciones, perspectivas y cambios en el comportamiento, y finalmente, economía y política.

 

Concluyó el representante de la OMS reclamando leyes que sean de aplicación global, porque sin esas leyes los mercados pueden verse inundados de antimicrobianos de calidad inferior y falsificados, puede continuar el uso inadecuado de antibióticos para promover el crecimiento, continuará el uso superfluo y excesivo de los antimicrobianos, las fábricas pueden liberar residuos en la naturaleza, o incluso las agencias gubernamentales, los laboratorios y los profesionales pueden negarse a compartir datos.

 

La conclusión es que en la lucha contra la pandemia silenciosa, que es la resistencia a los antibióticos, sólo vale trabajar todos de manera conjunta.