ÁGORA

Graduados y autoridades académicas posan a la conclusión del acto

La Universidad para Mayores gradúa su vigésimo tercera promoción

Texto: Alberto Martín, Fotografía: Francisco Rivas - 12 jun 2025 12:39 CET

Más de un centenar de estudiantes ha recibido este 12 de junio en el Paraninfo Histórico de la Universidad Complutense su beca de graduado de la Universidad para Mayores. Se trata, como recordó su director académico, Marcos Roca, de la vigésimo tercera promoción de graduados de un programa que en la actualidad atraviesa su mejor momento, hasta el punto de que “hoy cuesta trabajo imaginar una Universidad Complutense sin mayores”. Un programa que demuestra que “la universidad del futuro es intergeneracional o, sencillamente, no será”.

 

El acto de graduación ha estado presidido por la vicerrectora de Cultura, Deporte y Extensión Universitaria, Isabel García, y ha contado con la presencia de los decanos de las tres facultades en las que se desarrollan las clases: José Miguel Ezquerro, de Óptica y Optometría; Carlos Rivero, de Ciencias Económicas y Empresariales, y Miguel Luque, de Geografía e Historia. A los tres, Marcos Roca ha agradecido no solo su labor como anfitriones, sino su apoyo y sustento al Programa. Para el director académico de la Universidad de los Mayores, este apoyo de las Facultades implicadas y de la Universidad en su conjunto hay que englobarlo en un “cambio de época, de paradigma, en el que la Universidad del siglo XXI debe transformarse en el ecosistema inclusivo, diverso y dinámico, al que siempre ha aspirado, pero también definitivamente intergeneracional. La universidad es un derecho compartido por todos, un proceso que acompaña a quien quiera en cada una de las etapas de su vida”, concluyó.

 

La estudiante Esther Flores habló en representación de sus compañeros, los de los tres grupos presenciales y también los de la opción on line. “Y también de los que por diferentes motivos empezaron con nosotros y no han llegado hasta aquí”, señaló con especial referencia a Alejandro Álvarez González, recientemente fallecido y que recibió su diploma a título póstumo. La estudiante recordó cómo hace cuatro años, un día de otoño 2021, llegaron todos ellos a la Universidad Complutense –“a la que desde ahora será siempre nuestra universidad”-, con “las mochilas cargadas de experiencia y vivencias acumuladas. No queríamos vaciarlas, el pasado nos ha moldeado, pero sí hacer sitio para más, para la esperanza, para una ilusión casi juvenil, para esa curiosidad infinita que afortunadamente no tiene cura”, resaltó.

 

Durante estos cuatro últimos años, según describió Esther Flores, entre los estudiantes del programa ha ido surgiendo la amistad y un “sólido espíritu de grupo”. También, por supuesto, han recibido un gran bagaje cultural y enriquecimiento intelectual, que agradecen a sus profesores por su “sabiduría, dedicación, disposición a ayudarnos, respeto y vocación”.   Agradeciendo a la Universidad también la celebración de este acto en un lugar tan simbólico como el Paraninfo de San Bernardo, “cuna del conocimiento y de la libertad”, la estudiante concluyó su intervención recordando que a diferencia de los jóvenes que este año terminan sus estudios universitarios, “no nos esperan feroces competencias ni urgencias profesionales. Lo que celebramos hoy es el gozo de aprender, el simple disfrute de saber de más, de ampliar horizontes. Ya lo dijo Platón: ningún placer es comparable al conocimiento de la verdad”.

 

La vicerrectora Isabel García cerró el acto invitando a los graduados a seguir siendo “parte de esta universidad”, aun en el caso de no seguir vinculados al programa, algo que está segura que muchos sí seguirán haciendo bien matriculándose en alguno de los muchos cursos monográficos que tienen a su disposición o a través de los programas de voluntariado culturales.

 

Isabel García concluyó calificando el programa como uno “de los más importantes de la universidad” y agradeciendo a sus estudiantes su impacto en la universidad y en la comunidad universitaria, a través de valores como el esfuerzo, de superación, perseverancia y sed de conocimiento. Un fragmento de un poema de Jorge Guillén puso fin a sus palabras: ¿Habrá un fin al saber? Nunca, nunca. Se está siempre al principio de una curiosidad inextinguible frente a infinita vida.