INVESTIGACIÓN

Recreación generada con IA del planeta Tierra con dos satélites. En grande, la Luna, y en primer término, un idealizado 2024 PT5

Un investigador de Matemáticas identifica la miniluna con la que contará la Tierra hasta el 25 de noviembre

Texto: Jaime Fernández - 2 oct 2024 09:56 CET

Desde hace más de diez años el investigador Raúl de la Fuente Marcos, de la Sección Departamental de Física de la Tierra y Astrofísica, y miembro del grupo de investigación AEGORA de la Facultad de Ciencias Matemáticas de la UCM, investiga la evolución de asteroides que podrían colisionar en el futuro con la Tierra. Él mismo explica que hay varios sondeos activos para detectar estos asteroides y uno de ellos es ATLAS, que el pasado 7 de agosto detectó el denominado 2024 PT5, lo que se hizo público a través del Minor Planet Center (MPC) una semana después. A partir de esa observación, De la Fuente Marcos realizó un estudio con simulaciones por ordenador y el resultado mostraba que el objeto sería capturado temporalmente por la Tierra desde el 29 de septiembre hasta el 25 de noviembre de 2024.

 

El investigador Raúl de la Fuente Marcos explica que una vez que el MPC hace públicos los datos cualquier investigador que esté interesado puede analizarlos, y en el caso de 2024 PT5 lo hicieron desde la Facultad de Matemáticas. Informa de que su principal interés está en la evolución de los asteroides que pasan cerca de la Tierra, entendiendo como tales menos de 0,03 UA (unidades astronómicas), lo que implica menos de 4 millones y medio de kilómetros, y a baja velocidad, es decir, menos de un kilómetro por segundo.

 

El 14 de agosto observamos que el objeto cumpliría estas condiciones así que realizamos un estudio con simulaciones por ordenador considerando las incertidumbres asociadas a la órbita. Nuestro análisis mostraba que el objeto resultaría capturado de forma temporal por la Tierra desde el 29 de septiembre al 25 de noviembre de este año. Al tener en cuenta los errores experimentales comprobamos que este resultado era robusto para órbitas tan alejadas de la órbita nominal como 9 sigma, siendo sigma la desviación típica de los datos”, explica el investigador complutense.

 

Los resultados de dichos análisis aparecieron publicados en un breve artículo el 10 de septiembre pasado, así que “nosotros no descubrimos 2024 PT5, solamente identificamos que sería capturado de forma temporal como satélite de la Tierra”, utilizando simulaciones numéricas con un software escrito por quien fuera su director de tesis, el doctor Sverre J. Aarseth.

 

2024 PT5

En cuanto al asteroide, ya se conocen algunas de sus características. De acuerdo con De la Fuente Marcos, “su órbita alrededor de la Tierra, o geocéntrica, durará menos de dos meses y antes de completar una revolución será expulsado de ella debido a la perturbación gravitatoria del Sol, para pasar a una órbita en torno al Sol o heliocéntrica”. Por otro lado, el asteroide se mueve en una trayectoria cuyos parámetros son muy similares a la que sigue la Tierra con un período orbital cercano a 365 días, poca excentricidad, casi circular, y baja inclinación, porque “los planos de las órbitas de 2024 PT5 y de la Tierra forman un ángulo muy pequeño”.

 

En lo que respecta a sus características físicas, reconoce el investigador que “habrá que esperar a que la NASA lo observe con radar desde Goldstone en enero de 2025 para conocer su tamaño exacto y qué aspecto tiene su superficie, pero los datos disponibles sugieren que su tamaño estaría en el rango de los 5 a los 45 metros”. Aclara también que el tamaño real depende de la fracción de la luz solar reflejada por su superficie que se cree que es relativamente baja, por debajo del 20% y posiblemente cercana al 10%, “lo que daría un tamaño más probable en el rango de los 15 a los 20 metros”.

 

Para conocer su composición química, “las observaciones espectroscópicas analizan la luz reflejada por la superficie del asteroide y a partir del espectro obtenido, tanto en el visible como en el infrarrojo cercano, permiten deducir la composición del objeto”. Tanto el estudio realizado, observándolo desde Estados Unidos, como el realizado con la colaboración de De La Fuente Marcos, usando el GTC, el mayor telescopio del mundo, ofrecen datos compatibles con “un origen lunar de 2024 PT5”.

 

La captura

El investigador de la Facultad de Matemáticas explica que para que se produzca una captura temporal hacen falta dos condiciones, “que la distancia entre la Tierra y el objeto esté por debajo de 0,03 UA y además que la energía total del objeto, la cinética más la potencial, relativa a la Tierra tenga valor negativo”.

 

Además, se trata de una captura temporal, y no permanente, porque “estos objetos están sometidos a perturbaciones externas como las de la Luna, el Sol y el resto de los planetas del Sistema Solar, especialmente Júpiter. En el caso particular de 2024 PT5, el Sol será responsable de sacarlo de su órbita temporal geocéntrica para devolverlo a una órbita heliocéntrica el próximo 25 de noviembre”.

 

Añade el investigador que episodios de captura temporal durante días, semanas o pocos meses son relativamente comunes y se producen cada pocos años. De hecho el de 2022 (2022 NX1) también fue caracterízado con su colaboración.

 

Episodios, con capturas más largas, “de uno o más años son menos habituales, podríamos calificarlos de raros, y en ellos el cuerpo afectado completa una o más órbitas en torno a nuestro planeta. Se cree que tienen lugar cada 10 o 20 años y hasta el momento se han documentado dos de estas capturas temporales largas, 2006 RH120 y 2020 CD3”.

 

Concluye De la Fuente Marcos resaltando que gracias a los resultados de simulaciones numéricas y a los últimos datos de 2024 PT5 se puede saber que nos volverá a visitar, con un episodio similar de mini luna, en 2055 y, aunque con menos certeza, puede ser que vuelva en 2084. Por supuesto, “es posible que nos haya visitado con anterioridad pero los datos dan baja probabilidad, aunque no cero, de que así haya ocurrido. En general, estos objetos experimentan capturas recurrentes o repetidas como satélites temporales de la Tierra”.