IGUALES

La divulgadora Ana Alemany con su libro "Mujeres y el reino animal"

“Mujeres y el reino animal”, dieciocho historias de pasión por el trabajo

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 14 feb 2024 13:39 CET

La Unidad de Divulgación Científica de la Facultad de Veterinaria, ha querido que coincidieran su actividad “Ciencia a través de los libros” y la celebración del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Y lo ha hecho con la presentación del libro Mujeres y el reino animal, escrito por la divulgadora Ana Alemany, en el que ha recogido las vidas y el trabajo de dieciocho profesionales de campos tan diversos como un banco de tejidos y ADN, la conservación de chimpancés, la taxidermia de grandes mamíferos marinos o la ilustración científica. De acuerdo con la autora, su objetivo ha sido mostrar “el trabajo de mujeres normales que realizan cosas extraordinarias”. Mujeres que, como se ha visto en la presentación, son todas unas apasionadas de su trabajo.

 

La delegada del rector para Igualdad, Isabel Tajahuerce Ángel, ha diferido de la normalidad de las protagonistas de este libro, porque para ella todas las que aparecen en sus páginas son “mujeres extraordinarias”. Entiende, eso sí, que se las defina como normales para que sirvan de modelo y otras mujeres se puedan identificar con ellas y lleguen a ser lo que quieran. Y esa, precisamente, la reivindicación de igualdad de oportunidades es uno de los objetivos de este Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, como ha recordado María Arias, vicedecana de Investigación, Transferencia y Biblioteca de la Facultad de Veterinaria.

 

La propia autora, Ana Alemany, defiende la normalidad de las protagonistas de su libro, porque “nos las podemos encontrar en la compra o en la puerta del cole, pero eso no quita para que su trabajo sea excepcional, un trabajo al que han llegado con constancia y perseverancia”.

 

Junto a ellas, en la mesa redonda de la presentación del libro estuvieron tres de las protagonistas: Guadalupe Miró, catedrática del Departamento de Sanidad Animal, y experta en leishmaniosis; Eva Martínez, jefa del equipo veterinario del zoo de Madrid, y Carla Manso, dentista equina. Las seis participantes han coincidido en que la pasión es fundamental, así como ponerse en valor, para alcanzar los objetivos deseados en la vida.

 

De las protagonistas del libro presentes, sólo Carla Manso ha asegurado que ha tenido que trabajar mucho más duro por el hecho de ser mujer, en un mundo “tan machista” como es el de la hípica, y además tuvo que hacer frente a todos aquellos que no entendían que se quisiera especializar en algo tan concreto como ser dentista de caballos. Reconoce, eso sí, que, tras casi tres décadas de ese trabajo, cada día le gusta más e incluso muchas veces está desbordada, entre la formación constante para perfeccionar su oficio, y las muchas horas de trabajo con los caballos. Tiene claro Manso que cuando se encuentra una pasión “hay que estudiar y esforzarse toda la vida” para conseguir llegar a ella y mantenerse. Coincide la vicedecana en que “tener un trabajo que te apasiona es todo un privilegio”.

 

El origen vocacional de Guadalupe Miró y Eva Martínez fue el mismo: ayudar a cualquier animal, humano o no, a paliar el dolor y la enfermedad. Miró comenzó trabajando con ovejas, algo muy alejado de lo que le gustaba, pero allí descubrió a los parásitos, “los seres más inteligentes” que ha conocido. Asegura la catedrática que cuando visita a Eva Martínez en el zoo entre las dos se desata esa pasión por los animales, “es algo contagioso”.

 

De hecho, Miró describió los primeros casos de leishmaniosis en orangutanes, precisamente en varios de los que viven en el zoo, y de allí surgió un trabajo de investigación que hoy, de acuerdo con Martínez, se utiliza en los centros de recuperación donde cuidan a esos primates.

 

La responsable de los veterinarios del zoo madrileño informa sobre algunos de sus mayores alegrías, como liderar un proyecto de recuperación del panda gigante, lo que ha permitido que pase de la categoría en peligro de extinción a la inferior de vulnerable. Y ese sólo es uno de los muchos casos que la emocionan de los más de 3.000 animales que hay en sus instalaciones, que hacen que cada día sea un reto apasionante. Opina, con sus compañeras de presentación que “no hay que dejar que nadie te ponga cortapisas, porque hacer lo que te gusta no tiene precio”.

 

Al contrario que las protagonistas del libro, la pasión de la autora, Ana Alemany, no es la ciencia, sino la escritura, ya desde que era pequeña y escribía casi a escondidas porque le daba vergüenza que vieran sus textos. Con sus libros se presentó a muchos concursos, de los que no ganó ninguno, pero le sirvieron para “entrar en contacto con una editorial y tirar para adelante”. Encontró además un nicho que nadie había explotado que es escribir sobre mujeres que trabajan en este momento, y una muestra es este libro, el cuarto sobre esta temática, centrado ahora en la relación de las mujeres con los animales, tras los que hablaban de mujeres en las regiones frías, los mares y el aire.