REPORTAJE

Isabel Santiago realiza una prueba neurológica a una yegua infectada

El Hospital Clínico Veterinario Complutense trata con éxito a doce caballos afectados por el brote de rinoneumonitis equina que afecta a Europa

17 mar 2021 12:07 CET

Europa está viviendo el brote de rinoneumonitis equina más importante de la última década. Su origen se sitúa en un concurso internacional celebrado el pasado 21 de febrero en el Centro Escuela de Saltos de la localidad valencia de Godella, y se calcula que ha llegado a afectar a más de un centenar y medio de caballos en toda Europa, principalmente en Bélgica, Alemania, Francia y España. Tan solo tres hospitales veterinarios españoles han asumido el riesgo de ingresar en sus instalaciones a caballos infectados, el del CEU de Valencia, el de la Universidad Autónoma de Barcelona y el de la Universidad Complutense de Madrid, que ha asistido a doce caballos a lo largo de este mes de marzo.

 

Como explica Isabel Santiago Llorente, jefa del Servicio de Medicina Interna de Caballos del Hospital Clínico Veterinario de la Univerdad Complutense, la rinoneumonitis es una enfermedad muy grave para los caballos. Causada por un herpesvirus, produce patologías respiratoria, neurológica y abortos. “En esta ocasión se ha dado la forma neurológica, que cursa con ataxia, debilidad del tercio posterior o parálisis de vejiga. Todo esto producido por una vasculitis del sistema nervioso central, principalmente de la médula”. Los casos más complicados conducen a la muerte del animal, ya sea de forma natural o por eutanasia, ya que quedan parapléjicos. Los más afortunados consiguen recuperarse. Algunos incluso pueden volver a competir, aunque en muchos de los casos la recuperación total puede retrasarse hasta un año.

 

El brote surgió en Valencia, pero se extendió por toda Europa al volver los animales a sus lugares de residencia. No obstante, los afectados de manera más grave fueron los que participaron en el concurso internacional de Godella. Como explican Isabel Santiago y Gabriel Manso, profesor del Departamento de Medicina y Cirugía Animal de la Facultad de Veterinaria, el gran problema que tenían los propietarios de los caballos afectados es que los hospitales veterinarios no querían acoger caballos infectados por miedo a extender la enfermedad a otros caballos. “Nos empezaron a llamar -recuerda Isabel Santiago-. Nadie estaba acogiendo caballos. En Madrid al final nosotros hemos sido el único hospital que hemos acogido. Fue un momento un poco complicado porque era un riesgo para nuestros caballos. Nosotros aquí, por ejemplo, tenemos una parada de sementales, vienen caballos con otras afecciones… Pero, claro, también era nuestra obligación atenderlos; no podíamos dejar a esa gente sin ayudar”.

 

Un Zendal equino

Para no paralizar la actividad del Hospital Clínico Veterinario y garantizar que otros caballos no contrajeran la enfermedad, se decidió preparar una zona de aislamiento. “Gabriel dijo: montamos un Hospital Zendal. Y eso es lo que hemos hecho. Hemos aislado una sala. Nosotros tenemos una zona de infecciosos, pero para dos caballos, y nos estaban llamando un montón de veterinarios. Empezamos a ampliar hasta el límite de cerrar totalmente una sala. En cuatro horas adaptamos todo para empezar a recibir caballos. El sistema ha funcionado fantásticamente: hemos podido seguir cogiendo caballos en el Hospital sin ningún problema y atender a los que estaban infectados”, resume Isabel Santiago.

 

Para asegurar ese aislamiento, como explican Isabel Santiago y el profesor Gabriel Manso, ha habido que ser muy estrictos. Se han formado equipos que han trabajado por turnos exclusivamente con los animales infectados, ya que además de por aerosoles de caballo a caballo, el herpesvirus también se puede transmitir por contacto con superficies infectadas, como por ejemplo la ropa, el calzado o el pelo. Por ello, tanto veterinarios, como los estudiantes colaboradores, los becarios del hospital, los mozos o el personal de limpieza ha tenido que ir en todo momento equipados con EPIs (batas de plástico, cubrebotas y redecillas) y realizar tanto el acceso como la salida del hospital por una zona que comunica directamente las salas de aislamientos con la calle. “Hemos sido un Zendal equino”, sentencia con una sonrisa Isabel Santiago.

 

Al final han estado ingresados un total de doce caballos, ya que, aunque como explica el profesor Manso, se llegó a valorar ante el aluvión de solicitudes de ingreso aislar alguna sala adiciones, finalmente se decidió no hacerlo para asegurar el funcionamiento asistencial habitual del Hospital, así como la realización de las prácticas de los estudiantes de la Facultad de Veterinaria.

 

Tratamiento antivírico

El tratamiento que se les ha dado a los caballos ingresados ha sido principalmente antivírico. Según detalla Isabel Santiago, se les ha suministrado el virustático Valaciclovir, acompañado por antiinflamatorios para disminuir la respuesta inflamatoria vascular en el sistema nervioso. También se les ha dado vitaminas del grupo E y B, así como el soporte que cada caballo ha requerido, que en la mayoría de los casos ha sido de fluidos para evitar la deshidratación. Por suerte, como explica el profesor Gabriel Mozo, no ha sido necesario sujetar a ningún caballo con arneses, ya que tan solo uno de ellos cayó al suelo al poco de llegar, pero se consiguió levantar por si mismo. Durante el tratamiento, según subraya Isabel Santiago, ha sido continuo el contacto entre los tres hospitales veterinarios que han atendido a los caballos en España. “Prácticamente cada mañana hemos hablado para ver cómo iban los tratamientos, lo que nos funcionaba mejor a cada uno, qué alternativas teníamos… Hemos trabajado muy bien coordinados”, valora Isabel Santiago.

 

En colaboración con el VISAVET

“Los tratamientos están funcionado muy bien –explica Isabel Santiago- y, de hecho, a finales de la semana pasada ya comenzamos a dar altas. Creemos que ya ha pasado el peligro. Todos los caballos se están recuperando y a finales de esta semana–la que concluye el 21 de marzo- es muy posible que ya podamos dar el alta a todos los que siguen aquí”. Para dar el alta a un caballo, dado que esta es una enfermedad infecciosa de necesaria notificación a las autoridades sanitarias, es necesario tener dos PCR negativas. Para ello, y también en su momento para confirmar la enfermedad, el Hospital Clínico Veterinario ha contando con la colaboración del Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria (VISAVET) de la UCM. “Han trabajo con nosotros de manera maravillosa. Hemos tenido los resultados de las PCR incluso en el mismo día, han hecho el seguimiento en todo momento y ahora están trabajando sin parar con el tema de las altas”, resume Isabel Santiago, personalizando su agradecimiento a la jefa del Servicio de Vigilancia Sanitaria Equina del VISAVET, Fátima Cruz López.

 

Junto al agradecimiento al VISAVET y también a la dirección y la gerencia del Hospital Clínico Veterinario–“que nos han dado todas las facilidades”-, Isabel Santiago no quiere dejar de destacar el trabajo desde el primer momento del profesor Gabriel Manso, quien además de poner en marcha los preparativos para el aislamiento ha estado presente en el día a día, dando soporte de imagen. “Hemos tenido que hacer algunas ecografías –explica el propio profesor Manso-, ya que los caballos infectados pueden desarrollar cistitis o neumonías. Es un poco como el coronavirus y sus posibles complicaciones. En otros sitios, por ejemplo, han llegado a desarrollar pericarditis. Aquí ha habido que hacerlos un chequeo para ver por qué tenían fiebre o si les podía estallar la vejiga... El problema es que estaban en aislamiento, por lo que hemos tenido que trasladar parte de nuestros equipos –un ecógrafo de caballos y un endoscopio- a esa zona y dejarlos allí”, explica Gabriel Manso. “Ha sido un trabajo en equipo maravilloso”, concluye Isabel Santiago.