Texto: Cristina Saura - 21 sep 2023 12:04 CET

Unas 400 instituciones de enseñanza superior se han reunido en Barcelona los días 14 y 15 de septiembre, en el II Foro de Alianzas de Universidades Europeas. Este evento, organizado por el Ministerio de Universidades en el marco de la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea, contó con altos representantes de la Comisión y de los Estados Miembros, pero también con la participación de los estudiantes, cuya voz es un elemento esencial para las alianzas. A lo largo de dos días, los asistentes han analizado los aciertos y errores del camino recorrido hasta ahora; también han puesto su mirada en el futuro y en los desafíos que tiene por delante esta audaz iniciativa europea, que busca la creación de auténticos campus internacionales y de un Espacio Europeo de Educación Superior cada vez más competitivo e innovador, y siempre con la calidad en el punto de mira.

La alianza de la que forma parte la Universidad Complutense, Una Europa, estuvo representada por su secretaria general, Emily Palmer y por el vicerrector de la Universidad KU Leuven Peter Lievens, que intervinieron en distintos paneles. Al tener lugar este encuentro en España, en esta ocasión completaba la delegación de Una Europa la UCM, con la asistencia de la catedrática de Derecho Internacional Privado Carmen Otero, asesora de la vicerrectora de Relaciones Internacionales, y Javier Sánchez González, ex gerente general  y miembro del grupo internacional de expertos que trabaja los aspectos legales de Una Europa. Les acompañó Julius Gast, actual presidente del Student Board de Una Europa.        

 “Las Alianzas son un instrumento de nuestro presente que pavimenta el camino hacia el futuro del sistema universitario europeo. Por ello hemos organizado sesiones para tratar su estatus legal, las vías para garantizar su éxito, los mecanismos de financiación y las formas de alcanzar mayor cooperación europea en la garantía de la calidad de la enseñanza superior y el reconocimiento automático”, subrayó el ministro de Universidades en funciones, Joan Subirats, durante la presentación del Foro. Se continúan así los pasos de “una de las propuestas más eficientes y con más éxito que ha tenido la UE y que más ha contribuido a la construcción europea: el programa Erasmus”, dijo el ministro: “las alianzas transforman y refuerzan la unión de las universidades y proyectan al mundo su conocimiento y su talento”.

Desde su lanzamiento en 2017, la Iniciativa de Universidades Europeas ha impulsado la creación de 50 alianzas que engloban a más de 430 instituciones de educación superior de 35 países, y a unas 1.700 instituciones asociadas. Su objetivo es llegar a 60 alianzas en 2024. Con ellas se busca promover la identidad y los valores de Europa, además de la excelencia y la transformación. Es por ello que estos consorcios buscan la innovación y aspiran a ir más allá de los límites convencionales. “Una Europa -integrada por once universidades punteras en docencia e investigación- se creó con la primera generación de alianzas, y hoy ocupa un lugar destacado en este ecosistema por diversas razones”, apunta la profesora Carmen Otero: “En seguida entendimos lo importante que era asumir una personalidad jurídica propia (estamos constituidos como asociación, con sede en Bruselas, algo que la mayoría de alianzas no ha resuelto aún) y lanzamos el curso pasado, tras superar no pocos obstáculos, el primer grado conjunto de las alianzas, nuestro Bachelor of Arts in European Studies (BAES), que este año empieza a formar a su  segunda promoción”.

Los estudiantes de este grado conjunto, el BAES, recibirán un título otorgado por cuatro de las universidades de Una Europa. Nuestra alianza ya tiene muy avanzado su segundo bachelor conjunto, que será una titulación de contenido multidisciplinar en torno a la sostenibilidad. Otero recalca que en estos años hemos avanzado, tanto en otras líneas de enseñanza (está muy asentado el programa de cotutela y doble Doctorado en Patrimonio Cultural, y se han desarrollado distintos formatos más enfocados a la formación continua), como en investigación, con las distintas convocatorias de fondos semilla, por ejemplo. “Aún es pronto para poder medir el impacto real de todo lo que estamos haciendo, tanto en el ámbito universitario como en la sociedad europea en general, pero está claro que esta es una apuesta sólida por parte de las autoridades e instituciones implicadas, un camino que no tiene vuelta atrás, y que necesita de un sólido respaldo, también, por parte de las administraciones y los legisladores estatales y locales. Estamos en un proceso de transformación irreversible”. Javier Sánchez incide en esto último: “todos formamos parte de Una Europa y por ello es fundamental la participación de toda la comunidad universitaria complutense. Hemos iniciado un camino apasionante, que no tiene retorno. En este momento se está trabajando en la eliminación de barreras legales a través de modificaciones legislativas en los estados a los que pertenecen las universidades, al objeto de facilitar la actividad de las alianzas, así como en el avance de un sello europeo para titulaciones conjuntas y en la posibilidad de dotar a todas las alianzas de personalidad jurídica propia”.    

“El equipo de Gobierno de la Complutense -añade la profesora Otero- tomó una excelente decisión al unirse a una alianza desde el primer momento. Y no a una cualquiera: a Una Europa, que ha demostrado un gran compromiso y liderazgo”. En este sentido, la secretaria general de Una Europa, Emily Palmer, recordó en su intervención que el trabajo desarrollado en el seno de las alianzas debe servir a toda la sociedad, y que su espíritu es el de compartir para avanzar sin que nadie quede atrás.    

Durante estas dos jornadas se habló del enorme potencial transformador de las alianzas europeas, de su compromiso por mejorar la calidad y la competitividad de las instituciones, de la importancia de crear campus cada vez más inclusivos, diversos e igualitarios. También se debatió cómo se podría acercar el fruto de todo este trabajo a todas las personas que forman las comunidades universitarias y, en última instancia, a toda la sociedad. “Esta iniciativa puede tener un enorme impacto, pero aún necesita tiempo para calar entre docentes, personal de administración y gestión y estudiantes -comenta Otero en este sentido- y ello requiere que todos nos involucremos, que se doten los recursos y se creen las estructuras necesarias, y que establezcamos vías de comunicación cada vez más directas y transparentes. El objetivo es que participen y se beneficien de la alianza, de manera activa, cada vez más personas complutenses: docentes, investigadores, estudiantes y PTGAS”.

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