Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 2 jun 2022 10:37 CET

La estudiante Silvia Biasi ha reconocido que en principio Madrid la apabullaba por su inmensidad y que incluso lloró al llegar a la capital española. Pronto, eso sí, el “cielo azul cristalino” y el verde que rodea a la ciudad la acogieron, algo que mejoró incluso más cuando comenzaron las clases.

Para Biasi, la Complutense ha supuesto una manera diferente de estudiar a la que estaba acostumbrada en Italia, mucho más cercana a los profesores, y además ha podido disfrutar de la diversidad, la inclusión y de vivir en primera persona en un lugar donde transcurren muchas de las obras de la literatura española. Tiene claro Biasi, que la UCM le ha cambiado la vida.

Maurizio Karge vino a nuestro país rastreando las huellas de Al-Andalus y las sefardíes, y aunque no le fue fácil, en un principio, adaptarse a los ritmos y al concepto de tiempo español, pronto comprendió que era uno más en esos diálogos a muchas bandas que se montan en la cafetería de la Facultad de Filología.

En la maleta de vuelta a Alemania, Karge se lleva amplios conocimientos filológicos, sus primeros pasos en el aprendizaje de ruso y de estudios eslavos, una más profunda comprensión de la historia de España, un creciente amor por los retos y por la Complutense, en centro en el que ha descubierto que se unen dos fuerzas, las del ámbito transmediterráneo y las de Europa del Este.

La tercera premiada, Juliette Gasnier, tuvo un flechazo a primera vista con la ciudad de Madrid y también con la Complutense, que le ha permitido profundizar en su aprendizaje, no sólo con las clases, sino también con las muchas conferencias, exposiciones y seminarios que le ha ofrecido la Facultad de Filología.

Confiesa que sentirá que una parte de ella estará siempre en Madrid, no sólo en sus calles y museos, sino también en esos intercambios que ha establecidos con otros estudiantes y con el profesorado.

La secretaria general de la UCM, Araceli Manjón-Cabeza, destacó la proyección internacional que tiene la Complutense y, en especial, la Facultad de Filología, una vocación “que está en su ADN y que se ve tanto en premios como estos, como en dobles grados y másteres que hay establecidos con otras muchas universidades de América Latina y Europa”. Tiene claro la secretaria general que la experiencia que viven estos estudiantes en un país y con un idioma ajeno al suyo les marcará de por vida, de hecho, mucho más de lo que puedan pensar actualmente.

El decano Eugenio Luján coincide con esas ideas y resalta que en parte para fijar esa experiencia es para lo que se crearon estos premios y “la idea es que cuando lleven unos diez años se puedan publicar juntos todos los ensayos ganadores como memoria de este esfuerzo que supone estudiar en un país diferente al de origen”. Un reto que, de acuerdo con Sonia Sánchez Cuadrado, secretaria académica del Centro Complutense para la Enseñanza del Español, fortalece tanto a los estudiantes como a la propia universidad, “haciéndola un poco más grande”.

Christelle Grouzis Demory, agregada de Cooperación Científica y Universitaria de la Embajada de Francia; Isabella Neisinger-Lagner, jefa de Cultura y Educación de la Embajada Alemana, y María Luisa Pappalardo, directora del Instituto Italiano de Cultura de Madrid, señalaron las buenas relaciones que existen entre sus países y la Universidad Complutense y resaltaron que los tres premiados han disfrutado del programa Erasmus +, que hasta el momento ha movido a más de 10 millones de estudiantes, promoviendo los valores propios de la Unión Europea.