CINE

Oriol Paulo, Ildefonso Soriano y Loreto Mauleón, en el preestreno de "Los renglones torcidos de Dios"

“Los renglones torcidos de Dios”, de Oriol Paulo

Texto: Jaime Fernández - 3 oct 2022 21:01 CET

La temporada de preestrenos en la Facultad de Ciencias de la Información, que vienen de la mano de Ildefonso Soriano, delegado del decano para la Escuela de Producción, ha comenzado con Los renglones torcidos de Dios. El pase de esta adaptación de la novela de Torcuato Luca de Tena, que ha llenado el salón de actos de la Facultad, ha contado con la presencia de su director, Oriol Paulo, y una de las actrices protagonistas, Loreto Mauleón.

 

Alice Gould, una mujer adinerada y culta, se infiltra en un hospital psiquiátrico con la intención de investigar un posible crimen. O quizás Alice Gould es simplemente Alicia, una mujer enferma psíquicamente que es ingresada en el sanatorio porque ha intentado, reiteradamente, asesinar a su marido. La respuesta está en la mente de la protagonista.

 

El propio director, Oriol Paulo, y el guionista Guillem Clua adaptan la novela de Torcuato Luca de Tena con la difícil tarea de trasladar el intenso monólogo interior del libro al lenguaje cinematográfico. El propio Paulo reconoce que cuando le propusieron la adaptación desde Warner y A3Media su primera reacción fue la de negarse, por la dificultad que veía en trasladar una novela tan compleja a una película actual. Finalmente se pusieron a ello y estuvieron un año trabajando para conseguir escribir una historia que sobre el papel duraba cuatro horas, que en su primer corte se redujo a tres y que finalmente condensa la historia en dos horas y media.

 

El rodaje, que ha llevado diez semanas (con dos de paro por COVID-19 de un par de figurantes) ha sido realmente complicado, por el hecho de contar con unos doscientos figurantes (muchos de ellos no actores), por la complejidad de iluminar el escenario y los espacios reales de unos 4.000 metros cuadrados (especialmente con lluvia y fuego) y por la necesidad de reestructurar a algunos personajes para darles una entidad más actual, a pesar de que la historia transcurre en los primeros años de la transición española. Por ejemplo, Loreto Mauleón, que hace de subdirectora del psiquiátrico, en la novela se hace monja, mientras que en la película no ocurre nada similar, aunque ella confiesa que llevaba siempre un rosario en el bolsillo (sin que nadie lo supiera) para que le recordara el destino novelesco de su personaje.

 

Oriol Paulo reconoce que se ha inspirado en muchas otras películas como Shutter Island (Martin Scorsese), Alguien voló sobre el nido del cuco (Milos Forman), Unsane (Steven Soderbergh) y Corredor sin retorno (Samuel Fuller). Y para la ambientación de los años setenta y el mundo fuera del manicomio, la fuente de inspiración fue el cine de Claude Chabrol, especialmente para la vivienda y la ropa (hecha a mano) de la protagonista.

 

Más allá de influencias, el director deja su huella en el filme con algunos de sus elementos característicos como ese plano-contraplano con el que ha terminado (de momento) todas sus películas y que repite de nuevo en esta ocasión.

 

Asegura Paulo que la única condición que puso para rodar la película fue que Barbara Lennie fuese la protagonista, papel que borda tanto en sus momentos de aparente cordura como en los de locura profunda, y que hace grande en una escena en la que se deja llevar (de hecho, la improvisó como quiso) al ritmo del tema Summer Wine.

 

Del resto del reparto tampoco hizo falta hacer casting con Eduard Fernández, el frío y nada empático director del hospital psiquiátrico. Para el resto hubo un largo proceso de selección, incluyendo mucho street-casting para seleccionar a los doscientos figurantes que encajasen con las patologías descritas en la novela. Sorprende que todos ellos, tanto los profesionales como los novatos están realmente bien en sus papeles, aunque es necesario destacar a Samuel Soler, que nunca había actuado, y que aquí interpreta a los hermanos gemelos Rómulo y Remo, en un claro ejemplo de cómo lo digital puede servir para enriquecer a una película que no tiene nada que ver con lo fantástico.

 

Entre todos construyen una buena película que tiene muchas papeletas de llevarse unos cuantos premios (Goya, Feroz, CEC…) al menos en la categoría de guion adaptado, una categoría que está bastante huérfana en nuestro país.