CINE

Fotograma de "El cuarto pasajero"

“El cuarto pasajero”, de Álex de la Iglesia

Texto: Jaime Fernández - 19 oct 2022 19:52 CET

El guionista Jorge Guerricaechevarría, la actriz Blanca Suárez y el actor Ernesto Alterio han participado en el coloquio posterior al preestreno de El cuarto pasajero, que se ha celebrado en la Facultad de Ciencias de la Información, dentro de las actividades de la Escuela de Producción UCM, coordinada por el profesor Ildefonso Soriano.

 

Julián y Lorena, dos habituales compañeros de algún servicio de compartir coche viajan de Madrid a Bilbao con dos nuevos acompañantes, el guaperas solidario guitarrista vive-la-vida y un tipo peculiar que bien podría ser un empresario o un sinvergüenza (o las dos cosas). Pronto, un viaje que iban a ser unas pocas horas se tuerce y deviene en una auténtica locura.

 

Jorge Guerricaechevarría y Álex de la Iglesia vuelven a trabajar juntos en un guion, en la que es ya su decimosexta colaboración. De esa escritura conjunta han salido obras interesantes, ya desde su primer trabajo juntos, Mirindas asesinas, hasta auténticos bodrios como Veneciafrenia. El cuarto pasajero se incluye, de manera indiscutible, en la primera categoría, la de las buenas películas. Reconoce Guerricaechevarría que la película fue un reto que les propuso el productor Paolo Vasile, que no fue otro que escribir una comedia romántica, algo que aceptaron y que ha dado lugar a esta historia disparatada, pero muy divertida y, sobre todo, con un buen ritmo desde el principio hasta el final, algo que no suele ocurrir en el cine de De La Iglesia, que normalmente decae en algún momento del metraje y que además no suele remontar.

 

Tanto a De La Iglesia como a su guionista preferido les gusta encerrar a sus personajes en espacios cerrados y un tanto claustrofóbicos de los que normalmente no pueden salir, como en este caso el coche que comparten los cuatro protagonistas. Rodada casi en su totalidad en estudio, lo cierto es que consigue el efecto de hacer creer que los personajes se mueven realmente por ese viaje eterno que les lleva de Bilbao a Madrid, pasando por el impresionante, aunque bastante alejado del camino, hotel Marqués de Riscal de Álava. Eso sí, deberían haber tenido cuidado con los continuos fallos de raccord que provocan los cinturones de seguridad de los personajes. Para evitarlo habría sido tan fácil como que los llevaran siempre o que no los llevaran nunca, pero eso de que se vayan quitando o poniendo según el plano es algo terrible.

 

La película, llena de momentos de delirante locura, funciona cuando uno se deja llevar por ese mundo del delirio en el que conviven los personajes y prácticamente todos los que se encuentran por el camino, desde la guardia civil hasta los vigilantes de gasolinera o los simples conductores en un atasco. Los seis meses que estuvieron en la sala de montaje han hecho que el resultado encaje perfectamente con lo que quería contar el director, una historia de amor pero con su propio sello. Probablemente habría que retrotraerse hasta finales del siglo XX para encontrar otra película mejor del director, lo cual es una buenísima noticia para el cine español.

 

Al estar encerrados en un coche la mayor parte del tiempo, la acción del filme recae fundamentalmente en los actores, en su interpretación y en sus diálogos. Alberto San Juan da el papel perfecto de hombre serio, sin capacidad de improvisación y con una vida desastrosa a sus espaldas. Blanca Suárez, que ya ha trabajado tres veces con el director, es una mujer que llena la pantalla, lo suyo es pura fotogenia, y no le hace falta más que sonreír para encandilar al espectador, así que ha sido una muy buena elección. De todos modos, probablemente el mejor papel sea el de Ernesto Alterio, que él mismo y también el guionista, reconocen que está inspirado en Álvaro de Marichalar, y el actor bromea que eso quiere decir que es un pijo, pero que se sabe las letras de Extremoduro al dedillo.

 

La cosecha cinematográfica de este año está siendo bastante buena para el cine español y a los académicos y críticos les va a resultar difícil elegir ganadores, a no ser que lo tengan ya todo decidido desde hace meses para decantarse por el cine más rural.