Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 29 mar 2023 10:43 CET

¿Por qué el cine europeo es menos competitivo que otros? ¿Realmente la competitividad se debe medir sólo por el número de entradas vendidas o habría que añadir otros parámetros? ¿Se puede hacer un blockbuster que incluya los valores de la Unión Europea? Para responder a estas, y muchas más preguntas, se ha puesto en marcha en febrero de 2023 el Proyecto Reboot (Reviving, Boost, Optimizing and Transforming European Film Competitiveness), que está dirigido por la Universidad de Viena en asociación con 11 universidades (9 de la UE y 3 externas), entre las que se encuentra la Universidad Complutense de Madrid. Aquí, el investigador principal es Fernando Ramos Arenas, profesor del Departamento de Historia del Arte de la Facultad de Geografía e Historia.

Fernando Ramos lleva cuatro años como docente en la Universidad Complutense, y su carrera se ha centrado en cuestiones de patrimonio y cultura cinematográfica, “no tanto en las películas en sí, sino más bien en cómo son recibidas, cómo se fomenta el cine, cómo se crea el gusto…”. Explica que lleva ya embarcado en ese tipo de estudios desde hace doce años, en principio con películas referidas a los años 50 y 60, porque le parecen “un momento interesante para entender por qué determinadas obras hoy en día están en el canon y otras no, es decir, por qué consideramos una película mejor o peor que otra, que aunque nos parece algo evidente es algo que está construido culturalmente”.

Loreto Corredoira, profesora de la Facultad de Ciencias de la Información y coordinadora de la Cátedra Jean Monnet Modern Times, le informó a Ramos de que se había abierto la convocatoria de proyectos europeos Horizon 2022 donde podría encajar perfectamente su línea de trabajo. El profesor complutense contactó con colegas de Grecia, Austria y Bélgica, y los cuatro socios comenzaron a poner las bases de lo que al final ha resultado ser el Proyecto Reboot.

Hay que recordar que los proyectos Horizon están financiados por la Comisión Europea, en este caso con 3.823.000 euros (de los cuales 218.750 corresponden a la UCM), y que en el apartado de investigación e innovación en patrimonio cultural están dirigidos a un “mejor conocimiento y comprensión de las artes, la cultura y los valores europeos dentro de la UE e internacionalmente mediante el aprovechamiento de la creatividad de los socios del arte y el patrimonio cultural en Europa”.

Explica Ramos que en lo que respecta al cine, la Comisión Europea ve un problema principal, que es la falta de competitividad de nuestra producción audiovisual, y para eso está buscando investigaciones que proporcionen un “conjunto completo de conocimiento de la industria cinematográfica europea, que maximice sus fortalezas existentes, combinado con dimensiones estratégicas y tácticas para la optimización del potencial que tienen los públicos jóvenes europeos, entendidos como audiencias emergentes y como ciudadanos”.

Tras preparar el proyecto durante varios meses, se ha constituido un consorcio con universidades que incluyen también a la madrileña Carlos III, y que intentarán acercarse a la cuestión de la competitividad, “quizás no intentando encontrar la respuesta definitiva porque eso sería un poco arrogante por nuestra parte, sino tratando de escuchar a las distintas voces que están dentro de la industria y, también, en instituciones culturales institucionales”. La idea es acercarse a la problemática desde distintas perspectivas para ver qué se está haciendo actualmente dentro de Europa y cómo los distintos actores ven la cuestión del cine europeo.

Dentro de ese trabajo, la Complutense es la encargada de coordinar los estudios sobre la parte histórica de los últimos 25 años, algo que se va a hacer en coordinación con expertos de Finlandia, Polonia y Bélgica. La idea, de acuerdo con el profesor de la UCM, es analizar algunos casos para entender cómo se ha ido modificando la cuestión de la competitividad e intentar ver cómo ha cambiado en el último cuarto del siglo XX. La metodología de trabajo serán, fundamentalmente, entrevistas en profundidad a personas del campo de la industria cinematográfica, incluyendo a los nuevos actores de las plataformas audiovisuales que también están apoyando el desarrollo del cine europeo. Considera Ramos que actores como Netflix, son de “los que mejor ha entendido como unificar el producto para que funcione perfectamente en toda Europa”.

A raíz de esas producciones de plataformas se pone en evidencia una de las contradicciones del cine de la UE, porque “nos gustaría mejorar la competitividad, pero al mismo tiempo queremos que el cine europeo represente los valores de la Comisión”. De la financiación que hace Europa a determinadas producciones quizás no salgan películas que atraen “a las masas al cine, pero sí que son competitivas si se utilizan otros criterios no económicos, como la influencia que pueden tener, los premios que obtienen, o la capacidad de representar los valores europeos que hablan de la diversidad cultural”. De hecho, el profesor complutense cree que una de las razones por las que se ha elegido su proyecto entre los muchos que se presentaron a esta convocatoria de Horizon 202 es que han remarcado esa aparente paradoja que existe entre la competitividad en el sentido más económico y una que podría entenderse más social.

Con la parte de presupuesto que recibirá la Complutense, se van a contratar a dos personas que cubrirán los dos primeros años de un proyecto de tres, aunque tanto Fernando Ramos como Loreto Corredoira seguirán trabajando hasta el final del proyecto. De aquí a la conclusión del mismo, tendrán que ir presentando resultados parciales, y cuando termine se espera tener un informe que señale las fortalezas y las brechas generalizadas en la competitividad europea y que indique por dónde tienen que ir las políticas para el futuro en el ámbito de las audiencias, explorando las preferencias del público, así como los modos de producción de contenidos cinematográficos.