ESTHER DEL CAMPO GARCÍA: Un compromiso con la universidad pública, un Compromiso Complutense

13 mar 2023 11:45 CET

El próximo 21 de marzo todas y todos quienes formamos parte de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) tenemos que tomar una decisión sobre el futuro de nuestra universidad, sobre hacia dónde queremos dirigirnos y cómo queremos recorrer ese camino. Siempre he estado orgullosa de ser Complutense y así lo he defendido desde mi labor como profesora, investigadora y en los distintos roles de gestión que he desempeñado. Es desde ese compromiso que creo que hay muchas cosas que se pueden mejorar y otras tantas que es necesario comenzar.

 

Me presento a Rectora porque quiero que la universidad presencial más grande de España recupere su centralidad. Porque quiero una universidad grande no solo por su tamaño sino también y, sobre todo, por su prestigio y calidad. Una Complutense que sea referencia nacional e internacional. Concurro a estas elecciones porque ya conocemos a dónde nos lleva el más de lo mismo y, en este tiempo que vivimos, no cambiar es ya empezar a retroceder, paso a paso. Necesitamos un impulso que nos revitalice como institución, que nos permita transformar estructuras y, sobre todo, que incluya una visión y un proyecto de medio y largo plazo para nuestra universidad.

 

Llevamos semanas escuchando a toda la comunidad Complutense, elaborando un diagnóstico conjunto de necesidades, demandas y proyectos. Mi compromiso es convertir ese diagnóstico en un plan estratégico para la UCM con un horizonte temporal que mire hacia el año 2050. Un plan para convertir todas las ideas que estamos recibiendo en propuestas y todas esas propuestas en hechos. Sé que habrá quienes digan que nunca he tenido cargos en Rectorado, que nunca he sido Vicerrectora. Es cierto que eso me diferencia de otras candidaturas, pero si alguien pretende señalarlo como un demérito, creo que se equivoca, porque precisamente de eso se trata: si queremos mejorar, si queremos evolucionar, si queremos cambiar, no podemos elegir continuidad. Tengo experiencia en prácticamente todos los niveles de gestión universitaria, desde el departamental hasta mi condición actual como Decana, así como en distintos mecanismos de evaluación, bagaje que me han permitido conocer las singularidades tanto de las distintas ramas de conocimiento como de cada uno de nuestros centros y Facultades.

 

Mi candidatura se propone llevar al Rectorado unos ojos y una mirada nueva. No tengo más ataduras que mi compromiso con la Complutense. En ese sentido, no arrastro herencias ni hipotecas. Lo que me propongo es mejorar, avanzar y progresar, abrir un nuevo camino, y no recorrer el mismo que ya conocemos, porque hemos ido y venido en demasiadas ocasiones, porque sabemos dónde empieza, pero también dónde y cómo termina. Creo, además, que este es el momento idóneo para iniciar ese cambio. La previsible aprobación de la LOSU nos abre una inmejorable oportunidad para comenzar un nuevo tiempo que debemos ser capaces de aprovechar. Estamos ante una importante ocasión para ganar presencia y protagonismo en espacios de decisión clave en la política universitaria, como la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), donde hoy ocupamos un lugar que no se corresponde con el que la UCM merece.

 

Es el momento de abordar los problemas de financiación con un plan plurianual que nos permita tener estabilidad y evitar esas improvisaciones, problemas y sobresaltos que, lamentablemente, conocemos y hemos sufrido quienes formamos parte de la comunidad Complutense. Es el momento de tener ambición, de buscar una proyección global, de reestructurar departamentos, de clarificar competencias, de adecuar instalaciones y de buscar nuevas fuentes de financiación que deben pasar, por ejemplo, por la repatrimonialización de la UCM a través de una auditoría que nos permita conocer nuestros espacios y poner en valor nuestro patrimonio. No puede ser que sigamos infravalorando nuestros recursos.

 

Recuperar la centralidad de nuestra universidad requerirá sin duda esta transformación estructural, pero también un proceso de reflexión interna. Nuestro plan estratégico participativo ha de incluir las voces de todas las personas que conforman la UCM, y dar respuesta a sus demandas. Durante estas semanas estoy realizando junto a mi equipo lo que hemos denominado “Ruta Complutense”, un recorrido que nos está llevando a visitar todos y cada uno de los centros de nuestra universidad. Esta Ruta me está permitiendo conversar con muchas y muchos de vosotros, tanto Estudiantes como PDI y PAS. He percibido frustración, sí, pero también ganas de formar parte de un proyecto compartido y puedo también asegurar que de ilusionarse.

 

Sobre buena parte de las demandas planteadas late un sonido de fondo que tiene mucho que ver con la falta de reconocimiento de los diferentes miembros de la comunidad Complutense, cada uno en su ámbito. Mi proyecto parte de la vocación de reconocer a todos nuestros estamentos, de lograr que todas las personas que forman la Complutense la sientan su casa. De que nuestra universidad sea también una parte de nosotros y que tenga como pilares tres grandes principios, Igualdad, Diversidad y Sostenibilidad, en los que creo que nos reconocemos todas y todos, y sobre los que construir una identidad propia en un espacio inclusivo.

 

Muchos estudiantes me han transmitido su desazón por cierta pérdida de vida en los tres campus de nuestra universidad. Incluso han llegado a plantearme una percepción de hostilidad o dificultad ante sus iniciativas y creatividad, en el uso de espacios o del tiempo. Justo lo contrario de nuestra razón de ser como universidad pública. He constatado también una importante frustración dentro del PDI. En los no permanentes, por su situación de inestabilidad y su falta de reconocimiento, por la incertidumbre de cara al futuro o por el agravio que supone su exclusión, por mencionar algunos ejemplos, de proyectos de investigación o de la solicitud de sexenios. Entre los permanentes, se extiende el cansancio por el exceso de labores burocráticas y de trabas que ha llevado a que muchos investigadores excelentes se planteen dejar de pedir proyectos debido al coste personal que ello tiene. En el PAS he encontrado un talento extraordinario no suficientemente reconocido ni recompensado en una carrera administrativa que no les permite especializarse y crecer dentro de un mismo ámbito y centro. Es necesario promover carreras horizontales, cursos de formación y resarcir perjuicios casi históricos: tenemos interinos que, en algunos casos, llevan más de una década en situación de precariedad. Es hora de estabilizarlos.

 

En esta Ruta muchas personas me han preguntado por nombres, pero mi respuesta siempre ha sido la misma: si queremos cambiar las cosas no podemos empezar por los nombres, aún menos por los cargos. Sin duda contaré con las y los mejores, independientemente de la candidatura a la que hayan apoyado, pero empecemos por las propuestas. Empecemos, sobre todo, por un compromiso Complutense orgulloso de todo nuestro pasado, pero con ese espíritu de progreso que tanto nos define como universitarios.