CURSOS DE VERANO

El histórico política socialista Ramón Jáuregui en la a actualidad preside la Fundación Euroamérica

Ramón Jáuregui ve “luces y sombras” en la reciente Cumbre entre la Unión Europea y Latinoamérica y el Caribe

Fotografía: Jesús de Miguel - 20 jul 2023 13:08 CET

De “luces y sombras”. Esa es la valoración que hace el histórico política socialista Ramón Jáuregui, en la actualidad presidente de la Fundación Euroamérica, de la Cumbre celebrada a comienzos de esta semana en Bruselas entre la Unión Europea y la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). La principal luz es su celebración, algo que no ocurría desde 2015 y que, impulsada por la presidencia española, ha tenido que sortear no pocos inconvenientes. Entre las sombras destaca la tendencia que “tiene Europa de seguir mirándose su ombligo”. Jáuregui ha participado este 20 de julio en el curso “Refuerzo de la autonomía estratégica en la Unión Europea y América Latina y el Caribe en la V presidencia española”, que dirige el profesor Patxi Aldecoa en los Cursos de Verano de la UCM.

 

“Elogio a España por celebrar la Cumbre. No era fácil”. Para el histórico dirigente del PSOE -retirado de la primera fila política desde el final de la anterior legislatura, en 2019- España ha sabido sortear muchos escollos para lograr celebrar esta Cumbre a los pocos días de ostentar la presidencia europea. El hecho, además, de haberla llevado a Bruselas, en lugar de como algunos reclamaban estos días de haberlo hecho en Madrid, le ha dado mayor peso y “dejado claro que es un asunto europeo y no estrictamente Iberoamericano”. De acuerdo con Jáuregui no era fácil recuperar una cita que no se celebraba desde 2015 y menos aún era lograr que nadie se sintiera incómodo. “Por ejemplo, lograr que no vinieran Maduro y Ortega, algo que no hubieran aceptado muchos presidentes europeos, es un éxito de la negociación previa realizada por España”, subrayó.

 

En el apartado de “luces”, Jáuregui añade el hecho de que la Cumbre haya concluido con una declaración política, que aunque “te deja un poco fría”, al menos ha logrado un consenso entre 59 de los 60 países presentes. “Que Nicaragua no la haya firmado también es un éxito”, aseguró. También es positivo el compromiso adquirido de celebrar la Cumbre cada dos años, mantener reuniones ministeriales todos los años y, sobre todo, crear un órgano consultor y de coordinación permanente. Así mismo, el presidente de la Fundación Euroamérica, resalta la importancia de haber llegado a una alianza digital, en la que los países iberoamericanos se inclinan por el modelo regulatorio europeo de respeto a la ciudadanía y a sus datos, frente al control gubernamental chino o la cesión que Estados Unidos hace de los datos de los particulares a sus grandes plataformas para que comercien con ellos.

 

Otro apartado que abre la Cumbre y cuyo desarrollo será, de acuerdo con Jáuregui, de vital importancia para el futuro es el denominado acuerdo Global Gateway, por el que Europa se compromete en dar la tecnología a los países latinoamericanos y del Caribe para que salgan de su “extractivismo” actual. “Se trata de que estos países dejen de vender su litio para luego comprar las baterías, sino que sean capaces de fabricarlas también ellos mismos con su litio”, ilustró Jáuregui.

 

En el apartado de “sombras”, el político vasco sitúa la debilidad institucional que sigue presentando América Latina tras la Cumbre, que sigue sin tener “una voz” clara que les represente. “Si quieres hablar con ellos no sabes a quien llamar”. Pero, sin duda, para Jáuregui el gran problema que se mantiene tras la Cumbre es que pese al acuerdo Global Gateway, Europa en esta época en la que enfrió sus relaciones con Latinoamérica -que él sitúa entre 2015 y la actualidad- ha perdido gran parte de su peso comercial y empresarial en la zona, y su lugar ha sido ocupado, sobre todo, por China. En este mismo sentido, es un “gran fracaso de las dos partes” que no se haya cerrado el acuerdo con Mercosur. La postura francesa, muy influida por su actual tensión interna, ha imposibilitado cualquier acercamiento. Esto del gobierno francés de anteponer sus intereses electorales internos y, sobre todo, su constante mirada a la situación en Ucrania en comparación a lo que ocurre en otras partes del mundo, han confirmado, según subrayó Jáuregui, que “Europa continúa con su tendencia de seguir mirándose su ombligo”.

 

Pese a todo, la valoración final de Ramón Jáuregui de la Cumbre es que ha sido “un buen comienzo, una ventana de oportunidad, pero que ha puesto de manifiesto que quedan muchas cosas por hacer para hacerlo bien”, concluyó.

 

Junto a Jáuregui, en la mesa redonda que abrió la segunda jornada de este curso dedicado a analizar las relaciones entre Europa y Latinoamérica con motivo de la presidencia europea, también participaron Juan Manuel de Faramiñán, director internacional de la Red de Universidades Latinoamericanas y del Caribe, y Mariano Jabonero, secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) para la Educación, la Ciencia y la Cultura. En su análisis de la Cumbre, Faramiñán echó de menos que se trataran algunos asuntos de especial transcendencia, como insistir en la consolidación de la democracia –“Lo que está pasando en Nicaragua es insoportable”, afirmó-, de la nivelación de la rentas per capita –“En América Latina es de 3.000 dólares y en Europa de 20.000. Hay demasiada diferencia”-, de frenar la deforestación del continente, de potenciar el turismo económico y cultural o de trazar un plan estratégico. Mariano Jabonero, por su parte, coincidió con Jáuregui, en el éxito que por sí misma ha sido la celebración de la cumbre, y en que se haya llegado a un “acuerdo de mínimos”. “No es un lugar de llegada. Es principio de salida”.