Texto: Jaime Fernández, Texto: Jaime Fernández - 4 nov 2020 20:41 CET

Ahora mismo, María Cabrera está cursando un grado superior de cerámica en la Escuela de Arte Francisco Alcántara, compatibilizándolos con una beca de diseño en el Departamento de Estudios e Imagen Corporativa (DEIC) de la Complutense, aunque en el futuro cercano se plantea estudiar un posgrado, probablemente después de que se acaben “estas medidas tan especiales que hay por la COVID-19”. Para esos estudios buscará algo centrado en “el diseño gráfico, más que de producto”.

Cuenta María Cabrera que, en su familia, desde sus abuelos hasta sus padres, todos han estudiado en la Facultad de Bellas Artes, centro al que ella también acudió después de hacer el bachillerato de Artes, aunque le “llamaba más la atención el diseño, por el terreno práctico, no tanto la experimentación y el arte en sí, que puede ser muy abstracto, sino algo que tenga una aplicación práctica”.

Reconoce que “a priori, parece fácil hacer un logo, pero luego una se da cuenta de que hay que reflejar muchas formas en él, que sea de forma sencilla, que no sea muy recargada, ya que al final va a ser un símbolo que perdure”. Por eso, le llevó bastante pensar cómo podía ser la idea del nuevo logo del programa Alumni, le dio “bastantes vueltas, probando con muchas opciones, entre ellas el birrete que al final se incluyó en el diseño final, pero también con el cisne de la Complutense y algunos otros símbolos que representan a la UCM, trabajando a prueba y error, viendo qué funcionaba y qué no”. Al final presentó dos opciones, con la suerte de que la ganadora es la que más le gustaba a ella misma.

Juan Carlos Doadrio, vicerrector de Relaciones Institucionales, informa, en el acto de entrega del galardón, de que se presentaron un gran número de propuestas al Concurso, y que “muchas eran muy buenas, pero al final el jurado (que él mismo presidió) seleccionó el diseño de María Cabrera, que es una mezcla perfecta entre lo moderno y lo clásico”.

El premio del Concurso de Diseño incluye un diploma acreditativo y un premio en metálico de 500 euros, “menos el porcentaje que se queda Hacienda, claro”. Confía el vicerrector en que este premio no sea más que el comienzo de “una rica carrera de María Cabrera como diseñadora gráfica”.