LIBROS
Ediciones Complutense da voz al arquitecto Miguel Fisac
Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 26 abr 2024 10:19 CET
Miguel Fisac en la Universidad Complutense de Madrid es el título del libro, elaborado por Francisco Arques y Concha Lapayese, que Ediciones Complutense ha presentado el 25 de abril en la sede del COAM (Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid). En él se revisitan, con detalle, los dos edificios de Fisac que existen en la Ciudad Universitaria, la actual Facultad de Estudios Estadísticos, que nació como Centro de Formación del Profesorado de Enseñanza Media y Profesional, y el Centro de Cálculo, actual Centro de Proceso de Datos UCM. El libro incluye conversaciones y aforismos de Miguel Fisac y se estructura en torno a la respuesta a cuatro cuestiones sobre sus dos edificios: ¿Para qué? ¿Dónde? ¿Cómo? y Un no sé qué.
En la presentación del libro, tanto Isabel García Fernández, vicerrectora de Cultura, Deporte y Extensión Universitaria de la UCM, como el escultor Juan Luis Moraza y Cristóbal Pareja, decano de la Facultad de Estudios Estadísticos, han señalado que conociendo la obra de Miguel Fisac es importante hacerse otra pregunta: ¿Para quién?
De acuerdo con Pareja, “el espacio de dentro, el uso de los edificios es la base de la arquitectura, es lo que él llamaba ‘un trozo de aire humanizado’, a raíz de una concepción taoísta”. A lo que la vicerrectora añade que “Fisac siempre organizaba los espacios pensando en quién iba a trabajar allí”.
Los dos edificios de la Complutense se conservan en bastante buen estado, y esa conservación no se ha debido a una política dirigida sino al hecho de que hayan estado habitados desde su creación. El decano de Estudios Estadísticos reconoce que se han pintado algunas paredes del hormigón original, lo que se prevé revertir, pero a pesar de eso, “todavía se aprecian los tablones de madera del encoframiento”.
En esa misma línea, el escultor Juan Luis Moraza señala que la arquitectura de Fisac tiene “una fisicidad material vinculada a la transparencia de los materiales, y estos dan memoria de su propio proceso morfogenético”. Eso, y la subjetividad del proyecto con respecto al sujeto que lo va a visitar, o a vivir en él, es lo que Moraza considera la consistencia de la obra de Fisac.
La vicerrectora García Fernández invita a todos los madrileños a visitar los dos edificios, en especial la Facultad de Estudios Estadísticos, desde donde “se puede ver uno de los mejores, o incluso el mejor, de los atardeceres de la ciudad de Madrid”. Además, de acuerdo con Francisco Arques, allí se puede disfrutar de la idea que tenía Fisac de “cómo debían ser los espacios para la docencia, y de esas marquesinas experimentales que se hicieron con encofrados de escayola”.
En cuanto a la propia edición del libro, Pablo Olalquiaga, vicedecano del COAM, considera que “leerlo es un disfrute, porque es un volumen canónico sobre cómo contar la historia, así como la pertinencia y el valor actual de un edificio”. Destaca también el formato del volumen, “muy fiel al arquitecto, con ese color hormigón en la tapa” y con “un texto que no intenta ahogar al libro, en un acto de contención que se agradece, porque el espacio es la esencia de la arquitectura y aquí los blancos se manejan con mucha habilidad”.