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Marina Díaz-Marsá, presidenta electa de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM)

Suicidio, 700.000 muertes anuales que se pueden prevenir y tratar

Texto: Alberto Martín, Fotografía: Jesús de Miguel - 14 jul 2025 13:40 CET

“Quienes se suicidan no se quieren matar, quieren dejar de sufrir”. Marina Díaz-Marsá, presidenta electa de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), alerta de la necesidad de abordar “un reto que nos abarca a todos”, de poner todos los medios para prevenirlo, tratarlo y evitarlo. Las cifras hablan de una pandemia mundial de 700.000 muertes anuales, que afecta en una proporción de tres a uno a la población de los países con ingresos bajos o medianos, y al doble de hombres que de mujeres. España se sitúa en el tercio más bajo de los lugares con más casos, con 7,6 suicidios cada 100.000 habitantes, pero aun así, sus alrededor de 4.000 suicidios anuales, suponen más del doble que los fallecidos por accidente de tráfico, 14 veces más que los producidos por homicidios y 84 que los achacados a la violencia de género.

 

Los Cursos de Verano de la Universidad Complutense dedican por segundo año consecutivo unas jornadas para alertar y contribuir a poner coto a este problema de relevancia mundial, como destaca su coordinador del área de Ciencias de la Salud, José Ramón Núñez. “A reflexionar entre todos sobre qué se está haciendo bien y en qué se puede mejorar”, como añade Íñigo Alberdi, director de este curso titulado “Aproximación al Suicidio y su mitología. ¿Cómo podemos y cómo lo abordamos?”, que se imparte los días 14 y 15 de julio. Y es que, según subraya la presidenta electa de la SEPSM, y psiquiatra, como Alberdi, del Hospital Clínico San Carlos, en los últimos años se está avanzando en nuestro país en la concienciación sobre el suicidio y su prevención y atención, con iniciativas, por ejemplo, como el teléfono 024, de asistencia 24 horas que ha puesto en marcha el Ministerio de Sanidad. No obstante, aún falta un largo camino por recorrer.

 

Las cifras marcan una tendencia positiva y muestran una reducción paulatina del número de suicidios, pasando de 4.227 en 2022, a 4.116 en 2023 y a 3.846 en 2024. Pero no hay que olvidar, como alerta Marina Díaz-Marsá, que por cada suicidio consumado se calcula que se producen 20 intentos de suicidio, que no llegan a causar la muerte, pero podrían haberlo hecho. Si todos los suicidios son una mala noticia, preocupa mucho el aumento de casos en menores de 15 años que se ha producido tras la pandemia, que en 2021 fueron 53 y el pasado año se elevó hasta los 75. De acuerdo con la presidenta de la SEPSM, tras estas muertes están las redes sociales, el ciberacoso y también la soledad, ya que por las dificultades de conciliación familiar de los padres los niños cada vez pasan más horas solos. No obstante, el mayor número de casos se concentra en las personas más mayores, con una tasa en Europa de 24,9 suicidios por cada 100.000 habitantes. Aquí la soledad también es la causa más generalizada.

 

Y es que, como recalca la psiquiatra del Clínico San Carlos, si las cifras llaman la atención y muestran un grave problema, no llegan a “reflejar la complejidad de cada caso”, de la angustia, la desesperanza, la soledad, el sufrimiento o, sobre todo, los trastornos mentales que hay detrás de cada muerte. Si la desesperanza, el convencimiento de que ya no les queda salida, de que ya no merece la pena, es algo que siempre está presente en cada intento de suicidio, los últimos estudios dejan claro que las enfermedades psiquiátricas también lo están. Como informa Díaz-Marsá, el 90 por ciento de los suicidados “cumple con criterios diagnósticos de uno o más trastornos psiquiátricos”. De hecho, esos estudios calculan que tras entre el 60 y el 70 por ciento de los suicidios hay episodios depresivos, la mayoría sin tratar, y calculan que las posibilidades de intentar suicidarse en personas con depresión es cuatro veces mayor, y si esa depresión es grave, hasta 20 veces. “Detrás del suicidio hay una enfermedad”, no duda en declarar Díaz-Marsá, quien explica que en un documental que está grabando la SEPSM le ha impactado que una mujer tras el suicidio de su hermana y después el de su madre, declaraba que lo que le había aliviado fue escuchar que “mi madre estaba enferma”.

 

Es por esta razón por la que desde la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental se hable de la necesidad de aumentar el número de psiquiatras en el Sistema Nacional de Salud que haga posible que todas las “pequeñas cosas que parecen banales” que anteceden a un suicidio y que se suelen catalogar como una “tontería”, puedan ser analizados y tratados en caso de ser necesario. Que se tenga en cuenta que la ideación conduce a las autolesiones y después a los intentos, y que de la secuencia de intentos se suele llegar al suicidio consumado. Detrás de cada suicidio, insiste Díaz-Marsá, hay múltiples causas psicológicas, biológicas, sociales, culturales o económicas que se pueden identificar y diagnosticar.