CV / SALUD
El microbioma humano, una moda en la investigación científica y en la calle
Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 22 jul 2025 13:17 CET
La Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (SEMiPyP) repite como organizadora de uno de los cursos de verano de la UCM, este año centrado en “El microbioma humano, su modulación e impacto en la salud”. El curso ha abierto con una mesa redonda con científicos y comunicadores no expertos para resolver algunas cuestiones en torno al tema, como la expresada por el biólogo y comunicador Manuel Seara sobre si el microbioma es una moda. El secretario del curso, el doctor Guillermo Álvarez Calatayud ha precisado que sí, que es una moda a nivel de investigación, ya que ha pasado de 80 publicaciones científicas a más de 20.000 en dos décadas, pero también a nivel de calle, porque el 70% de la población española reconoce tomar probióticos.
El secretario del curso también ha aclarado la diferencia existente entre microbiota y microbioma, definición que ha ido evolucionando a lo largo del tiempo. Microbiota, de acuerdo con Guillermo Álvarez, se entiende hoy por la composición y la estructura de las bacterias, mientras que el microbioma es el ambiente, la funcionalidad.
Rosaura Leis, presidenta de la SEMiPyP, ha explicado otros conceptos que a veces se manejan como sinónimos, aunque no lo sean, como son los probióticos y los prebióticos. De acuerdo con ella, los probióticos son microorganismos vivos que, en la cantidad adecuada, pueden beneficiar a la salud intestinal. Frente a ellos, los prebióticos son sustancias fermentables utilizadas específicamente por la microbiota para el beneficio de nuestra salud.
Leis ha añadido que existe un concepto más, el de los postbióticos, que los producen los prebióticos y que también tienen efectos beneficiosos en alguna patología concreta.
Ha reconocido la presidenta de la SEMiPyP que “con organismos vivos, el riesgo cero no existe”, de ahí que la validación de lo que es un probiótico y lo que no lo es depende de que haya detrás una sólida investigación clínica que demuestre su validez.
Otra de las certezas que se derivan de los diferentes estudios científicos es que la microbiota no es causa ni consecuencia de ninguna enfermedad, pero sí que se asocia con más de trescientas, así que es importante mantener una microbiota equilibrada. Algo que se hace más complejo al envejecer, como ha asegurado la catedrática complutense y directora del curso, Mónica de la Fuente del Rey.
De acuerdo con sus palabras, con el envejecimiento la microbiota empieza a perder los microorganismos buenos, lo que puede afectar a todo el estado de salud de las personas, incluida la salud mental, debido a la relación directa que existe en el eje microbiota-intestino-cerebro. Esa relación es tan estrecha que hay estudios que afirman que el intestino modula parte de nuestro comportamiento y sociabilidad, y que incluso la microbiota intestinal es determinante a la hora de elegir pareja.
Rosaura Leis apunta que otros estudios relacionan la microbiota con la epilepsia refractaria, la depresión o las alteraciones en el espectro autista, frente a lo que Guillermo Álvarez Calatayud ha querido bajar las expectativas y aclarar que “los probióticos no curan el autismo ni lo van a curar, ni la artritis reumatoide ni ninguna de esas otras patologías asociadas, porque una cosa es la investigación y otra la aplicabilidad clínica”.
Rocío Martín, vicepresidenta de Ciencia e Innovación de Danone Global, ha recordado que la leche fermentada sigue siendo hoy en día la principal forma de consumir probióticos intestinales, y Rosaura Leis ha recomendado que no se cambie de dieta de manera restrictiva por una moda y ha aconsejado que se tome lactosa hasta la cantidad que toleremos.