REPORTAJE

Clara de la Cruz Aranda, Rubén García Cortés, Irene Szumlakowski, Laura Mozos y María José Barrios Naharro

Siete estudiantes del máster de Formación de Profesorado disfrutan de una estancia en Bonn gracias al programa Erasmus BIP

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 20 jun 2024 10:23 CET

Clara de la Cruz, Rubén García, María José Barrios, Livia Ontiveros, Alejandra Domingo, Julia Tapia y Claudia Manzanedo son los nombres de los siete estudiantes del máster de Formación de Profesorado que han disfrutado de una breve estancia en Bonn, gracias al programa Erasmus BIP (Programas Intensivos Combinados). Junto a ellos han ido a Alemania las profesoras Laura Mozos e Irene Szumlakowski, del Departamento de Filología Alemana y Filología Eslava. Las docentes explican que en este tipo de Erasmus los estudiantes realizan una movilidad física de corta duración, de 5 a 30 días, en el extranjero que deben combinar con unas sesiones on line que faciliten el intercambio colaborativo y el trabajo en equipo. Además, tienen que estar involucradas, al menos tres instituciones, que en este caso han sido la Universidad Complutense, la Hogeschool de Utrecht (Países Bajos) y la Universidad de Bonn (Alemania), que ha sido el centro de acogida.

 

Irene Szumlakowski añade que otro requisito es que de las dos instituciones que viajan a la que se van a hospedar tienen que juntarse un mínimo de quince personas, lo que se cumplió con creces en esta ocasión, porque de la UCM viajaron siete, pero del centro superior de los Países Bajos fueron catorce, acompañados también por otras dos docentes. A ellos habría que sumar otra quincena de estudiantes de la Universidad de Bonn que también participaron en el programa.

 

Explica Laura Mozos que el nivel de los estudiantes ha sido muy variado, porque mientras los estudiantes de la UCM estaban ya terminando el máster, los estudiantes de Bonn estaban realizando un grado, mientras que los de Utrecht eran personas con diferentes orientaciones profesionales que estaban buscando una segunda formación o reciclarse hacia un nuevo perfil laboral. El punto de unión entre todos, de acuerdo con la profesora Szumlakowski, es que “quieren dedicarse a la enseñanza del alemán como lengua extranjera”.

 

On line y presencial

Explica la profesora Irene Szumlakowski que cualquier Facultad puede sumarse a este tipo de Erasmus BIP, siempre que cuente con los otros socios necesarios para hacerlo, ya sea en el papel de coordinadores o, como en este caso, como universidad asociada. Eso sí, para los estudiantes las condiciones de las convocatorias son bastante restrictivas y, por ejemplo, la que ellas lanzaron, en noviembre de 2013 a través del vicerrectorado de Relaciones Internacionales y Cooperación, exigían ser estudiante de la especialidad de alemán del máster de Profesorado y además tener un B2 en ese idioma.

 

El programa, además de incluir unos cuantos días presenciales, que en esta ocasión han sido cinco, ha tenido también cuatro días de formación on line que, según la profesora Mozos, ha contado con mucha motivación por parte de los estudiantes. En la parte presencial, además de visitas a centros educativos y sesiones para poner en común lo aprendido, se han realizado exposiciones de “temas que pudieran aportar algo a los estudiantes”, por parte de las profesoras,  y “clases de idiomas que organizaron los propios estudiantes y donde ellos eran los profesores de sus compañeros, y cuya experiencia ha sido muy gratificante porque ha funcionado muy bien y se ha visto que han aprendido mucho y han establecido contactos que les vendrán muy bien en su trayectoria profesional”.

 

La estudiante Clara de la Cruz Aranda impartió una clase en español, “a un grupo de personas muy motivadas”, pero asistió también a una de danés y a otra de truco. Confiesa que durante los cinco días no pararon de “hacer cosas diferentes”, incluyendo un poco de turismo, visitar museos, parques, o simplemente ir al río a tomar algo. Eso en los ratos libres que les dejaban las clases, las visitas, la memoria de prácticas y la redacción final del TFM. Sumando la parte formativa con la lúdica, De la Cruz define esta experiencia como “unas minivacaciones para aprender”.

 

Su compañero Rubén García Cortés añade que al ser un programa tan corto e intenso se está “constantemente con diferentes cosas que se complementan entre sí, se crea una sinestesia”. Es consciente el estudiante de que “se aprenden mejor los idiomas si se combinan los medios, es decir, si se escucha algo, se habla algo y se lee algo, porque es mucho más enriquecedor. Y el hecho de estar no solo viendo Alemania, sino viviéndola y saboreándola aporta bastante y en esos cinco días no te queda otra que meterte completamente de lleno”.

 

Visitas a centros

Tanto las profesoras como los estudiantes de la UCM destacan de este programa la posibilidad que les ha dado de visitar colegios y otras instituciones de Alemania para ver, in situ, otras estrategias educativas.

 

Clara de la Cruz asegura que esas visitas han sido lo mejor de esta Erasmus BIP, porque “permite ver la educación desde otra perspectiva, ya que en España se enseña el alemán casi con miedo, mientras que en Alemania se vive como una necesidad”. En su caso visitó una escuela de adolescentes y otra de adultos, donde prácticamente todos eran refugiados, “la mitad de Ucrania, pero también había de Siria, Afganistán, y de otros muchos países”. En esas escuelas “los niños tenían la perspectiva de ponerse las pilas para entrar en el cole o en el instituto y hacer amigos, mientras que los adultos, aunque era todavía más difícil para ellos, tenían más motivación porque querían trabajar e integrarse en la sociedad”.

 

Coincide Rubén García en que “la gran diferencia con España es que allí conviven con el alemán sin dominarlo, es decir, que no van a una clase de lengua y literatura impartida en alemán, sino que es una clase de idiomas para gente que ya está conviviendo con el idioma, así que son clases más prácticas”. El reto, de acuerdo con García Cortés lo impone también “el contexto político, histórico en el que nos situamos, pues hay mucho migrante, mucho refugiado, mucha gente que por necesidad se ve en una situación en la que no domina totalmente la lengua, en un país hasta cierto punto desconocido e incluso se ven situaciones de gente que no está completamente alfabetizada, y personas que a pesar de estar alfabetizadas tienen otros sistemas de escritura como es el caso de los ucranianos y de los que van de países árabes”.

 

María José Barrios Naharro estuvo en una clase de ese tipo, en la que había gente con problemas de alfabetización y de diversas nacionalidades, y aparte de eso estuvo en un instituto, en una clase de inglés como la que se puede dar en España, donde lo que más le llamó la atención fue que estudiantes adolescentes, de dieciséis años, “estaban todos callados, sin que el profesor fuera muy autoritario, simplemente se lo tomaban muy en serio”.

 

Barrios Naharro también visitó un instituto de la ciudad de Colonia donde había “alumnos que hablaban de forma nativa alemán y francés, porque en esa localidad hay una comunidad francesa muy grande, y lo que estaban haciendo era que los franceses se estaban volviendo nativos de alemán y los alemanes nativos de francés, y eso fue una experiencia increíble.

 

Mozos asegura que el profesor Paul Meyermann, de la Universidad de Bonn, lo organizó todo de manera minuciosa para que en esas visitas a centros hubiera interacción entre estudiantes de las tres universidades, para que luego, por la tarde “pusieran en común su experiencia y valoraran lo que les había interesado más, como los diferentes métodos de motivación utilizados por los profesores”. Eso es un gran aprendizaje, porque “los futuros docentes se traen un montón de estrategias que ven de otros maestros que llevan muchos años y que además tienen el reto, como apuntaba Rubén, de trabajar con alumnos de diferentes nacionalidades que no tienen un idioma común”.

 

Europa multicultural

Destaca la profesora Irene Szumlakowski que el programa Erasmus, en todas sus vertientes, es “una joya de la experiencia europea, que fue creado en 1987, pero todavía tiene capacidad de reinventarse y de hacer cosas completamente nuevas como estos programas BIP”. En la UCM se cuenta con “todo el apoyo de la Oficina de Relaciones Internacionales y de las oficinas Erasmus de cada Facultad, que son las que gestionan las ayudas de movilidad para estudiantes y profesores”.

 

Informa la docente complutense de que en la sesión final on line una de las profesoras de los Países Bajos quiso dejar muy explícito el mensaje del europeísmo, para hacer ver a los estudiantes que vivir Europa te aporta una visión diferente, porque “es totalmente multicultural, y en esos escasos cinco días han podido convivir con personas de origen turco o de Afganistán, China, Vietnam… Esa variedad forma parte de la enorme riqueza, también de idiomas, que existe en la Europa actual”.

 

Apostilla Rubén García que existe ese inevitable choque cultural, pero “al mismo tiempo hay muchas cosas que son muy similares, porque más allá de europeos, más allá de estudiantes, somos personas, y al final siempre hay algo en común, siempre hay una forma de unirnos y de entendernos entre todos”.